5 de mayo, la batalla

5 de mayo, la batalla

 

LA BATALLA DE PUEBLA

Terminada la larga y sangrienta lucha denominada “Guerra de Tres años”, y elegido como Presidente Benito Juárez para el periodo 1861-1865, el gobierno mexicano se encontraba sin recursos con que atender los gastos más urgentes de la administración pública, ya que de los ingresos que se percibían, el 91% se destinaba al pago de la deuda externa y al sostenimiento del ejercito.

Dadas esas circunstancias., el 17 de junio de 1861, el gobierno se vio obligado a suspender por dos años el pago de todas las deudas públicas, a fin de nivelar su presupuesto y atender las necesidades básicas de la población y del país.

La suspensión de pagos a las naciones extranjeras, fue sólo el pretexto que cristalizó la idea de intervenir nuestro país; pues los conservadores mexicanos que, habiendo perdido la esperanza de recuperar el poder por si mismos, habían recurrido a las cortes europeas en demanda de apoyo, con el fin de traer a un príncipe extranjero a gobernarnos. 

ALIANZA MILITAR TRIPARTITA

Con el Convenio de Londres (31 de octubre de 1861), España, Inglaterra y Francia se unieron y acordaron invadir nuestro país para asegurar el pago de sus créditos. Para llevar a cabo sus propósitos formaron una Alianza Militar Tripartita que dominaría las aduanas mexicanas, aunque se hablaba de respetar la integridad nacional y el gobierno constituido.

Si bien el motivo común era el pago de sus deudas, tenía otras pretensiones e intereses particulares, por ejemplo:

España se encontraba ya sin colonias, con un comercio decadente y su industria muerta aspiraba al establecimiento de un gobierno conservador que le hiciera posible recobrar parte de sus antiguos dominios.

Inglaterra, con un gran poderío industrial y financiero había extendido su imperio colonial por Asia y África y aspiraba ensanchar sus dominios en América.

El imperio Francés se había desarrollado y quería contener el avance de los Estados Unidos, y a la vez ofrecer a la burguesía francesa la oportunidad de abrir nuevos mercados y establecer ricas colonias mineras.

Con una bandera común, pero con distintos fines, los ejércitos de los tres países aliados salieron rumbo a México. La armada española fue la primera en llegar a Veracruz (diciembre de 1861), posteriormente las fuerzas inglesa y francesa arribaron en enero de 1862.

Los representantes de las tres potencias enviaron un ultimátum al gobierno de Juárez, en el que pedían el pago de sus deudas y la satisfacción de los “daños” hechos a sus representantes diplomáticos. Juárez contestó a éste manifestando sus deseos de llegar a un arreglo amistoso, e invitando a los representantes de las mismas a tener una conferencia con los Ministros de Relaciones Exteriores de México, Manuel Doblado, para determinar el monto de las deudas. También derogó la ley por la cual se había declarado suspendido el pago de la deuda exterior, y declaró  “traidores a la patria” a los mexicanos que apoyaban  la intervención.

 

TRATADO DE LA SOLEDAD

Las naciones aliadas aceptaron la propuesta de Juárez y en febrero de 1862 en el pueblo de La Soledad, se reunieron el General Primm, representante de los aliados y Manuel Doblado representante de México. En estas conferencias preliminares, se aprobaron los siguientes puntos:

  1. El reconocimiento del gobierno de Juárez.
  2. La declaración de que las potencias respetarían la integridad y la independencia nacional
  3. Las negociaciones se llevarían a cabo en Orizaba, y las fuerzas aliadas establecerían sus cuarteles en las ciudades de Córdoba, Orizaba y Tehuacan.
  4. En caso de declararse rotas las relaciones, las tropas aliadas volverían a los puntos que inicialmente ocupaban en la costa de Veracruz.

 

INTERVENCIÓN FRANCESA

A principios de marzo de 1862 llegó a Veracruz el conde Laurencez con nuevos refuerzos para los franceses. También llegó el General Almonte, que se declaró jefe supremo de la nación y otros conservadores identificados como enemigos del gobierno liberal, quienes habían asegurado a los franceses que, al presentarse las fuerzas intervensionistas, una gran parte del pueblo mexicano se levantaría en armas para destruir a Juárez,  situación que no sucedió.

Cuando los representantes de  Inglaterra y España se dieron cuenta de que el propósito de los franceses era derrocar al gobierno de Juárez para traer después a gobernar a un representante suyo, declararon rota la alianza (abril de 1862), y después de arreglar satisfactoriamente sus respectivas reclamaciones con el gobierno de Juárez, decidieron reembarcarse con sus tropas.

El ejercito francés en cambio, se negó a retroceder a sus posiciones iniciales como se había convenido, y el conde Laurencez ordenó el avance de su ejército  hacia el interior del país.

Dicho ejercito estaba compuesto de 6 mil hombres, perfectamente armados y disciplinados, con abundantes víveres y municiones, y eran considerados excelentes soldados a causa de sus brillantes victorias en Europa. A este ejercito invasor vinieron a sumarse varias partidas conservadores, mal armadas, que al mando de Leonardo Márquez se incorporaron a Almonte.

 

BATALLA DE 5 DE MAYO

Laurencez creía fácil vencer al ejercito mexicano, por lo que, sin previa declaración de guerra y sin tomar las precauciones necesarias, ordenó el asalto a los fuertes de Loreto y Guadalupe, que defendían la ciudad de Puebla.

El general Ignacio Zaragoza, al mando del ejercito mexicano compuesto de 4, mil 800 hombres, se fortificó en la ciudad de puebla para detener el avance del ejercito invasor que fue rechazado con grandes pérdidas al intentar repetidas veces tomar las fortificaciones, teniendo al fin que abandonar el campo y retirarse  vencidos y perseguidos por la caballería mexicana.

La noticia del triunfo de las armas republicanas en Puebla llenó de entusiasmo a todo el país; sin embargo, si militarmente la batalla del 5 de mayo no detuvo el avance del ejercito francés; moralmente levantó a la República del concepto de desánimo y cobardía en que sus enemigos la suponían hundida.

La injusta intervención francesa despertó grandes simpatías por la causa de México en toda América y en los sectores liberales europeos; la prensa española, inglesa y francesa censuraba a Napoleón y abogaba por el retiro de las tropas invasoras.

Hay dos importantes razones en el gran significado que tuvo la batalla de Puebla por México. Por un lado, el frente unido de la población mexicana, reforzó la identidad nacional. Por otra parte, la experiencia de la invasión francesa contribuyó a definir algunos de los principios fundamentales de la política exterior de México, vigentes en las relaciones internacionales:

  • El respeto por la soberanía y la integridad territorial.
  • La no agresión.
  • La no interferencia en los asuntos internos de otros estados – la conciliación de diferencias a través de la negociación y no a través de la fuerza, y
  • la coexistencia pacifica.