Ataques a Gatell, la banalización de la calumnia en el Senado

Triquiñuelas lingüísticas de los conservadores para calumniar a Hugo López-Gatell. Preguntas-acusación y preguntas-mentira, su método

El compa Gatell, rifado...
El compa Gatell, rifado…

Regeneración, 6 de junio del 2020. En el texto la autora recorre el actuar de la senadora conservadora Alejandra Reyes, muestra como su objetivo no es legislar ni debatir sino calumniar, precisamente porque carecen de argumentos, pero que se presentan de manera sofisticada y como parte de una campaña mediática más amplia en vistas las elecciones 2021.

La banalización de la calumnia en plena Cámara Alta

El caso de la senadora Alejandra Reynoso Sánchez y el subsecretario Hugo López-Gatell

Por Beatriz Aldaco*

Las preguntas-respuesta.

“¿De qué color es el caballo blanco de Napoleón?” es una pregunta-respuesta.

Para salir avante del divertimento lingüístico sin acudir con desesperación a alguna fuente histórica para responder correctamente,basta prestar la debida atención a la composición de la frase. Nada distinto a lo que exige todo acto comunicativo.

La pregunta-acusación pertenece a la misma familia de triquiñuelas lingüísticas. Si usted quiere que alguien confiese una traición no le pregunte directamente si la cometió, idee una interrogante como ésta: “El día que te fuiste con Álvaro no traías el carro azul, ¿verdad?”.

Si el o la interlocutora no digiere bien el enunciado puede caer en la trampa retadora respondiendo con indignación que sí, que sí manejabe ese día el automóvil azul, con lo que acepta tácitamente su culpabilidad.

Pregunta-acusación de legisladora a funcionario.

En la comparecencia del subsecretario Hugo López-Gatell (LG) con los senadores el pasado 27 de mayo, la legisladora panista Alejandra Noemí Reynoso Sánchez trasladó ese juego que normalmente se ejerce en el ámbito informal, al oficial, al formular al médico la siguiente pregunta-acusación:

«¿Se arrepiente de no haber señalado los errores del presidente diciendo lo que era realmente correcto y que pudo haber salvado muchas vidas? Sí o no».

Analicemos:

  1. El inicio de la pregunta presupone que existe una culpa de la que el funcionario tendría que arrepentirse;
  2. Da por sentado que el presidente de la república cometió errores (sin decir cuáles);
  3. Asegura que LG omitió señalar los errores que según ella cometió el presidente;
  4. Sostiene que LG no indicó a la ciudadanía hacer lo correcto;
  5. Da por cierto que sin la supuesta omisión de LG pudieron haberse salvado muchas vidas;
  6. Pretende que LG sólo pueda contestar con un “sí” o un “no”, como ocurre en los interrogatorios judiciales, autoubicándose en una jerarquía superior al subsecretario, como juez que dictamina a un acusado a quien, por si fuera poco,considera de antemano culpable.

Una respuesta ecuánime a las graves imputaciones.

En un tono prepotente, soberbio y agresivo, Reynoso Sánchezacusa tácitamente al funcionariode las muertes de muchos ciudadanos.¿Qué respuesta merece una incriminación de esa magnitud?

Veamos la respuesta del subsecretario sobre ese punto:

“Cuando usted me hace preguntas que están fabricadas o preorientadas a asumir verdades inexistentes, o hablar de errores del presidente, o hablar de ‘arrepentimiento’ porque se me ha orientado políticamente en mi actuar (…);cuando alguien hace una acusación desde luego tiene la carga de la prueba y sería procedente expresar cuáles son esas pruebas. En mi caso (…) estoy acostumbrado a un principio fundamental que se llama precisamente ‘la evidencia’”.

Con elegancia y ecuanimidad,LG responde previniendo: “Si me va a acusar, pruébelo”.

Retahíla de agresiones, preguntas-mentira y de nuevo una grave acusación.

En otras frases pronunciadas por la senadora sobre la actuación de LG en el marco de la pandemia, lo acusa de incompetente, improvisado y embustero: «Parecía que era como jugar a atinarle» (en referencia a la proyección de muertes); «¿A quién quieren engañar?»; «Le pedimos que deje de una vez por todas de improvisaciones, de cambiar cifras”.

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La siguiente pregunta-mentira muestra que Reynoso Sánchez no tuvo el interés en informarse del tema objeto de la comparecencia, o bien deliberadamente fabricó falsedades, puesto que la afirmación que encierra su pregunta es falsa:

«¿En verdad no le da vergüenza que seamos el país que menos pruebas aplica?».

En esta otra frase vuelve a culpar al funcionario de la pérdida de vidas humanas: “Sigamos las recomendaciones, las mentiras ya costaron muchas vidas”.

Respuestas didácticas ante las graves acusaciones.

Sólo la serenidad y la convicción de no romper los protocolos de la tolerancia y la corrección política hicieron que el subsecretario no detuviera la comparecencia.

