¡Al ladrón, al ladrón!, vociferan los personeros de PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, INE, Mexicanos Primero, los locutores de los noticieros radiotelevisivos y, desde luego, del SNTE, en una brutal, desproporcionada y nauseabunda escalada mediática en contra de los profesores de este país.
La corrupción política, social, económica y religiosa es una enfermedad endémica enraizada en México durante los pasados 90 años por las agrupaciones que dieron vida al Partido Nacional Revolucionario, al Partido de la Revolución Mexicana y al Partido Revolucionario Institucional. Ahí es donde el preclaro burócrata de Atlacomulco, estado de México, Emilio Chuayffet, debía enfocar sus investigaciones y no en los procesos democráticos de los maestros oaxaqueños, que se convierten hoy en el mejor ejemplo de dignidad, rebeldía y resistencia, ante la actitud del Estado de abatir toda oposición a la mal llamada reforma educativa.
Los mentores de la CNTE y de otras entidades federativas luchan por preservar las conquistas democráticas, entre ellas, el derecho al trabajo, logradas gracias a la lucha y sacrificio de miles de docentes durante varias décadas. Los maestros de México han sido y son piedra angular de esta nación; no permitamos que políticas aplicadas con criterios neoliberales manchen la cualitativa formación de millones de mexicanos, que fue y es llevada a cabo por los profesores mexicanos, al menos durante los pasados 100 años.
Orgullosamente normalistas: Hugo Moreschi Oviedo, Celia López, Efraín Gracida Camacho, Luz María Rojas Tapia, Héctor Sosa y Enrique Ávila Carrillo
México, Regeneración; 25 de julio del 2015.