Francisco Franco, dictador español, ya no gozará de los homenajes que suponía sus restos en mausoleo, incluso construido por presos políticos de su régimen
Regeneración, 24 de octubre del 2019. Francisco Franco ya no será homenajeado en mausoleo. Sus restos fueron trasladados a una cripta más modesta. Se trata de la aún honda huella del golpe de estado de derecha fascista que duró 40 años.
Tras el levantamiento en 1936 contra de la República finalmente la derecha golpista tomó el poder en España.
Francisco Franco gobernó desde 1939 hasta 1975. Lo que se conoce los 40 años de penas españolas.
Sus restos reposaban bajo la Santa Cruz del Valle de los Caídos.
Dicha construcción monumental fue ordenada por Francisco Franco como sepultura de la élite de la Falange Española.
Se sabe que dicho monumento fue construida con mano de obra de prisioneros políticos del régimen.
El Mausoleo a Franco representó desde siempre el encumbramiento de la muerte en prisión del célebre Unamuno, del asesinato de Lorca, de la bota militar al grito de «Muera la inteligencia».
Ser del bando capitalista le valió 40 años: triunfar contra la República, luego militar dentro del «bando perdedor» del eje Roma-Berlín-Tokio y pasar a ser aliado de EU en la guerra fría y hasta su muerte.
1975, la gris muerte de Francisco Franco
«Cuando murió Franco una camarada sacó botella de cava, bebimos en vasos pobres. Sin alegría».
Y ciertamente, otros testimonios hablan de cortinas corridas y puertas atrancadas, para por ejemplo, en Barcelona, y sigilosamente beber, precisamente «en vasos pobres. Sin alegría»
«Tampoco hoy la merece, esto significa menos que aquello. Es una farsa sin valor y sin efecto».
Y es que el traslado del dictador del cuestionado mausoleo derivó en tintes de homenajes.
El sacerdote Ramón Tejero y los nietos de Franco salen del cementerio de Mingorrubio portando una bandera preconstitucional, indicó el diario El País.
El féretro llevó una bandera española, un crespón y fueron lanzados vitores favorables.
En el sentir de los familiares de las víctimas, y en general del público republicano se entiende la reflexión:
«Franco y sus militares fascistas triunfaron y lo dejaron atado y bien atado. Lo demás, farsa».
–«Si se sacara el féretro de Hitler, de Pinochet, con esta pompa, con estos honores, ¿alguien pensaría que se está reparando a las víctimas?» – se abonó a la crítica en Twitter.
–«Podría haber sido un acto genuino de memoria democrática. Pero lo visto es tan ofensivo que hace pensar que Franco no ha muerto del todo«,- añade el comentarista.
Cabe resalta que al respecto el portal de El País, puntualizó:
«Por mucho que pueda resultar desagradable oír el grito de «viva Franco» de la familia, difícilmente se puede considerar delito de odio y lo más razonable es enmarcarlo dentro de la «libertad de expresión»
Sinaia, la historia del barco de los exiliados españoles
En 1939 arriba a Veracruz el buque Sinaia con mil 800 exiliados que huyen de represión de Francisco Franco. Reciben asilo del gobierno mexicano de Cárdenas
Regeneración 13 de junio de 2019. El barco repleto de exiliados llegó a Veracruz hoy hace exactamente 80 años. Transportó durante sus dos décadas de existencia no sólo a republicanos españoles. Era llamado el buque de la vida aunque quedó hundido por los nazis.
La historia del buque data de 1924 a 1946, es decir, 22 años durante los cuales surcó el mar que separa Europa.
Fue la reina María de Rumania quien amadrinó el lanzamiento del buque.El Sinaia medía 112 metros de longitud y pesaba 12 mil toneladas.Viajaba a una velocidad de 14 nudos y se planeó para transportar a 132 pasajeros en cabina y 522 en la zona de tercera clase.
Sin embargo, cuando llevó refugiados españoles cargó hasta mil 599 personas en un solo viaje.
Antes de llegar a Veracruz el barco ya había recorrido numerosos rincones del mundo.
En sus placas de metal se registran la historia de migrantes de Marsella, viajes de musulmanes, expediciones nudistas, etc.
El barco además fue decomisado por el gobierno de la Alemania nazi tres años después de su llegada a Veracruz.
En esta temporada ocupó como hospital en flota.
Los viajes del buque terminaron en 1944, el último año de la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército alemán lo echó a pique para que sirviera como bloqueo en altamar ante el avance de los aliados occidentales que ya habían invadido Francia.
Por ello permaneció en el fondo del océano dos años más, y finalmente en 1946 fue reflotado y desbaratado por completo.
Un viaje difícil a México
Para llegar a México en su viaje más conocido, zarpó de Sette en Francia.
El viaje duró 18 días entre mayo y junio de 1939 con mil 599 pasajeros a bordo, entre escritores, periodistas, abogados, ingenieros, niños y mujeres con historias distintas.
La población que zarpó el 23 de mayo del puerto parisino fue de 307 familias compuestas por 953 varones, 393 mujeres y el resto niños menores de 15 años.
En la lista de pasajeros se encontraban nombres destacados como Pedro Garfias, Tomás Segovia, Ramón Xirau, José Gaos, Eduardo Nicol, Adolfo Sánchez Vázquez, Julio Mayo, Manuel Andújar y Benjamín Jarnés.
Un viaje duro, de hacinamiento, hambre y tristeza al abandonar el país de origen.
Se montó en el viaje un mimeógrafo en el que redactó un periódico con la información llegada por radio.
También se realizaban conferencias sobre temas generales de historia, geografía, sociedad, economía y política de México para conocer el país que los recibiría.
A las cinco de la tarde del 13 de junio de 1939, el Sinaia atracó en el puerto veracruzano.
Una comitiva del gobierno mexicano junto con 20 mil personas de sindicatos y asociaciones civiles dieron la bienvenida a los refugiados.