Por Ana María Vázquez
RegeneraciónMx.- Habíamos ido al sureste por trabajo, en una zona poco poblada señaló al horizonte, ¿ves todos esos montículos?, si, respondí mirando varias lomas de distintos tamaños que hacían ver el paisaje extrañamente accidentado. La enorme vegetación cubría la mayor parte del territorio que, desde la perspectiva podíamos dominar en aquella calurosa tarde.
¿Si te dijera que todo eso no son montañas, sino templos, ruinas, vestigios de ciudades antiguas, qué dirías? -Preguntaría por qué no han excavado?, ¿por qué no las han sacado a la luz? Por falta de presupuesto y por el saqueo, me dijo mientras su mirada se perdía muy lejos, más allá de la última gran loma del sureste. ¿te imaginas? -continuó sin desviar la vista, como soñando- el día que descubran todo esto, será el renacimiento de una gran cultura, tal vez mayor que la de Egipto.
La noche cayó rápidamente como suele ocurrir en esos entornos casi selváticos, el bochorno apretaba y nos fuimos de ahí en silencio, cada uno con nuestros sueños.
Muchos años después veo con sorpresa y un poco de añoranza los trabajos del Tren Maya, cuya labor ha venido despertando mucho del origen de nuestra cultura; en lo que en aquel entonces eran “lomas”, ahora se yerguen museos de sitio, se desentierran vestigios a cuál más hermoso, dioses y diosas vuelven a cobrar vida, resguardados por el INAH para que ningún saqueador pueda, como era costumbre anteriormente, venderlos en el extranjero.
70 terabytes de información nos cuentan nuestra propia historia, “de ahí venimos, eso somos”, una raíz extraordinaria equiparable, sí, con la más grande de las culturas del mundo. Él ya no está para verlo, pero de algún modo, supo que algún día, un gobierno honesto nos restituiría lo que somos, que no enterraría nuestro ser y que lo preservaría para todos los mexicanos y para el mundo.
La labor de Diego Prieto, del INAH y por supuesto del Gobierno de México han hecho posible que todo el tesoro de nuestra historia esté a la vista, sin el temor de saqueos, de espolios, de rapiña. Por lo pronto, dos nuevos museos serán abiertos Puuc y Dzibilchaltún, en donde se exhibirán algunas de las piezas recuperadas del Tramo 3 del Tren Maya.
La gloria de un país renace, por más que muchos se nieguen a admitirlo y aunque otros, como Él, ya no estén en este plano para alegrarse por ello.
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