Luis Videgaray, el ocaso del vicepresidente

La influencia de Luis Videgaray, por muchos considerado el ‘vicepresidente en funciones’, se ha ido diluyendo igual que el sexenio de Peña Nieto.

 

Por Jenaro Villamil| Homozapping

(PRIMERA PARTE)

Regeneración, 17 de junio de 2018.- Considerado el “cerebro” del gabinete, calificado como vicepresidente en funciones, sobreviviente de sus errores y de sus apuestas más ambiciosas -como operar la visita de Donald Trump a Los Pinos, en agosto de 2016-, el canciller Luis Videgaray vive el ocaso de su influencia a un ritmo tan vertiginoso como su ascenso político.

En menos de un mes, su estrella política y diplomática se ha ido eclipsando antes dos sucesos determinantes: el 2 de mayo se consumó el relevo de su protegido y aliado, Enrique Ochoa Reza, al frente de la dirigencia nacional priista; y desde el 1 de junio, el gobierno de Donald Trump desvaneció cualquier posibilidad de firmar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) antes de las elecciones del 1 de julio, al declarar una guerra de aranceles del aluminio y el acero contra México, Canadá y la Unión Europea.

El cisma más importante ocurrió al interior del PRI. “No aguantó la presión por las listas”, afirmó Emilio Gamboa Patrón, líder de los senadores del PRI, al consumarse el relevo de Enrique Ochoa Reza por el del ex gobernador de Guerrero, René Juárez Cisneros. El político yucateco hacía clara referencia a la definición de las listas de candidaturas plurinominales al Senado y a la Cámara de Diputados.

La dirigencia de Ochoa Reza excluyó a la mayoría de los senadores priistas que buscaron un cargo de elección popular plurinominal después de haber apoyado y de haberse disciplinado a las 11 reformas estructurales del gobierno de Peña Nieto, impulsadas por Videgaray.

La influencia de Videgaray y la mala operación de Ochoa Reza vetó a varios integrantes del gabinete peñista que buscaron una senaduría plurinominal como fueron los casos de Gerardo Ruiz Esparza, titular de la SCT, de Rosario Robles, secretaria de Sedatu, y José Calzada, ex gobernador de Querétaro, ex titular de la Sagarpa y actual líder del Movimiento Territorial del PRI, que se confrontó con Videgaray al criticar su posición negociadora ante Donald Trump.

Rosario Robles, ex secretaria de Desarrollo Social y titular de Sedatu, admitió la semana pasada en entrevista con Milenio TV que las acusaciones en su contra provienen “de quien no quiso que llegara al Senado para defender las reformas del presidente Peña Nieto”.

La ex jefa de Gobierno capitalino y ex dirigente nacional del PRD mantuvo una guerra soterrada contra Luis Videgaray durante buena parte del gobierno. Se le consideró una aliada de Miguel Angel Osorio Chong, principal adversario del ex secretario de Hacienda en la búsqueda por la nominación presidencial.

No fueron los únicos excluidos en “las listas” del PRI, pero quedó clara la falta de experiencia de Enrique Ochoa y su enfrentamiento con otros actores y factores de poder dentro del PRI, a pesar del apoyo de Luis Videgaray, quien quiso manejar simultáneamente la campaña de José Antonio Meade y las relaciones diplomáticas y comerciales con Estados Unidos.

Videgaray impulsó como integrantes del “cuarto de guerra” de Meade a Alejandra Sota, ex vocera del gobierno de Felipe Calderón y ex asesora de Eruviel Avila en el Estado de México, y a Alejandra Lagunes, responsable de la estrategia digital del gobierno peñista. Ambas fueron relegadas, a raíz de la llegada de René Juárez Cisneros a la dirigencia nacional del PRI.

En el “cuarto de guerra” de Meade sólo quedó el ex gobernador mexiquense Eruviel Avila, como aliado identificado de Videgaray, según relataron a Proceso integrantes de este equipo.

En el equipo tomaron mayor protagonismo personajes como Alejandro Quintero, ex vicepresidente de Televisa, quien se fue en malos términos de esta empresa tras la difusión de un anónimo entregado en Estados Unidos, Dionisio Meade, el padre del candidato, y el propio René Juárez, líder nacional priista.

El reciente video anónimo difundido en redes sociales el pasado 7 de junio contra el candidato panista Ricardo Anaya, recordó a varios observadores priistas el método utilizado contra la ex candidata a gobernadora del Estado de México, Josefina Vázquez Mota, acusada de recibir más de mil millones de pesos de la Secretaría de Hacienda para la fundación Juntos Podemos, de ayuda a migrantes.

“El método de Videgaray en el gabinete fue darle dinero a políticos y funcionarios, les ordenaron que lo muevan a través de triangulaciones y luego los denuncian o los exhiben”, declaró a Proceso un ex asesor priista, que mantuvo en reserva su nombre.

Una opinión similar expresó desde febrero de este año Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de Morena, quien afirmó en febrero de este año que el gobierno de Peña Nieto aplicó en contra de Ricardo Anaya “la misma estrategia que con Josefina Vázquez Mota: darles dinero y luego exhibirlos” (Proceso, 25 -febrero-2018).

En días recientes, también circuló en varias columnas políticas y en el portal La Política on Line el rumor de que Videgaray, sin autorización de Peña Nieto, estaría realizando una negociación con el equipo de López Obrador para salvar las reformas estructurales de este sexenio, a cambio del acercamiento con la cúpula empresarial.

El 5 de junio, en su columna “El nuevo lío de Luis Videgaray”, Pablo Hiriart escribió en El Financiero que “esa información, nos dicen fuentes que están fuera de toda duda, es falsa”.

“Los pecados de Videgaray son otros y tienen como nutriente su arrogancia y protagonismo. Pero la traición no está en su ADN, dicen quienes lo conocen”, escribió Hiriart, un columnista cercano a Los Pinos, ex colaborador de Carlos Salinas de Gortari.