Se necesita cerrar los ojos para no darse cuenta de que la primera “crisis verde” ya sucedió en Europa en 2021. ¿EU podrá lograr una independencia energética con las energías verdes? ¿La energía verde será una pifia como la revolución del shale gas?
Por José Manuel Fuentes
RegeneraciónMx, 31 de enero de 2022.- Estados Unidos (EU) siempre ha dependido, como ya saben, en materia energética de las potencias del Oriente Medio y, por esta razón, ha buscado, de forma desesperada, la independencia energética sin importarle las consecuencias.
Para profundizar el análisis daré, como siempre, un contexto histórico multidimensional. Una de las crisis del petróleo que más ha perjudicado a EU fue provocada por la guerra del Yom Kippur (1973), entre la coalición Egipto/Siria e Israel, en donde la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo decidieron no exportar más crudo a los aliados de Israel (incluyendo a EU).
Pero eso no acabó ahí, la otra crisis de petróleo ocurrió durante la revolución iraní (1979), que significó la instauración de la república islámica lidereada por el ayatolá Jomeini; esto generó una inestabilidad geopolítica para EU y sus aliados occidentales.
Y es que no podemos olvidar, queridos lectores, que más de 70 por ciento de las reservas de petróleo y gas natural se concentran y encuentran en el Mar Caspio, Oriente Medio, Golfo de México, Rusia (quien posee las mayores reservas de gas natural) y Venezuela (en donde se encuentran las mayores reservas de petróleo a nivel mundial).
Por esta razón, EU realizó incursiones bélicas en algunas de estas regiones, por ejemplo, está la Guerra del Golfo (1990-1991), también conocida como Operación Tormenta del Desierto en donde se respondía –por parte de EU y aliados– a la invasión iraquí del Estado de Kuwait.
Posteriormente, Estados Unidos, bajo la administración de George W. Bush (2001-2009), invadió Irak (2003) –con el objetivo de derrocar a Sadam Husein– y a Afganistán (2001-2021); en retrospectiva, con la mirada concentrada en Oriente Medio, el gobierno de Barack Obama (2009-2017) aprovechó la Primavera Árabe (2011) para invadir –junto con sus secuaces: Gran Bretaña y Francia– Libia y Siria (con el pretexto de combatir al Estado Islámico).
A eso debemos agregar que EU fracasó (y seguirá fracasando) en sus guerras por el petróleo en Oriente Medio. El reciente caso fue la salida abrupta de las tropas estadounidenses de Afganistán ante la victoria de los talibanes.
Ahora bien, Estados Unidos optó, para seguir con su sueño de independencia energética, por otra estrategia: extraer y especular con el shale gas (conocido también como grisú o lutita), en términos técnicos según Forbes, es el gas natural que se encuentra atrapado en rocas muy apretadas para extraerlo, por ello la industria energética ha recurrido al famosísimo y polémico fracking (fracturación hidráulica).
Ingenuamente, EU pensó que con el fracking podría conseguir su (anhelada) independencia energética y así ser, por fin, la nueva “Arabía Saudita de América” que sustituiría a Rusia/Irán en el mercado energético. Hasta se llegó a pensar, en 2010, que el shale gas podía desplazar “la generación de carbón sucio.”
Sin embargo, EU no contó que el fracking, según informó la BBC (Corporación Británica de Radiodifusión), provocaría contaminación en los mantos acuíferos gracias a las fugas de metano. De igual manera, en una investigación anual de la Sociedad Sismológica de América se argumenta los vínculos sísmicos entre el fracking y los terremotos, por ejemplo, en Kansas, Oklahoma y Ohio.
Y una más: la élite financiera de EU, representada por Wall Street, apostaron por la “burbuja especulativa de shale gas y petróleo”; nunca se imaginaron que les explotaría en su cara, lo cual sucedió antes (y durante) la pandemia de Covid-19. Incluso, la compañía estadounidense Chesapeake, pionera de la industria de fracking, anunció su quiebra. En efecto, la industria del shale gas no es rentable, ya que los pozos hechos por fracking se agotan rápidamente y los costos de producción son altos y subestimados.
Por esa razón, ahora, la cúpula estadounidense está impulsando la agenda de las energías limpias (energía verde) para cambiar el tablero (geo)energético y (geo)estratégico ante su fracaso en su revolución del shale gas. El objetivo de la agenda verde enarbolada por EU es cambiar el tablero geoenergético para perjudicar a sus enemigos predilectos: Rusia/China/Irán.
Ahora los globalistas-neoliberales están especulando con las energías verdes con su “burbuja verde”, así como lo hicieron con el shale gas, allá a ellos y su mala cabeza. Se necesita cerrar los ojos para no darse cuenta de que la primera “crisis verde” ya sucedió en Europa el año pasado (2021).
Dos preguntas, más o menos retóricas, al respecto: ¿EU podrá lograr una independencia energética con las energías verdes? ¿La energía verde será una pifia como la revolución del shale gas?
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