En su lugar, y dado que los temas sobre los que Reynoso Sánchez bordó sus preguntas-acusaciones y calumnias han sido decenas de veces explicados en las conferencias vespertinas de la Secretaría de Salud y en bastantes ocasiones más en las mañaneras, el funcionario optó por:

  1. Aludir a la posible poca familiaridad de la legisladora con los temas de salud (“Usted posiblemente… no lo asumo, lo tomo nomás como una posibilidad, tiene poca familiaridad con el sistema nacional de salud…”).
  2. Utilizar, como suele hacerlo en sus presentaciones, la estrategia didáctica de enmarcar el aspecto particular que está en discusión en un contexto más amplio. Lo hace a menudo y es una de las características sobresalientes de sus exposiciones y de sus respuestas a los reporteros, mujeres y hombres, que acuden a las conferencias. En lugar de poner en evidencia la falta de orden ético pero incluso también legal en la que estaba incurriendo la senadora y hacer imposible la continuación de la comparecencia, optó por atribuir los dislates de la legisladora a su falta de atención.
  3. Explicar que la atención, el razonamiento, la conciencia, las emociones, el lenguaje, la memoria, el aprendizaje, son funciones mentales superiores y que si falla la atención, es posible que las otras funciones no se ejecuten con efectividad.Es decir, dado que por sus intervenciones se colige que la senadora no ha puesto atención en la información oficial, es posible que no esté razonando ni expresándose bien, ni tenga plena conciencia de la naturaleza del tema, ni pueda manejar sus emociones de la mejor manera; es posible que su aprendizaje se vea mermado y por supuesto que no recuerde lo que por su falta de atención no vio o no escuchó bien.

¿Misoginia?

Lo único que ocasiona el tachar automáticamente de misógina la respuesta de un varón a la agresión, falta de respeto, acusación, calumnias cometidas por una mujer, es dañar al feminismo, salpicar con despropósitos un movimiento y una lucha que ha costado mucho posicionar para que la sociedad y los gobiernos comprendan y ejecuten la nobleza de sus principios.

No existe elemento alguno que pruebe que hubo violencia de género en la respuesta de López Gatell; no fue la “contestación a una mujer que es inferior a él”, sino a una persona que lo está acusando gravemente.

Quien dio la pauta para todas y cada una de las respuestas del funcionario fue la legisladora con sus preguntas-acusación, con sus preguntas-mentira.

Una disculpa no significa aceptar acusaciones.

Ante la exigencia de la senadora de una disculpa por parte del subsecretario, éste decidió hacerlo en la conferencia vespertina sobre el Covid 19 del lunes 1 de junio, aunque en ningún momento aceptó las acusaciones de Reynoso Sánchez. Así se resume su disculpa:

  1. Asienta que las preguntas de la senadora estaban basadas en algo que no había sucedido: “Por ejemplo, me preguntaba ‘se arrepiente usted de no haber tomado decisiones oportunamente’. Está suponiendo que yo no he tomado decisiones oportunamente”. (La pregunta-acusación).
  2. Suaviza el tema de las acusaciones denominándolas “casi acusaciones”: “Yo pedí respetuosamente NO SÓLO A ELLA SINO AL RESTO DE QUIENES ME HICIERON PREGUNTAS que primero presentaran las pruebas correspondientes al señalamiento, que me parece casi acusatorio”. (Las altas son énfasis mío).
  3. Niega ser misógino: “He promulgado siempre respeto, la defensa, la promoción de la igualdad de los géneros no solamente entre hombres y mujeres sino entre una enorme diversidad de identidades genéricas que existen en el mundo”.
  4. Refrenda respeto por la senadora y por todos sus interlocutores: “No es mi intención ofender a nadie, ni a la senadora Reynoso ni absolutamente a nadie”.
  5. Aclara que es respetuoso de la separación de poderes: “Estoy consciente de que soy un funcionario, que estoy suscrito a los poderes de la Unión y los otros dos poderes merecen mi respeto y toda mi consideración”.
  6. Declara que según sus convicciones, si una persona pide que se disculpen con ella ésta tiene el derecho de recibir la disculpa aunque el disculpante no acepte que haya habido ofensa de por medio: “Ahora pienso, no sólo ahora sino lo he pensado siempre, si alguien se siente ofendido y pide una disculpa ese alguien tiene derecho a que se le dé una disculpa y yo no voy a cuestionar si es válido o no en su pèrcepción (de la senadora) que fue ofendida”.
  7. Se disculpa: “Le pido una disculpa a la senadora Alejandra Noemí Reynoso Sánchez, legisladora, senadora de representación proporcional por Guanajuato, del Partido Acción Nacional. Le pido una disculpa, senadora, si le ofendí créame que no fue mi intención”.
  8. Reitera la disculpa y le agradece: “Le pido una disculpa y le agradezco su señalamiento, que me va a llevar a desarrollar mejor mis capacidades de comunicación, gracias a su observación”.
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La banalización de la calumnia.

Estamos, pues, frente a un episodio más de banalización de la calumnia amparada en un mal entendido derecho a la libertad de expresión, sólo que en esta ocasión el suceso ha tenido lugar en el seno de una de las dos cámaras de que se compone el Poder Legislativo Federal, una instancia legal poderosa y emblemática.

A pesar de la disculpa del subsecretario Hugo López-Gatell y no satisfechos los legisladores panistas con la reprobable actuación de Reynoso Sánchez en la comparecencia, la queja por “violencia de género” fue emitida por la bancada del PAN y se turnó a la Unidad de Género de la Cámara Alta.

Beatriz Aldaco* La Matria (II)

 Véase La Matria I, La caravana Anti-AMLO y los ardides de la sinrazón