El informe de los expertos del Grupo Interdisciplinarios de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos constituyó no un “elemento más” en la investigación sobre la tragedia de Iguala sino el golpe central a una operación política, jurídica y policiaca para darle “carpetazo” a uno de los expedientes de desaparición forzada más escalofriantes de los últimos años.
La persistencia de los familiares, abogados y sobrevivientes de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, así como una movilización intensa de la opinión pública en contra de la malograda “verdad histórica” que intentó plantar el gobierno de Enrique Peña Nieto explican la dimensión nacional e internacional que ha cobrado este informe del pasado 6 de septiembre.
Ya está en marcha una contraofensiva mediática del gobierno de Peña Nieto para desestimar este informe. Como la “verdad histórica”, la “respuesta histérica” de los medios y columnistas afines a la línea gubernamental sólo agravan la herida que ha producido este caso.
De manera contundente este informe devela, al menos, 10 mentiras en torno al manejo del caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa:
1.-La Incineración en Cocula.-“Con base en estas evidencias, el GIEI descarta las declaraciones de la cremación en Cocula como veraces”. Esta frase, respaldada en las investigaciones de 6 meses, en los peritajes y en la evaluación de las evidencias prácticamente hechó por tierra el thriller relatado por Jesús Murillo Karam en su fatídica conferencia de prensa del viernes 7 de noviembre de 2014.
Murillo Karam reiteró el 27 de enero de 2015 que, a partir de las 386 declaraciones, “ésta es la verdad histórica: los normalistas fueron calcinados, están muertos”.
No le corresponde al GIEI decir qué fue lo que sucedió sino recomendar una investigación más apegada a la realidad, al sentido común y a las evidencias.
2.-El “Carpetazo”.-Los expertos del GIEI insistieron en todo su informe que al no existir certezas sobre la incineración de los 43 normalistas y graves contradicciones sobre los responsables materiales e intelectuales, así como el móvil del ataque a los normalistas, no se puede dar “carpetazo” a un expediente abierto.
Ahora, el gobierno de Enrique Peña Nieto y la PGR han insistido que el caso sigue abierto, pero olvidan mencionar que durante más de siete meses el propio primer mandatario le ha insistido al país y a los familiares de las víctimas que “superen” y acepten lo sucedido.
3.-La No Protección de los Normalistas.-No se trató de un ataque fortuito, resultado del temor de las autoridades de Iguala de la irrupción de los normalistas en la fiesta de la “pareja imperial”. El informe del GIEI subraya que desde su salida de la Escuela Normal hasta su llegada a Iguala, los estudiantes de Ayotzinapa fueron vigilados y seguidos por el ejército, la Policía Federal, la policía estatal y elementos de la policía municipal.
4.-Sí hay evidencias de la participación del ejército.-En sus conferencias del 7 de noviembre de 2014 y del 27 de enero de este año, Murillo Karam insistió que “no hay ni una sola evidencia” de la participación del ejército en la tragedia de Iguala.
Ahora sabemos que sí hay evidencias de su participación en los escenarios de vigilancia, de persecución y de agresión a los normalistas. Quizá no sean los responsables de su desaparición, pero integrantes del 27 batallón de Iguala estuvieron enterados y hubo, al menos, omisión y negligencia.
5.-Sí hubo un quinto autobús.-Los normalistas y otros testigos mencionaron una y otra vez la existencia de un quinto autobús. La PGR y la procuraduría estatal negaron y destruyeron evidencias de la existencia de este autobús. La existencia de este autobús es clave para conocer no sólo el móvil sino la mecánica de los hechos.
Los expertos del GIEI han sugerido que este quinto autobús tuviera goma de opio. Guerrero produce el 60 por ciento de toda la goma de opio del país, esencial para la heroína. En 56 municipios del norte de Guerrero se siembra goma de opio. Es una industria que, según cálculos de la DEA, genera 1 mil millones de dólares anualmente.
6.-Ataque coordinado por “alguien”.-En el ataque a los normalistas estuvieron involucrados varios cuerpos de seguridad pública, coordinados desde el C4 por “alguien” de aspecto “atlético”, según algunos testimonios recuperados del expediente. La gran incógnita es quién es este personaje. La gran mentira es que no se trató de un ataque por confusión sino deliberadamente planeado.
7.-Evidencias desaparecidas.-Desde el 17 de agosto, los integrantes del GIEI advirtieron como “hecho grave” que las evidencias de ropa de los normalistas desaparecidos no se les haya comunicado a los familiares y señaló su preocupación por “la pérdida de pruebas del caso”. Entre ellas, “la existencia en su momento de una videograbación de la escena de la intervención policial que dio lugar a la desaparición de un grupo de normalistas en el escenario de la salida de Iguala, cerca del Palacio de Justicia”. Parece que tales evidencias fueron destruidas.
Estos hechos demuestran que no hubo rigor ni imparcialidad en las indagatorias realizadas por la procuraduría.
8.-Respeto a los Derechos Humanos.-En su tercer informe de gobierno, Enrique Peña Nieto mencionó en más de 200 ocasiones el término “derechos humanos” y presumió grandes avances de su administración en esta materia. Tan sólo el caso de los estudiantes de Ayotzinapa demuestra que las más graves violaciones se han cometido con la participación directa o con la franca omisión de las fuerzas armadas y policiales del país.
El GIEI ha confirmado que no se han atendido a los heridos y a los familiares de los jóvenes asesinados.
9.-Agresión y desaparición de los normalistas están conectadas.-En el relato de los sucesos, los expertos del GIEI destacan que no se deben desconectar ni desvincular los dos hechos claves de la larga noche de Iguala del 26 y 27 de septiembre: el de la agresión y el de la desaparición. Hay “enormes contradicciones” entre los peritajes y los testimonios. Además, definir el destino de 43 muchachos no pudo haber sido tan rápido como relató la “verdad histórica” de Murillo Karam.
10.-Investigación no concluida.-Las 20 recomendaciones del GIEI subrayan que no se puede dar por concluída y mucho menos cerrada la investigación de los 43 normalistas. La gran mentira estaba encubierta en una “exhaustiva” investigación que, ahora vemos, fue la construcción de una versión a modo que no encaja ni con la realidad, ni con el más elemental sentido común.
Regeneración, 10 de septiembre del 2015. Artículo publicado en http://homozapping.com.mx/