Morena-je: Indignados y con proyecto

Por Alejandro Encinas Nájera*
 
La indignación
 
En distintas coordenadas del mundo, los jóvenes a través de la acción colectiva han refutado aquel famoso estereotipo –del todo conveniente para los poderes establecidos– que clasifica a la juventud como un sector de la población apático e inmovilizado por definición, el cual inalterablemente se muestra repulsivo a participar en las decisiones públicas.
 
Por ejemplo, el principal insumo de indignación que estremeció las calles y las plazas de la península ibérica provino de jóvenes hartos de una democracia cosmética y asfixiada por un bipartidismo incapaz de representar las pulsiones y los anhelos de cambio de sus ciudadanos. Incluso en países en los que algunos especialistas de Occidente daban por descartado que la democracia pudiera echar raíces, los jóvenes tomaron las calles y utilizaron con una habilidad asombrosa las redes sociales para derrocar a gobiernos autoritarios y con ello abrir la posibilidad de transitar a un régimen en el que el disenso no sea perseguido.
 
En efecto, cuando menos se han abierto perspectivas en torno a que las libertades cívicas florezcan tras el paso de la primavera árabe. Queda también desmentido el mito según el cual no hay izquierdas ni resistencias en Estados Unidos. Wall Street, el nodo financiero de la economía mundial donde se fraguó una crisis económica que aún no deja de surtir sus efectos depredadores, ha sido también el epicentro de masivas protestas en las que los ciudadanos buscan reapropiarse del poder público conculcado por las grandes corporaciones. En suma, el correlato en la narrativa del año 2011 será para la posteridad la palabra indignación.

Después de la indignación, el compromiso

Estos acontecimientos ilustran que más que indiferencia y cinismo, entre amplias franjas de las juventudes se alberga y expande una voluntad colectiva de ejercer una ciudadanía imposible de comprender desde los enfoques tradicionales. Y es que si bien han ido a la baja las formas convencionales de participar en política –como la militancia partidista, el sufragio y la confianza acrítica en los gobiernos–, lo que la academia conservadora y la derecha no ven, o mejor dicho, no quieren ver, es que a la par han emergido nuevas maneras de involucrarse en la arena pública.

 
Esta modalidad de ciudadanía revitalizada, principalmente incubada entre las juventudes, se caracteriza por contar con un mayor nivel de información que las generaciones que la precedieron, mostrarse más escéptica y crítica con la clase política y por ser repulsiva a los principios de jerarquía, disciplina y sumisión que organizan la relación representantes-representados incluso en las democracias más consolidadas. Bajo este escenario es inocultable que una vez más muchos ciudadanos están un paso adelante de sus sistemas políticos. Hoy en día, las instituciones públicas se exhiben plenamente desfasadas y anacrónicas, pues son incapaces de procesar los impulsos democratizadores de amplias franjas de sus sociedades.

Si la indignación se internaliza al constatar las tremendas injusticias, desigualdades prevalecientes, los abusos y la corrupción de la mayor parte de los poderes locales, nacionales y globales, la respuesta se externaliza al asumir el compromiso de replantear el modo en que pensamos y hacemos política. Indignación por sí sola degenera en malestar estéril. Su realización positiva reclama imaginar otros horizontes e incursionar en proyectos alternativos. Se trata de que la política retorne al mejor de sus significados originales, es decir, que deje de concebirse como dominación o capacidad de subyugar, para asumirse como capacidad colectiva para crear y transformar.

Del compromiso debe surgir el proyecto

Todo nace de la insatisfacción. Según las últimas cuentas del Latinobarómetro, sólo el 3.8% de los mexicanos se mostró muy satisfecho con su democracia, en tanto que el 72% manifestó no estar muy satisfecho o de plano nada satisfecho. En gran proporción son indignados en potencia, pero que corren el riesgo de caer en el pesimismo y de ahí, tan sólo hay un paso para la inacción.

En diversos foros, debates y mesas he escuchado la misma pregunta: ¿Dónde están los indignados en México? Lo que no nos hemos dado cuenta como sociedad es que los tenemos en frente, convivimos con ellos todos los días. Los vemos en las calles, en las fábricas, las oficinas, las escuelas, en la economía informal, en el campo, unos luchando por conseguir un empleo y otros absorbidos por un empleo explotador y deshumanizante.

 
Unos son zapatistas, otros reclaman paz con justicia y dignidad, otros enfrentan las corruptelas de sus dirigencias sindicales, otros son activistas que reclaman reformas democráticas, otros acampan en espacios emblemáticos como forma de protesta y otros militan en partidos de izquierda exigiendo que su organización vuelva a ser un instrumento al servicio de las causas populares. En este archipiélago de indignación hay de todo menos uniformidad.
 
A veces entre estos sectores se logra crear lazos de solidaridad; otras tantas la relación se caracteriza por sus tensiones e incluso confrontaciones. Pero hay un común denominador que los amalgama y que se resume en la siguiente frase: ¡Éste no es el país que queremos, construyamos uno nuevo!

