Liberan a la Reina del Pacífico, Sandra Ávila

Sandra Avila

Sandra Ávila Beltrán abandonó este sábado el Cefereso de Tepic, Nayarit después de siete años de prisión.

Regeneración, 7 de febrero de 2015. Sandra Ávila Beltrán, conocida como «La Reina del Pacífico», abandonó hace alrededor de las 22:00 horas de este sábado el Centro Federal de Readaptación Social Número 4 de Tepic, Nayarit, informaron fuentes federales. Un juez federal ordenó su liberación al desechar 

El 5 de septiembre de 2014, Sandra Ávila Beltrán fue condenada a cinco años de prisión por el delito de operaciones de procedencia ilícita.

Esta tarde, la PGR anunció que la resolución del Tribunal Unitario de Jalisco no podía ser apelada debido a que éste resolvió que ‘La Reina del Pacífico’ ya había sido juzgada por el mismo delito tanto en México como en el extranjero. 

Sandra Ávila Beltrán fue detenida el 28 de septiembre de 2007 en la ciudad de México junto con Juan Diego Espinoza Ramírez. Un año después un juez le dictó auto de formal prisión por el delito de “lavado” de dinero, por lo que en el mismo año fue trasladada a un penal federal en Nayarit. Aunque un juez federal negó su extradición a los Estados Unidos, en agosto de 2012 es llevada a ese país para ser juzgada en por tráfico de cocaína.

En abril de 2013 se declara culpable en un tribunal federal de Estados Unidos por el delito de asistencia económica a un narcotraficante convicto, por lo que se le condenó a 70 meses de prisión, tiempo que compurgó durante el periodo que permaneció en la cárcel en México.

Al cumplir con la sentencia, el 20 de agosto de 2013 fue deportada a México y una vez en territorio nacional fue recapturada por el cargo de “lavado” de dinero y por el cual fue sentenciada a cinco años de cárcel.

(Fuentes: El informador, El Universal y agencias)
En El País dice su crónica:
La Reina del Pacífico tiene 54 años, ha engordado y su mundo, el de los grandes padrinos del narco mexicano, hace tiempo que colapsó. Ahora es simplemente Sandra Ávila Beltrán, una expresidiaria de pelo medio teñido, a la que un tribunal ha puesto en libertad tras revocarle la última sentencia que le quedaba por cumplir. Su salida de la cárcel de Nayarit, en la costa del Pacífico, termina con un periplo penitenciario que arrancó el 28 de febrero de 2007 cuando fue apresada junto a su pareja, Juan Diego Espinosa, alias El Tigre, al abandonar un Vips de la Ciudad de México. Aquel día, su captura fue exhibida por el presidente Felipe Calderón como un logro mayor.

Durante años había sido perseguida por las autoridades mexicanas y la agencia antinarcóticos estadounidense (DEA), más que por su poder, un factor que judicialmente nunca se llegó a demostrar, por su conocimiento casi genético del laberinto en el que se deslizaban las grandes bandas de narcotraficantes. Sobrina de Miguel Ángel Félix Gallardo, El Padrino, considerado en los ochenta el jefe de jefes mexicano, su vida había transcurrido a la sombra de capos como los Caro Quintero, Beltrán Leyva, Ismael Zambada García, El Mayo, o el propio Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, dueño y señor del cártel de Sinaloa. Esta intimidad con los mayores criminales acrecentó una leyenda forjada en su historia de mujer fatal. Sus dos maridos, ambos agentes de la autoridad pasados al lado oscuro, habían muerto apuñalados y a traición. Uno por la espalda, otro mientras convalecía en un hospital. Su imagen exuberante, su pasión por las joyas (se le incautaron 179 tras su detención) y sobre todo, su presencia constante en las grandes festejos que solían ofrecer los capos, muchas veces con la presencia de autoridades, culminaron este ascenso al dudoso cielo de las narcoleyendas. A la Reina del Pacífico se le dedicaban corridos y servía de inspiración para escritores. Tanta fama no cayó en saco roto. Cuando la detuvieron, la maquinaria de Felipe Calderón aprovechó para apuntarse un tanto y presentarla al mundo como una de las piezas claves del narcotráfico entre Colombia y Estados Unidos. Acababa de arrancar la brutal guerra contra el narco que dejaría un reguero de 80.000 muertos y 20.000 desaparecidos.

Sandra Ávila Beltrán permaneció cinco años encarcelada en penales mexicanos. En agosto de 2012, tras alguna sospechosa absolución en México, fue extraditada a Estados Unidos bajo la acusación de conspirar para importar y distribuir cocaína. Los cargos, que podían acarrearle la cadena perpetua, se diluyeron y tras negociar con la fiscalía se declaró culpable de haber asesorado a su pareja, El Tigre, considerado el enlace entre el narco colombiano y el cártel de Sinaloa. A la condena de 70 meses se le descontó el tiempo transcurrido en penales. En agosto de 2013 volvió a pisar tierra mexicana. Y este viernes, un tribunal admitió su último recurso contra una sentencia por lavado de dinero al considerar que ya había sido juzgada por este delito. Anoche, Sandra Ávila Beltrán cruzó el umbral de la cárcel. La Reina del Pacífico vuelve a estar libre.