El joven venezolano señaló que la Arquidiócesis de México conoce el caso del cura pederasta y no ha tomado acciones al respecto
Regeneración, 28 de julio de 2021. José Leonardo Araujo Araque, víctima de abuso sexual a los 13 años, por parte del sacerdote paulino Juan Huerta Ibarra, en el estado de Mérida, Venezuela, comentó al medio Emeequis que fue un error de la Iglesia católica fue haber canonizado y convertido en “santo” al Papa Juan Pablo II.
Menciono que él fue quien “protegió a infinidad de sacerdotes que perpetraron miles de casos de abuso sexual a menores de edad”.
Autoridades eclesiásticas de México protegen a pederasta
“¡Un sacerdote que abusa sexualmente de personas indefensas es simple y sencillamente un delincuente!”, dijo Leonardo Araujo de 32 años, quien denuncia que las autoridades eclesiásticas mexicanas siguen protegiendo a este cura pederasta, originario de Jalisco.
En enero de 2020 el medio citado publicó el reportaje “Me tomó en la sacristía. Congregación católica resguarda en México a sacerdote acusado de pederastia”, en el que Araujo Araque señala que los abusos se dieron en la comunidad “Reina de los Apóstoles”, casa de formación de los aspirantes a ingresar a la congregación, en Venezuela, entre 2001 y 2002.
A la víctima lo acompañaron por Cristina Sada Salinas, activista de la asociación civil Spes Viva; Alberto Athié, exsacerdote y defensor de los derechos humanos, así como de José Barba, José Antonio Pérez y Ana Lucía Salazar, sobrevivientes de abuso por miembros de la Legión de Cristo (del extinto fundador de esa congregación, el sacerdote Marcial Maciel, acusado de 60 agresiones sexuales a menores de edad).
Juan Pablo II encubrió abusos
Araujo Araque lamenta que la Iglesia católica se guíe actualmente por las directrices de un hombre que encubrió estos abusos, como lo fue Karol Józef Wojtyla, mejor conocido como Juan Pablo II.
Responsabilizaban a los menores
En conferencia de prensa en el Club de Periodistas, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, el exsacerdote Alberto Athié expone que uno de los dictados del llamado “Ángel exterminador del comunismo” o “Papa viajero”, fue el de haber dado la instrucción que, en estos casos de abuso sexual de curas católicos en contra de menores de edad, se señalara que “ellos (los menores) eran los responsables”.
Así ocurrió con José Leonardo, las autoridades eclesiásticas de Venezuela y México le han dicho que, si verdaderamente se presentaron estos hechos, fueron “única y exclusivamente culpa suya”.
Arquidiócesis de México no ha tomado acciones
El joven venezolano puntualizó que la Arquidiócesis de México conoce el caso y no ha tomado acciones al respecto.
Incluso señaló que el sacerdote Juan Huerta Ibarra se encuentra en Iztapalapa, protegido por la Congregación Sociedad de San Pablo, conocida como Los Paulinos.
“La congregación Paulina en México no es muy numerosa. Son cerca de 70 integrantes, pero en la Ciudad de México hay aproximadamente 23. En agosto de 2019, estuvo en México el Superior General de Los Paulinos, Valdir José de Castro, quien vive en Roma, para presidir el XIII Capítulo General, donde se estableció el Plan de Acción de la congregación, en el cual se designó como nuevo provincial al padre Oliveiro Mondragón”, mencionó.
Por ello, José Leonardo dice que es probable que De Castro estuviera enterado de la presencia del sacerdote Huerta Ibarra durante su visita a México.
En la conferencia, Araujo Areque puntualiza que en agosto de 2020, la Dirección del Ministerio Público para la Protección de la Familia en Venezuela, instruyó a la Fiscalía 79, con competencia en todo el territorio nacional, para conocer del caso, con sede en la ciudad de Caracas.
“La Fiscalía de Venezuela ha realizado las diligencias necesarias para investigar el caso. El padre Huerta conoce perfectamente este proceso penal, pero él afirma ser inocente. Pero si es así, ¿por qué no ha ido a Venezuela a dirimir su inocencia en los órganos penales?”, sentenció.
Caso para la Arquidiócesis
Dijo que el 4 de junio de 2020, la Nunciatura de México le informó que su caso sería turnado a la Arquidiócesis, por ser esta instancia el Tribunal Eclesiástico Metropolitano.
Para el 20 de noviembre, José Leonardo fue informado por la Arquidiócesis de México, en una reunión que sostuvo con el vicario judicial y los superiores provinciales de la Sociedad de San Pablo, que ya se realizaba una investigación en contra del sacerdote Huerta Ibarra.
Posteriormente, en enero de este año, le notificaron que el caso lo llevaría el vicario judicial José Romero Rodríguez.
Ocultaron al cura pederasta
Luego de dos años de buscar su paradero, ya que el superior general de “Los Paulinos” en Roma, Valdir José de Castro, ocultó a ese cura pederasta en Chicago, Estados Unidos, después en La Habana, Cuba, y ahora en la Ciudad de México, José Leonardo dijo que en agosto de 2019 se enteró que Juan Huerta Ibarra se encontraba en México y “participaba en su labor pastoral pese a que ya la congregación de Los Paulinos tenía conocimiento de las denuncias eclesial y civil presentadas”.
El abuso
Araujo Araque narra que cuando se dieron esos abusos sexuales el clérigo tenía 46 años de edad: “En aquellos días se fue acrecentando la amistad entre nosotros, entregándome obsequios tales como franelas, medallas, libros religiosos, lámparas, llaveros, invitaciones a viajes a la ciudad de San Cristóbal, Estado de Táchira, y a la ciudad de Caracas”.
El cura Juan Huerta Ibarra
Huerta Ibarra nació en 1954, en el estado de Jalisco. Fue ordenado sacerdote en la década de los ochenta. Desde entonces se integró a la Sociedad de los Paulinos y, en 2001, fue nombrado Superior y fundador de la Comunidad Reina de los Apóstoles.
Esta comunidad fungía como casa de formación para los aspirantes a ingresar a
la congregación en el estado venezolano de Mérida. Su nombramiento corrió a cargo del Superior de los Paulinos, Gabriele Celadin.
Entre el 3 y el 11 de agosto de 2019, el sacerdote Huerta Ibarra fue visto en México,
y que se enteró que estaba designado como responsable de atender al público que
asistió al pabellón de las ediciones Paulinas, en la XXI Feria del Libro Católico, celebrada en el atrio de la Basílica de Guadalupe.
“Ahí pudo comprobarse también que el sacerdote convivía con seminaristas. Pero de acuerdo con el Motu Proprio ‘Vosotros sois la luz del mundo, mientras un sacerdote
está sometido a proceso de investigación canónica, no debe permitirse que tenga acercamiento con jóvenes”, subraya José Leonardo Araujo.