Plaza Rufino Tamayo, la joya arquitectónica que no debemos olvidar

Plaza homenaje, pero también plaza arte con elementos minimalistas. Gala Alarid Gutiérrez examina el valor de esta obra del arquitecto Teodoro González de León, pero también lanza un llamado urgente


Regeneración, 5 de septiembre del 2019. Entre cuatro grandes avenidas constantemente transitadas de la Ciudad de México, se encuentra una asimétrica franja que conforma la Plaza Rufino Tamayo.

El proyecto surgió a raíz del cierre de una calle, y se deseaba aprovechar el paisaje verde dispuesto por los árboles del cementerio de Tizapán.

Aunque la finalidad de la plaza era rendir un homenaje al pintor mexicano, este espacio público se ha vuelto un respiro del ruido y la velocidad; para sentarse a la sombra, pasear perros, salir a descansar de alguna de las oficinas que se encuentran sobre Insurgentes Sur o simplemente para hacer un cruce más sencillo de una avenida a otra.

Un pintor del espacio urbano

Construida entre 1990-1991 la obra fue comisionada al arquitecto Teodoro González de León –quien en 1981 fue uno de los responsables del Museo Tamayo– en colaboración con Ernesto Betancourt.

Está compuesta por una camino de pérgolas, con las que se crea un continuo cambio de luz y sombra, un conjunto de macetas cuadradas donde en un inicio se sembraron flores que representaran los colores de la paleta del pintor, un pequeño puente circular de color rojo ocre que hace frente a la pieza principal de este homenaje: un espejo de agua bajo el primero de seis arcos rectangulares que van de mayor a menor, con la finalidad de crear una ilusión de profundidad.

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Al mirar el fondo se descubre un mural de mosaicos, resultado de una ampliación de una acuarela de Tamayo creada como parte de un trabajo escenográfico para el Royal Ballet de Londres.

El arquitecto pone a dialogar a sus obras 

Por el concreto cincelado, las formas minimalistas y su monumental tamaño son algunos de los elementos claves del estilo brutalista, de lo cual resulta diálogo entre la Plaza con otros de los trabajos del arquitecto como el Colegio de México, la Universidad Pedagógica Nacional, el Auditorio Nacional, entre otros.

El toque del espejo de agua de la Plaza puede ser relacionado con el que se encuentra frente al Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) trabajo del arquitecto.

Una obra que pide cuidados

Actualmente el mosaico está deteriorado, sus colores se han vuelto opacos y en la esquina inferior derecha varias de las piezas se han desprendido por completo.

La razón parece ser una fogata, indicio que da el hollín pegado a una parte del mural.

A pesar del tránsito y uso constante de la Plaza –además de compartir espacio con una agencia de venta de coches seminuevos– la parte principal del monumento, el escenario cuidadosamente diseñado por González de León, ha terminado por ser la más olvidada del conjunto.

El espejo de agua en ocasiones contiene agua residual de la época de lluvias y en su ausencia queda una olorosa capa de lodo.

El deterioro, ese silencioso enemigo

El recorrido que puede hacerse a través de los arcos para llegar al mural, está lleno de basura, y sin duda el daño que la pieza tiene resulta verdaderamente entristecedor.

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El estado de este espacio me genera una serie de preguntas

¿Quiénes deberían de preocuparse por el cuidado de los espacios públicos como este?

¿La delegación de Álvaro Obregón, instituciones artísticas como el INBA, la agencia privada de coches o las personas que hacen uso del espacio?

¿Se encuentra en deterioro por falta de conocimiento de su valor artístico o arquitectónico?

¿Por qué es grave que un espacio público se deteriore?

Pueden existir diferentes respuestas y muchas más preguntas sobre el tema, pero en una ciudad con desarrollo urbano desmedido, donde las banquetas escasean, el tiempo corto de los semáforos y el tráfico constante, espacios como este que permite cruzar con mayor tranquilidad o sentarse a descansar son indudablemente necesarios.

Para hacer testigo de lo aquí narrado les invito a visitar la Plaza Rufino Tamayo que se encuentra sobre Insurgentes Sur, esquina con Río Becerra y Av. San Jerónimo, el metrobus más cercano es Doctor Gálvez.

Al igual que la consulta de libros sobre el trabajo del arquitecto Teodoro González de León.