María y Víctor fueron secuestrados y torturados por el CJNG en Aguililla

A María y a Víctor, su hijo, los secuestraron integrantes del CJNG el pasado 2 de junio. A él lo torturaron y asesinaron, a ella la golpearon y obligaron a presenciar las agresiones contra el joven. 

María y Víctor fueron secuestrados y torturados por el CJNG en Aguililla

Regeneración, 4 de julio del 2021. María y Víctor, su hijo de 20 años, fue secuestrada el 2 de junio de este año por integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Aguililla, Michoacán, municipio controlado por el narcotráfico.

Ese día 4 sicarios llegaron a su casa y sacaron al joven por la fuerza, Víctor gritaba desesperadamente, de acuerdo con Vanguardia. María intervino y les pidió que lo soltaran; sin embargo, la tomaron del cabello, la arrastraron hasta un automóvil y le dieron patadas para obligarla a subir. Uno de los golpes le rompió la nariz.

Los sujetos se llevaron a María y a Víctor en carros diferentes, los trasladaron a un paraje deshabitado. Ahí los golpearon con barrotes, pues les exigían la ubicación de dos personas que ninguno de los dos conocía.

En el lugar, obligaron a María a ver cómo torturaban a su hijo. Dos hombres le echaron ácido en su cara y brazos. Ella recordó que él le pidió perdón y creía que los iban a asesinar a ambos.

“Me lo quitaron y le echaban ácido en los ojos, lo quemaban, le echaban en el cuerpo, él sentía a morirse, él gritaba mamá defiendeme y cómo lo defendía, ocho horas nos tuvieron así”, explicó con lágrimas y voz quebrada.

Además, Víctor fue violado en repetidas ocasiones por los criminales, afirmó María. Después de eso los separaron y se llevaron a Víctor, a ella la aventaron a una zanja de la que no pudo salir. Antes de hacerlo la obligaron a hacer un video en el que dijo que la liberaron gracias a Nemesio Oseguera Cervantes, «El Mencho», líder del CJNG.

Después de lo ocurrido, la mujer huyó con sus otros dos hijos a Tijuana, ahí se encontró con el pastor Alberto Rivera, quien dirige el albergue Ágape.

El viernes pasado, María y sus dos hijos entraron a Estados Unidos para reunirse con familiares que viven en San Diego, donde esperarán la decisión de un juez que resolverá su estancia en el país norteamericano.