#Des(montajes): Para usted antorchista de la cultura, fino y quejumbroso

Por Alexandro Guerrero

RegeneraciónMx.- A partir de textos de análisis, ponencias, debates, cruces no amables en redes, apostillados y traídos al presente con perspectiva autocrítica en tanto crítica en algunos casos, y desde las epistemologías del sur, también con ecos martianos, decoloniales y otras hierbas del tipo, se inicia aquí el ahondar en materia de política cultural, proyecto cultural y “comunidad”, si eso existe. Surcamos con referencias, todas del quehacer personal en el ámbito del teatro, de diversas expresiones inter, multi y transdisciplinarias de la escena mexicana, incluyendo a la tan policromada “academia”. No se asusten: no es cuantitativo ni tampoco informe trimestral; sigan leyendo.

Revisaremos todos esos renglones torcidos que caben en conceptos ambiguos y huidizos como “cultura institucional”, “cultura popular”, “alta cultura”, “derecho a la cultura”, etcétera, etcétera, etcétera: que si el ex CONACULTA, que si la élite, los linajes, las dinastías y la colonialidad instituida de los creadores, de becas, exbecarios, jurados, desposeídos, hoy muros de las lamentaciones (exiliados por cierto en la UNAM). También de mitos y realidades del teatro de calle, de colectivo y de base, los históricos; de compARTES zapatistas con hegemón inexorable, “juez y parte de” incluido. Igual hablaremos de la cultura en la 4T, su supuesto y “tragiquísimo” no apoyo.

Desde luego, y nada tangenciales, también caben los mecanismos biopolíticos para silenciar y manipular opiniones de los “enemigos ideológicos” en redes, desde la implantación del miedo en el panóptico hasta la difamación facciosa y la manipulación al estilo: “rompa el pacto, presidente.” A los decepcionados, defraudados, ya no privilegiados, siempre se les dará el lugar de honor que ameritan. También vamos a incluir en esta colaboración el sustrato racista, tema nodal en materia de lo arriba mencionado.

“Ahí vienen los intelectuales”, rugió rumiando Rockdrigo González, profeta e iluminado previsualizaba en los tempranos años ochenta una homogeneidad neoliberal en la creación artística que hasta la fecha permea a las buenas conciencias progres de colonia acomodada; cuando más “alternativas” son, más futuristas a lo Marinetti resultan. Desde ahí partiremos en uno que otro círculo concéntrico. ¿Hubo vida antes del CONACULTA salinista?, ¿quiénes fueron, fuimos, son o seremos, los enanos del tapanco?: “No sabías si eran marcianos, mexicanos o europeos. Ángeles, diablos o enanos, cardiacos o prometeos”.

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La legitimación en al ámbito de la creación artística, la pertenencia a tal o cual grupo de poder son fundamentales para desentrañar cómo llegamos a esta situación tragicómica en que los divos eternos de la marquesina teatral o cinematográfica terminan montando una coreografía con todo y peluca, vacuo intento de parodia política lastimera en aquel video donde cantaban: “Es-cán-da- lo, es un es-cán-da-lo”, según ellos manifestando así su total oposición al proyecto prioritario Chapultepec. Si hay quien expropia desde el intento del golpismo a lo FRENA el chaleco amarillo (¿por qué no?), también hay quien arma el grupito para declararse ANTIFA, siendo empresarios teatrales de la Condesa y cercanos al Star System, la mayoría haciendo uso de su legítimo derecho a armar un “fest” para ayudar… Y todavía uno se asombra de los resultados de la más reciente elección local.

Alguna vez, en un periodo no lejano de mi vida, escribí para Revista Tiempo Libre. Un “crítico” de asociación me andaba birlando artículos para la versión digital de dicha publicación, textos íntegros míos firmados con su nombre y el beneplácito del vástago ultra antiamloísta de la directora de la publicación. Toda patada y toda coz cabe en la viña de los recovecos y las microfísicas del “poder” si de cultura se trata; ya allanaremos ese concepto a varios niveles también. Recuerdo cuando el director de la revista especializada en teatro Paso de gato me extendió la invitación para escribir en ella y llegar a todo el continente, lo sigo agradeciendo, pero no me prendió entrarle, aunque sé que en el gremio es un timbre de “ya llegué” a escribir ahí. Al leer íntegro el número de su publicación respecto a los 50 años del movimiento estudiantil del 68, como que el pensamiento crítico y el ego creador no amarraban en general: un nivel poco diáfano a la hora de investigar y de fijar postura cuando la creación toca la política y la historia; los intereses edulcoran y pasé, pues, del paso. En estos tiempos hay golpistas y volpistas; la diferencia, diría un gurú, consiste en saberla.

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Con Des(montajes) para Regeneración.MX, tengo un agradecimiento profundo por la trinchera, se torna gozosa la refriega. ¿Se acuerdan del desfile del bicentenario donde el mismo Stalin palideció?, en los tiempos del espuriato calderonista. Habrá hoy que revisitar aquello y los nombres de los creadores que participaron. En esos tiempos escribí letra y música de una canción que llamé “Regeneración”, le gustaba mucho a mi amigo Orlando Canseco (Lobo estepario) y fue grabada para MH radio. En un verso esa canción decía: “Es un tiempo cruel, tocamos fondo, sopla el miedo, lento, lento. Sopla el miedo, movimiento”.

Inclemente, a veces para bien, Cronos: ya estamos a medio sexenio de lo que parecía imposible, tan imposible como hubiera sido por muchos años pensar que al interior de lo que fuera la inexpugnable residencia oficial de Los Pinos hoy hay un complejo cultural. Ahí precisamente, en una de sus casas, me topé hace poco con la enorme fotografía del rostro de León Felipe, poeta y dramaturgo español exiliado en México por el General Lázaro Cárdenas. Lo menciono porque él escribió “sé todos los cuentos” y “yo no sé muchas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos.” Pasen a esta columna. Disculpen el desorden. Cada semana les espero.

* Músico, compositor y director de artes escénicas, es maestro en filosofía (UNAM) y licenciado en actuación egresado de La Casa del Teatro.