Surge Morena-je
 
Al compromiso le debe suceder la deliberación colectiva. Y finalmente la secuencia de la indignación culmina en acción y pensamiento transformadores. En aras de ejecutar tal secuela nace la organización de jóvenes y estudiantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena-je). En primer lugar, tiene el objetivo de sumarse a la mejor de las tradiciones de las luchas y reivindicaciones de nuestro país. Como señala su documento fundacional, la meta es clara: “rescatar de la tragedia nacional a nuestro México con una revolución pacífica, por medio de la organización y la participación del pueblo. Una revolución lenta, pero terca, en donde las conciencias, la vida cotidiana y el espacio público puedan ser transformados verdaderamente, desde la raíz, con una nueva forma de hacer y pensar la política, actualizada a las nuevas realidades y desafíos.”

El segundo propósito es lograr que los jóvenes dejemos de empeñar nuestro protagonismo en un futuro remoto, y que lo efectivicemos en el presente, compartiendo influencia en la toma de decisiones públicas con las generaciones que nos preceden. Lo anterior implica instaurar acuerdos intergeneracionales en los que prevalezca la justicia y la solidaridad a través del diálogo en condiciones equitativas. También implica desechar prejuicios “adultocéntricos” que encasillan a los jóvenes dentro de un nicho de vulnerabilidad al que debe atenderse a través de políticas públicas tutelares.

 
Es fundamental transitar a un paradigma en el que los jóvenes además de concebirnos y ser concebidos como sujetos de derechos garantizados a través de mecanismos de exigibilidad, nos asumamos también como agentes del cambio social.

Se calcula que en México hay alrededor de 33 millones de personas jóvenes, es decir, representamos más o menos la tercera parte de la población. Pese a nuestro peso demográfico, nuestras voces, demandas y reivindicaciones no están siendo del todo escuchadas al momento de delinear los rumbos por los cuales caminan nuestras sociedades. Es claro entonces que sólo a través de la organización podremos visibilizar e impulsar nuestras aspiraciones.
 
Para ello, Morena-je propone principios organizativos democráticos, descentralizados, horizontales, solidarios, plurales e incluyentes, propios de las sociedades-red del Siglo XXI. Se trata de constituir, por un lado, comités a nivel territorial en todos los estados de la República, municipios y delegaciones, y por otro lado, a nivel sectorial, en preparatorias, universidades, escuelas técnicas y CCHs, tanto públicos como privados. La tarea principal de tales comités es impulsar el cambio en el país coadyuvando a despertar conciencias a través del debate y la difusión del Nuevo Proyecto de Nación entre los jóvenes.
 
Se trata de instaurar por la vía democrática y pacífica el primer gobierno de izquierda en el país para que de una vez por todas la administración pública se ponga al servicio de todos los mexicanos y no exclusivamente al servicio de unos cuantos.

Morena-je reconoce la importancia con la cita electoral del año 2012, más aún en una sociedad que aún no culmina su ciclo de transición, pues tal como ocurrió en 2006, aún existen poderes fácticos con capacidad de vetar opciones que afectan sus intereses. Ahí daremos una decidida batalla y las perspectivas son alentadoras. No obstante, esta agrupación también sostiene la convicción de que su actividad lejos está de agotarse en el panorama electoral, por lo que plantea un esfuerzo de largo alcance al margen de la coyuntura que se aproxima.

Así, una asignatura fundamental es impulsar un esfuerzo colectivo a nivel nacional para redactar la Agenda Juvenil para la Regeneración Nacional. Sin duda, somos los jóvenes quienes tenemos la responsabilidad de definir nuestras luchas, causas y derechos. Es lamentable que en el país hasta el momento el tema de la juventud siga abordándose de manera encasillada y segregada. Nuestro propósito es lograr su transversalización a través de todos los ámbitos de la vida pública. Por ello, en esta agenda se contempla incorporar las auténticas preocupaciones de los jóvenes.

 
Más que decir, se trata de escuchar lo que desde todos los rincones del país los jóvenes opinan de temas tan variados y complejos como el derecho a un trabajo digno y a una vida independiente, educación pública gratuita y de calidad, derecho al espacio público y al ocio no mercantilizado, la diversidad sexual y el derecho a tener una vida sexual sana, plena, afectiva e informada, el problema de las drogas, la no criminalización por el sólo hecho de ser joven, la participación política, entre otros.

En conclusión, si me piden un planteamiento sintético acerca de qué es Morena-je, les respondo que somos jóvenes indignados y comprometidos. Pero además de indignación y compromiso tenemos proyecto. Y en éste sostenemos la firme convicción de que otro país y otro mundo son posibles. (Consultar: www.morenaje.mx)

 
* Miembro de MORENA jóvenes y estudiantes. Twitter: @A_EncinasNajera
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