Esta serie recupera las razones, motivaciones y testimonios de quienes participaron en la iniciativa ciudadana para recabar firmas por el juicio a expresidentes
En el intento por invisibilizar la movilización popular
Autor: Alejandro Antonio Torres
Las experiencias en las que dirigentes de izquierda han sido llevados a la presidencia de manera democrática en América Latina desde el siglo XX hasta la fecha, nos han demostrado que tener el gobierno no precisamente significa tener el poder; sabemos que en su mayoría, estas etapas culminaron de manera violenta o con “golpes blandos” y posteriores persecuciones, ¿los responsables? otros gobiernos, de la mano con las élites económicas nacionales y extranjeras que dejaban de ser beneficiadas por las políticas hechas para las mayorías, ayudándose de quienes les sirven en el poder legislativo y judicial. Pero este control e injerencia en las instituciones no ha sido suficiente, se necesita de los medios de comunicación hegemónicos, como lo son en México las televisoras, corporaciones de radio y periódicos tradicionales para manipular a conveniencia la percepción general de la ciudadanía, coartando nuestro derecho a acceder a la información que nos permita manifestarnos de manera libre y organizada para defender la justicia y la igualdad.
Este mes presenciamos un nuevo episodio descarado en nuestra historia que nos comprueba la forma en que operan estos poderes. Con apenas 15 días de anticipación antes de que se cumpliera el plazo que establece la ley, el movimiento popular que está en favor de la transformación del país se organizó a lo largo y ancho del territorio nacional para realizar la hazaña inédita de juntar los 2 millones de firmas que se requerían para solicitar al INE que lleve a cabo la Consulta Popular de juicio a los ex presidentes de México del periodo neoliberal. Una movilización tan grande de voluntades en un contexto de verdadera democracia, habría sido ampliamente documentada para dejar registro de ella, se hubiera estado reportando en tiempo real si se lograba o no conseguir el objetivo a pesar de tener todas las reglas en contra, desde las que establece la ley para pedir esa enorme cantidad de firmas, el tiempo y la capacidad de convocatoria con sólo la utilización de las redes sociales e invitar de voz en voz a sumarse a esta causa. Pero no, los medios conservadores estuvieron de espectadores a la distancia, claramente esperando el fracaso de la iniciativa.
En las últimas 72 horas antes de que cumpliera el plazo se enviaron las firmas de mexicanos y mexicanas en Europa, Estados Unidos y Canadá, de la sierra de Guerrero, Oaxaca, del norte del país y la península del sureste, que se enteraron de la Consulta y no dudaron en imprimir el formato para llenarlo con sus familiares, vecinos y amigos. De esta manera llegaron a la Ciudad de México paquetes con cientos de miles de firmas o personas que se desplazaron durante horas para llevar en un folder las hojas que lograron juntar, en un ejercicio cívico de participación ciudadana y democracia directa, en donde se reflejó lo que siempre ha mencionado el presidente López Obrador: tenemos un pueblo sumamente consciente y politizado.
Que los medios de comunicación dieran cuenta de esto hubiera tenido efectos catastróficos sobre sus intereses y la estrategia criminal con la que promueven a través de sus contenidos la híper individualización de la sociedad, aunado a un nulo involucramiento en la vida política. O peor aún, hacer ver que la realidad es contraria a lo que fomentan. Estas corporaciones funcionan de manera autoritaria al igual que sus comunicadores que de manera deliberada ridiculizaron el esfuerzo que realizaron tantas personas o que pusieron en duda ante la opinión pública la veracidad del proceso, todo esto para decir en sus primeras planas que tanta organización social simplemente no podía ser verdad.
Afortunadamente, esto es un síntoma de que el proceso de transformación sí se está dando en la base social -aunque eso no guste a algunos que se rehusan a aceptar que los tiempos han cambiado- y nuestra tarea principal debe ser seguir profundizándolo, por lo que no podemos dejar de explorar nuevas formas y oportunidades de participación masiva del pueblo en los asuntos de interés general. La lucha por la Consulta popular de juicio a los ex presidentes tiene como finalidad terminar con la impunidad que existe a pesar de los crímenes atroces que estos personajes cometieron, pero tal vez de manera más profunda, busca concientizar sobre el momento histórico que vivimos y contribuir a cambiar para siempre la creencia de que la gente no tiene posibilidad de decidir sobre los temas de más alta relevancia en México, sobre su propio futuro.
Después de este ejercicio quedó claro, como han consignado Omar García y Ariadna Bahena, promoventes de la iniciativa: “Es la hora del pueblo”