Una daga más contra la política exterior mexicana

En 1988 los principios de política exterior fueron elevados a rango constitucional por iniciativa de grandes pensadores como Víctor Flores Olea.

 

jorge castañeda candidatos independientes

 

Por Gonzalo Gabriel Ballesteros

Regeneración, 17 de mayo de 2016.- El pasado dos de mayo se dio la inauguración del seminario México Global: intereses y principios de la política exterior, en la que se abrió la discusión sobre la necesidad de “evolucionar” los principios de política exterior principalmente el de la No intervención en asuntos internos.

En palabras de la actual canciller Claudia Ruiz Massieu, comentó que el estado necesita adaptarse a la realidad cambiante porque cada vez se hace mas difícil trazar una línea cuando esta incide a una cuestión interna. (Excelsior)

En 1988 los principios de política exterior fueron elevados a rango constitucional por iniciativa de grandes pensadores en política exterior como el embajador Víctor Flores Olea. Estos principios son posturas generales y actitudes del estado que le dicen al mundo como actuaremos y como pensamos, estos principios, que se encuentran en el artículo 89 fracción décima, son un legado histórico que evocan etapas y momentos realmente trascendentales para nuestro país e incluso para la historia universal y las relaciones internacionales. Este principio que se encuentra en la Carta de las Naciones Unidas es una “política de dignidad” un poder de los mas débiles contra los mas fuertes.

Entonces, ¿por qué le preocupan los principios a la Secretaría de Relaciones Exteriores y del grupo en el poder que la controla?

En primer orden debemos de mencionar que el principio al que más le apunta la cancillería es el de la No intervención, principio que se forjo en el devenir de conflictos tanto bélicos como manipulaciones o espionaje, recordemos tan solo la invasión francesa y estadounidense en los tiempos de Juárez o las amenazas de Robert Lansing y los chantajes de las trasnacionales hacia Carranza. En estos episodios históricos, países enemigos quisieron imponer su voluntad y a cambiar el rumbo y las decisiones a las que sólo le conciernan a las y los mexicanos, en la que estas naciones buscaron expansión territorial, beneficios económicos injustos e incluso desaparecer la nación y retransformarla de nuevo una colonia. A estos principios también se les conoce como Doctrina Juárez y Doctrina Carranza. A mas de 150 años de estos eventos pareciera ser que en efecto un principio así es disfuncional no obstante hoy no hace falta una guerra, armas, o imposiciones directas ya que la intervención puede ser por otros dispositivos como los políticos, los económicos o diplomáticos.

Esto hace pensar que la mayor intención de la cancillería con ayuda de sus asesores como Jorge G. Castañeda e intelectuales extranjeros, mismos que impulsaron el neoliberalismo en nuestra nación, estén buscando quitar el ultimo escudo de defensa a nuestra tan golpeada soberanía haciendo parecer que estas posturas de México frente al exterior son retrogradas y que por lo tanto deben de evolucionar cuando en realidad es quizá a mi entender unos de los golpes maestros (TLCAN, ASPAN, Iniciativa Mérida, Reforma Energética, TPP) para desarticular a nuestra nación y profundizar el proceso conocido como la Compraventa de México.

Actualmente vivimos uno de los momentos de mayor injerencia inusual de nuestra historia moderna, no hace mucho se conoció la participación directa de la actual candidata a la presidencia de los Estados Unidos Hillary Clinton quien junto con el ex embajador de ese país en México Carlos Pascual, David Goldwyn y Neil Brown fueron los coautores de la reforma energética publicado por el sitio web DesMog (La Jornada). O las revelaciones de cables confidenciales sobre el apoyo de los Estados Unidos hacia el candidato panista del 2006 Felipe Calderón ante la indudable victoria del candidato de las izquierdas López Obrador revelado por Wikileaks: “El embajador de Estados Unidos en México, Tony Garza, plantea que Felipe Calderón Hinojosa necesitará un fuerte apoyo del gobierno estadounidense para reforzar su agenda y liderazgo” (Wikileaks Jornada).

Tampoco podemos olvidar que la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la antidrogas (DEA), el Buró Federal de Investigaciones (FBI) entre otros, tiene base en Mexico, agencias conocidas por hacer trabajo de espionaje y operaciones ocultas a favor de los intereses de los Estados Unidos corrompiendo funcionarios como se muestra en los archivos desclasificados de la participación de Gustavo Díaz Ordaz como agente secreto (El Universal). Es vital recordar cuando se reveló que la administración de Felipe Calderón avaló que el gobierno de Estados Unidos instalara en México equipo para interceptar comunicaciones telefónicas y cibernéticas dando veracidad a la información de que México tenia intervenida sus telecomunicaciones desde los noventas, o el sobrevuelo de aeronaves no tripuladas, drones, a los que la ex canciller Patricia Espinoza después de negarse terminó aceptando la existencia de los sobrevuelos, pero con la excepción de que era México el que los controlaba. Sumemos a todo esto las imposiciones de organizaciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo.

Desde la entrada del neoliberalismo a nuestro país se nos ha venido presionando para ingresar al bloque de la América del Norte una integración regional subordinada con esquemas altamente leoninos alejados de cualquier concepción de desarrollo y respeto en la que facilitadores de esta integración injusta como Castañeda o Salinas trabajan sin descanso para dilapidar a la política exterior reconociendo ellos mismos que nuestros principios tienen un valor indudable para la protección de los pueblos. En todo caso si la integración regional con el TLCAN funcionara habría libre paso de personas entre las tres naciones, cero deportaciones y familias unificadas.
¡Nuestros principios son cardinales y se quedan! En todo caso si la cancillería quiere evolucionar debería empezar con cambiar la orientación neoliberal y de pleitesía a nuestro vecino del norte, segundo darse cuenta que el mundo multipolar es cada vez más una realidad por lo que desde hace mucho tiempo atrás hemos venido necesitando un proyecto de política exterior propio junto con un diseño geopolítico autónomo y no dependiente de lo que digan en la Casa Blanca.