China y la reconfiguración del orden mundial

Por Adrián Ruíz Martínez
Público.es


Los amantes de la geopolítica y geoestrategia están de enhorabuena, los tiempos que corren advierten una posible reorganización del actual orden mundial, y China, abanderada de la globalización tras las medidas proteccionistas de la administración Trump, tiene mucho que decir.
Uno de los lugares clave en el devenir de las próximas décadas se encuentra en el continente asiático, pues este engloba la gran mayoría del poder agregado mundial (población, tamaño del país, recursos económicos…). China, mediante la creación del OBOR (One Belt One Road, o el Cinturón y la Ruta de la Seda) está desarrollando una estrategia de “Soft power”o poder blando, con la que pretende un paulatino ascenso de poder desde la esfera económica a la esfera política. Ese poder blando se está realizando mediante la instauración de diferentes tratados de libre comercio los cuales excluyen a EE.UU., por ejemplo el CPTPP o el ACTFA. Es en este último tratado donde quiero reparar mi análisis, puesto que un futuro cambio del poder dominante o hegemón actual (EE.UU.) y el ascenso a ese papel de China es una teoría interesante de plasmar.

Desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial Japón ha estado tutelada por EE.UU. pero esta tendencia cada vez va a menos. Una de las razones que se esgrimía por entonces para justificar la presencia militar estadounidense, es la capacidad de rearme y desarrollo del pueblo japonés, además de la guerra fría. Si bien antes EE.UU. no consiguió instaurar el sistema democrático occidental en la isla nipona por sus fuertes convicciones culturales y políticas, hoy no lo conseguirá y en breve lapso de tiempo Japón irá ganando más independencia que puede provocar con la salida de los estadounidenses (véase el rearme de la marina de autodefensa nipona). Es decir, ya no sólo China empuja a EE.UU., sino que Japón también. Esto y sumado al TLC entre China, Japón y Corea del Sur (sería el 10+3 -ACTFA-), el cual a este último desde la llegada de Trump se le ha obligado a la renegociación, más la posible reunificación de la península coreana y a la salida de EE.UU. del TTP, está empujando fuertemente a EE.UU. fuera del papel de hegemón en el aspecto económico (del continente asiático). Pensemos que el ACTFA representa casi el 50% de la población mundial y un 31% del PIB mundial, y ser su abanderado da mucho peso geopolítico. En una de las últimas declaraciones de los mandatarios japonés y chino, parece evidenciarse una aproximación de posturas (a pesar de la hostilidad histórica), por lo tanto la pérdida de protagonismo y de aliados de EE.UU. es clara y evidente; por eso desde la administración de Obama ha habido una centralización especial en Asia. En el aspecto militar, como anteriormente he comentado, además del rearme de la marina japonesa, China esta invirtiendo y modernizando su flota, de hecho, se estima que para 2020 China supere los 272 barcos y submarinos de guerra que EE.UU. tiene en el Pacífico. Pero siendo realistas, China aún está muy lejos de la potencia militar estadounidense y en breve espacio de tiempo no es factible una superación de las fuerzas norteamericanas. De ahí al énfasis de la vertiente económica como factor de ganancia de poder.

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Existe una teoría que dice que EE.UU. ya ha intentado frenar el proyecto (vía terrestre) de la Ruta de la Seda mediante el Plan Wright, que consiste en el mantenimiento de inestabilidad en Oriente Próximo (guerra de Siria, Afganistán…) y en el este de Europa (conflicto ucraniano) con el fin de evitar esa expansión o contagio del poder blando de China a Europa. Que no quiere decir que esa inestabilidad en esos lugares sea por este motivo en concreto, pero si puede ser un motivo más que haga peso en un lado de la balanza. Pero todo hay que decirlo, es política ficción y una teoría no constatada.

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Fuente: https://blogs.publico.es/