Regeneración, 6 de febrero. El movimiento que defiende la salud pública en España logró que el Gobierno de la Comunidad de Madrid anunciara la paralización del plan de privatización de la gestión de seis hospitales semipúblicos y de cuatro centros de salud. Incluso renunció el consejero de sanidad Javier Fernández-Lasquetty. La “marea blanca”, como se conoce al movimiento, ha dado la batalla durante casi año y medio en la calle, en hospitales, centros de salud, en el parlamento.
La presión ciudadana y la confluencia de los sectores interesados (de los profesionales a los sindicatos, pasando por los pacientes y las diferentes plataformas y movimientos sociales que defienden la salud pública) han sido determinantes para lograr este triunfo. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ordenó paralizar el proceso de privatización de los hospitales como medida cautelar. En consecuencia, el consejero Fernández-Lasquetty se vio obligado a dimitir. El factor más importante ha sido la movilización y la presión realizada por la “marea blanca”, por vecinos y profesionales. La protesta presionó directamente a las empresas candidatas a la concesión. Los activistas hicieron pública su relación con fondos especulativos o con ex dirigentes del Partido Popular.
La participación de los trabajadores de la salud ha sido importante, por lo que la Consejería de Sanidad se vio obligada a prometer, para calmar los ánimos, que garantizará la permanencia de los puestos de trabajo tras la privatización. Las ilegalidades cometidas por las autoridades de la Comunidad de Madrid para imponer sus planes, tuvieron como respuesta una lluvia de recursos legales que presentaron diferentes actores de la “marea blanca” ante los tribunales que fue muy eficaz, paralizando el proceso y la dimisión del consejero Lasquetty.
La marea contra la privatización
Los gobernantes del Partidos Popular se cuidaron de hablar de la privatización de los servicios de salud por el costo político. Así, tras una intensa campaña de propaganda con manipulaciones y engaños, el gobierno de Esperanza Aguirre en Madrid como el de Camps en la Comunidad Valenciana insistieron de manera engañosa, tras iniciar la privatización de la sanidad, que el “acceso al sistema es y seguirá siendo completamente gratuito”. La derecha madrileña en noviembre de 2012 aplicó un paquete de privatizaciones y recortes, el llamado Plan de Sostenibilidad. La doctrina se basa en que ante una situación de extrema necesidad, la población estaría en condiciones de aceptar cualquier medida que implicase sacrificios.
Entonces, de la indignación inicial y la decisión de actuar unidos de médicos, enfermeras, empleados, profesionales, vecinos, sindicalistas y otros que se han sumado, surgió la “marea blanca”. Este movimiento lucha contra la idea de ver un sistema sanitario como un bien de consumo y un negocio. Sostienen que la salud es un servicio público que garantiza derechos universales. Un servicio que tenga como único objetivo la mejora de la salud de la población, no lucrar con ella.
La “marea blanca” en España, demuestra que sí se puede: que la movilización unitaria de diversos sectores y el trabajo de convencimiento hacia la población acerca de las razones de su lucha, logró condiciones que obligaron a dar marcha a los planes privatizadores de la derecha española en el poder. Un motivo de alegría para la “marea blanca” y para la gente de esa región.
Ojalá la «marea blanca» se convirtiera en ejemplo para el resto. Abusando de aquella legendaria consigna podríamos decir: Crear una, dos, tres, muchas mareas…