Este 22 de febrero se conmemoran 109 años del asesinato de Francisco I. Madero, el presidente que acabó con el mandato de Porfirio Díaz, dio la democracia a México y se preocupó por el pueblo.
Por Karla Trejo
RegeneraciónMx, 22 de febrero de 2022.- Francisco I. Madero fue uno de los presidentes más importantes que ha tenido México: fue figura clave en la Revolución Mexicana, el inicio de la democracia y el fin de la dictadura del también expresidente Porfirio Díaz. Pero, su mandato fue breve.
Nació el 30 de octubre de 1873, en Parras, Coahuila, en el seno de una familia acaudalada, y murió el 22 de febrero de 1913, asesinado –en compañía de su entonces vicepresidente, José María Pino Suárez– a espaldas de la Penitenciaría de Lecumberri, en la Ciudad de México.
El 15 de abril de 1910 fue nombrado candidato a la Presidencia de la República, dando paso a la primera campaña electoral moderna en la historia del país. Viajó por varias ciudades, convocando multitudes y convirtiéndose en un desafío para el gobierno de Porfirio Díaz, por lo que éste decidió ordenar su arresto el 7 de junio siguiente con el argumento de que alteraba el orden. Como resultado se declaró el triunfo de Díaz en las elecciones presidenciales de entonces.
Francisco I. Madero decidió no darse por vencido y documentó el fraude electoral, pidiendo la anulación de los comicios. Sin embargo, su petición no fue escuchada y partió, entonces, hacia San Antonio, Texas, donde se publicó y distribuyó clandestinamente El Plan de San Luis, documento en el que desconocía el gobierno de Porfirio Díaz y declaraba nulas las elecciones. Además, señalaba que la vía de las urnas ya no era el camino para sustituir a Díaz, por lo que convocaba a la insurrección para hacer valer los derechos democráticos del pueblo mexicano.
El golpe de gracia para el gobierno porfirista se dio el 10 de mayo de 1911, cuando lo capturaron en Ciudad Juárez. En su lugar, se nombró presidente interino a Francisco León de la Barra, mientras que Madero se comprometió a licenciar a las tropas revolucionarias.
Porfirio Díaz renunció a la presidencia el 25 de mayo y, al día siguiente, entró en funciones León de la Barra. Semanas después, el 7 de junio de 1911, Madero llegó a la Ciudad de México y en agosto fundó el Partido Constitucional Progresista, del que fue candidato a la presidencia. Así consiguió la victoria definitiva en las elecciones realizadas en octubre siguiente, y su gobierno se convirtió en un ejemplo de democracia y libertades políticas.
Madero, quien asumió la presidencia de México el 6 e noviembre de 1911, fue apodado ‘El Apóstol de la Democracia’ gracias a que durante su gobierno abogó por la democracia y se preocupó por resolver las necesidades del pueblo, hechos que no le cayeron nada bien a las masas revolucionarias, provocando diversos levantamientos en su contra.
Sólo 15 meses después, el 19 de febrero de 1913, ‘El Apóstol de la Democracia’ y su vicepresidente, José María Pino Suárez, fueron aprisionados, aislados y obligados a firmar su renuncia mientras Victoriano Huerta asumía la presidencia. La tensión de entonces concluyó tres días después, el 22 de febrero, con su fusilamiento a espaldas de la Penitenciaría de Lecumberri, en un levantamiento orquestado por el propio Huerta y Francisco Cárdenas.
Francisco I. Madero, a 109 años de su muerte, es recordado en México por intentar resolver los problemas nacionales a través de la ley y las instituciones. Enfrentó cuatro rebeliones que buscaban restaurar el régimen porfirista y una quinta de un sector del ejército federal, al que había derrotado.