Es en la FIL Guadalajara donde la hegemonía editorial está, y es aquí, donde ni juntando a los veintiún países latinoamericanos se venden y producen más libros que en España, según un informe realizado por el Programa de Literatura del British Council.
Por Itzuri Flores Bustos
RegeneraciónMx.- Estas últimas tres ediciones de la FIL Guadalajara han estado rodeadas de polémicas, ya sea por una quema de libros, la pandemia debido al virus por CoVid-19 o por la economía que rodea no sólo al evento sino a su presidente Raúl Padilla López y, por cierto, a los comentarios, como ya son costumbre, ofensivos y fuera de lugar de Mario Vargas Llosa, pero parafraseando al querido Ernesto Cardenal: Tú ni siquiera mereces un párrafo en esta publicación.
En 2019 el momento más álgido, o al menos, aquel en el que todas las personas volteamos a ver lo que estaba ocurriendo en la FIL sucedió cuando, dentro de las instalaciones, casi 200 mujeres feministas realizaron una marcha, la quema del libro Psico-Terapia Pastoral, el cual contiene “teorías” de conversión para “curar” o “quitar” lo homosexual, y la presentación del performance El violador eres tú, de Las Tesis, todo esto después de que varios escritores fueran señalados por acoso sexual, quienes a pesar de las denuncias cumplieron con su participación en dicho evento.
En cuanto al performance, éste lo llevaron a cabo frente al stand de la Universidad de Guadalajara debido al feminicidio de Ana Daniela Vega González, de 24 años de edad, y en apoyo del paro que en ese momento tenía la universidad, el canto de las mujeres tuvo tal impacto que también quienes se encontraban en la feria corearon junto con ellas.
El año pasado, la edición de la FIL fue virtual porque, como todos sabemos, se cancelaron todos los eventos desde musicales hasta culturales, y aunque recientemente ha habido un repunte de contagios con la nueva variante Ómicron, en México ya tuvimos dos conciertos masivos y la edición 35 de la FIL Guadalajara no se detuvo ante nada, ya que se inauguró el 25 de noviembre y hoy es su clausura.
Recordemos que el año pasado la feria fue 100% virtual, no sólo por el hecho de los rebrotes de contagios en Europa que impidieron salir y viajar, sino, sobre todo, porque es ahí donde la hegemonía editorial está, y es aquí, donde ni juntando a los veintiún países latinoamericanos se venden y producen más libros que en España, según un informe realizado por el Programa de Literatura del British Council.
Y ¿por qué hegemonía? Porque son esas grandes e internacionales editoriales las que pueden pagar los mejores stands dentro de dicha feria, ya que suelen tener un costo de entre 211 y 245 dólares por metro cuadrado siendo el espacio mínimo para rentarse de 8 m2, de acuerdo con un reportaje de Karla Trejo titulado FIL Guadalajara: Los números y billetes que la rodean, publicado hace unos días aquí, por RegeneraciónMx., y es que, tal y como lo dijo el presidente de la feria durante el evento inaugural: “Es momento de mostrar espíritu de cuerpo con la industria editorial y la cadena de libros.”, quizás le faltó hacer una ligera precisión del espíritu de la supremacía de la industria editorial.
Esta edición contó con la participación de más de 600 escritoras y escritores, cerca de 332 hombres y 258 mujeres, y 255 expositores, sin embargo, no nos olvidemos de todo lo que sucede alrededor de la feria, no tomemos este suceso como un evento aislado de los aconteceres diarios.
Es importante cuestionarnos constantemente ¿por qué los costos, quiénes tienen más voz o más tiempo en sus presentaciones, qué tanto, económicamente hablando, la FIL Guadalajara aporta a la cultura y qué tanto los actores principales de este macro evento salen ganando.
Si bien el sistema capitalista en el que estamos inmersos, y del que es casi imposible salirse, nos ha llevado a una constante de consumo, no por ello debemos olvidar que este es un evento elitista con muy pocos espacios para la literatura emergente de México y América Latina. Además, tampoco suele ser una opción para la gente en busca de ofertas en libros, porque, seamos realistas, casi no hay buenas ofertas.
Y es que, desde hace tiempo, en estos eventos culturales y humanísticos, lo que menos importa es la cultura y las autoras y autores, quizás es hora de repensarnos y replantearnos nuevas formas de acercarnos a la literatura, en donde realmente la periferia pueda tener un resonancia de sus voces y la descentralización sea real y no sólo se pase de la Ciudad de México a Guadalajara.