Convertir a sus muertos en diamantes, práctica cada día más popular

La empresa que convirtió al arquitecto mexicano Luis Barragán en diamante, ofrece planes al alcance del bolsillo para todos.

 

diamante

Regeneración, 03 de noviembre de 2016.- Pese a la prohibición del Vaticano para profanar restos mortales, hoy existen varias funerarias que ofrecen convertir a los seres queridos en un diamante.

La técnica, se empezó en 2004, cuando una empresa Suiza convirtió las cenizas de un fallecido en aquel país; un año después llegó a México y de aquí fue a Estados Unidos y Canadá.

Es Algordanza Norteamérica la empresa que podría convertir a su ser querido en la joya de la familia, como fue el caso de Luis Barragán, el famoso arquitecto que se convirtió en un diamante hace poco. Pero la añoranza de conservar los restos con esta técnica se ha popularizado y varias personas de muchos estratos sociales lo está buscando.

“Mucha gente, no necesariamente de clase alta, las tiene en su sala o cargan con las cenizas de sus difuntos, pero cuando se les explica que pueden fabricar un diamante les encanta la idea y preguntan incluso si pueden tener facilidades de pago”, contó Arturo Lozano, CEO de Algordanza

El diamante que se formó con el cuerpo de Luis Barragán, fue el trabajo más controversial que han hecho en México y es el más grande que se ha hecho, dado que su tamaño fue 2.2 kilates.

“La artista Jill Magid nos llevó 525 gramos de la cenizas directamente a Suiza” para que se le fabricara un diamante genuino, agrega.

Jill Magid solicitó a Algordanza una pieza con mucho arte y con mucha belleza por ser de las cenizas del arquitecto mexicano de mayor renombre.

Sin embargo, no sólo Barragán ha sido convertido en piedra, también otras familias han buscado este destino para las cenizas de sus seres queridos; y en el caso de las personas que no tienen mucho dinero, la empresa ha hecho planes de pago.

“Hay personas que pagan 20por ciento de anticipo del servicio, unos meses 20 por ciento más y lo demás hacen el pago a un año”, comenta.

“El costo de los diamantes van desde de los 69 mil pesos, lo cual varía según el tipo de cambio, el tamaño y el corte que elijan”, calcula el directivo de la empresa de origen suizo.

Los diamantes ofrecidos a los clientes mexicanos, estadounidenses y canadienses son genuinos, dado que no se les agrega carbono ni tampoco ningún color y “viene la esencia de las personas”, señaló.

Así que ya sabe, si usted desea convertirse en un diamante cuando pase a mejor vida, puede convertirse en una piedra preciosa, siempre que no le importen las restricciones del Vaticano.

Vía Forbes