Chile en rebelión: “no son 30 pesos, son 30 años” (1)

Análisis sobre la rebelión en Chile contra el presidente derechista Sebastián Piñera a partir de la alza del precio del transporte, por Karol Morales

Regeneración, 25 de octubre de 2019. Chile. Tal como se ha difundido ampliamente, el alza de la tarifa del metro –el principal medio de transporte público en la capital– sumado a las insultantes declaraciones de los ministros de gobierno en torno a las necesidades sociales fueron la gota que colmó el vaso de la sociedad chilena.

Con ella comenzaron las manifestaciones hace más de una semana en las calles de varias ciudades del país.

No son 30 pesos, son 30 años en Chile.

Así reza uno de los múltiples virales compartidos en las redes sociales, en referencia a los 30 pesos de aumento versus los 30 años de “transición a la democracia”.

Esta pactada en el plebiscito de reforma a la Constitución de 1989 entre los partidos políticos y el régimen militar.

Es precisamente esa democracia pactada, tutelada y amarrada a los pilares dictatoriales consagrados en la Constitución pinochetista.

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Aún vigente en el país la causa del enorme malestar contenido, que ahora explota con una fuerza inusitada.

La superexplotación de la fuerza de trabajo, con bajos salarios sostenidos por la negación de la negociación colectiva sectorial y el derecho a huelga efectiva.

Además de la privatización de los recursos naturales y el caso único en el mundo en que el agua es un bien privado.

Sumado a la inexistencia de un sistema de seguridad social que se expresa en la administración privada y lucrativa de los ahorros individuales para pensiones (Afp);

El desmantelamiento de la educación pública y la enorme deuda educativa para acceder a la educación superior son algunos de esos pilares dictatoriales.

Esto da como resultado un Chile con índices macroeconómicos que lo sitúan en el club de los países de altos ingresos, pero con una enorme y dolorosa desigualdad.

Esa desigualdad no es sólo económica, sino también jurídica.

La consolidación progresiva de una justicia para pobres y otra para ricos queda expresada una y otra vez en los continuos “perdonazos” tributarios y penas irrisorias a la élite empresarial y política.

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Ninguno de los recientes condenados por el financiamiento ilegal de los partidos o las colusiones empresariales recibió pena de cárcel.

La figura del presidente de la república refleja mejor que nadie esta realidad:

un empresario que ha hecho su fortuna a costa de evasión tributaria y que jamás ha pagado por ello.