Conagua pretende darle a EU hasta 300 millones de m³ de agua al año

Conagua pretende que se vayan a Estados Unidos entre 200 y 300 millones de metros cúbicos de agua al año del Valle de Mexicali

Habría una reducción de 5 litros por segundo a los concesionarios de derechos de agua.

En acuerdo con EU, productores tenían derecho de 132 litros por segundo por hectárea y Conagua la redujo a 117 litros, ahora la actual acta busca que se recorte a 112 litros por segundo

Pretenden vender el agua de los agricultores del Valle de Mexicali a los Estados Unidos

Regeneración, 4 de octubre del 2018. Las autoridades federales pretenden modificar los términos del acuerdo de la Comisión Internacional de Límites y Aguas entre México y Estados Unidos, para entregarle entre 200 y 300 millones de metros cúbicos de agua al año, provenientes del delta del Río Colorado.

Se trata de una serie de modificaciones al tratado entre México y Estados Unidos que se firmó en 1944, relativos al uso del agua provenientes del Río Colorado

El Acta 323 el cual tendrá una vigencia hasta el 2026, amplia o remplaza los elementos clave del Acta 319, un acuerdo previo que concluyó a fines de 2017.

En respuesta a este intento del gobierno saliente de Enrique Peña Nieto, se aprobó en el Senado de la República una punto de acuerdo de urgente resolución, presentado por Alejandra del Carmen León Gastélum, a nombre de los Senadores de los Grupos Parlamentarios del Partido del Trabajo y del Partido Morena.

Entre otras cosas la senadora señaló que se trata de un acuerdo ilegal, toda vez que cualquier tratado internacional debe ser aprobado por el Senado de la República y adelantó que habrá consecuencias legales contra las autoridades federales infractoras de la Ley.

https://www.facebook.com/alexleongastelum/videos/482309688933581/

El punto acordado en el Senado de la República es el siguiente:

«Se exhorta respetuosamente a este Senado de la República para que de manera conjunta con el Gobierno Federal, así como a los Gobiernos Estatales y Municipales que colinden con la Zona de Salvaguarda del Golfo de California, Península de Baja California y Pacifico Sudcaliforniano, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 07 de Diciembre de 2016, instituyan un Grupo de Trabajo con:

«Investigadores, Universidades Públicas, Centros de Investigación, sociedad civil organizada, Federaciones y confederaciones de sociedades cooperativas de producción pesquera, permisionarios de la pesca, prestadores de servicios turísticos y cámaras industriales de la pesca».

Para que «analicen la situación del ordenamiento ambiental y las actividades económicas en la Zona de Salvaguarda, y emitan recomendaciones a esta Soberanía y a los ámbitos de competencia correspondiente, buscando en todo momento la preservación, conservación y aprovechamiento de dicha zona, con apego estricto a lineamientos de desarrollo sustentable«.

En los próximos días en el Senado se instalará dicho grupo de trabajo.

Manifestaciones afuera de Conagua, denuncian presiones para que agricultores firmen acuerdo

En medios de comunicación locales se publicó que agricultores simpatizantes el Comité Ciudadano en Defensa del Agua de Baja California se manifestaron este viernes a las afueras de las oficinas de la delegación de CONAGUA en Mexicali para denunciar que las autoridades del CILA, en contubernio con el presidente de la sociedad de módulos de riego, están presionando a los agricultores a firmar las actas 232 y 319 del tratado internacional de aguas con Estados Unidos.

El activista Rigoberto Campos comentó que con estas actas se pretende vender el agua de los agricultores del Valle de Mexicali a los vecinos del norte, por eso dijo, en estos momentos personal de CONAGUA está obligando a los agricultores a firmar las actas.

Agregó que lo que se busca con estas acciones es que el presidente de la república firme el tratado internacional antes de que termine su sexenio.

Además dijo que hace falta que los funcionarios de Gobierno como el delegado de la SAGARPA se pronuncien en contra del negocio que pretende hacer la dependencia federal (CONAGUA) con el agua de los mexicanos.

Para finalizar dijo que seguirán haciendo todo lo posible para evitar que lleguen esos documentos a la Ciudad de México.

Campesinos y productores del campo de Mexicali se manifestaron y denunciaron la posible venta de agua a Estados Unidos por parte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Jesús Fernández Gardea, campesino del ejido Campeche e integrante del Comité de Defensa del Agua, explicó que la autoridad federal gestiona firmar el acta 319 y 323 con reducción de 5 litros por segundo a los concesionarios de derechos de agua.

Explicó que se tenía derecho de 132 litros por segundo por hectárea y Conagua la redujo a 117 litros, ahora la actual acta busca que se recorte a 112 litros por segundo.

Calculan que Estados Unidos se quede con entre 200 a 300 millones de metros cúbicos anuales.

Además denunciaron que los acuerdos los realiza Conagua junto con la Comisión Internacional de Límites de Agua y el gobierno de Estados Unidos.

Rigoberto Campos, integrante del comité de defensa del agua, afirmó que el tema fue presentado ante el Senado de la República y Semarnat.

El dicho de los productores fue retomado por los portales de noticias del norte de México Síntesis TV y Afntijuana.


El Delta del Río Colorado

Por César Angulo*

Con un futuro poco alentador por la falta de agua, la supervivencia del delta del río Colorado depende hoy de los acuerdos a los que lleguen los usuarios del agua, los científicos, los ambientalistas y los gobiernos de México y Estados Unidos. La zona del delta, área natural protegida del lado mexicano, depende de la colaboración y en entendimiento entre los actores de ambos países, que comparten la riqueza natural de este ecosistema del desierto sonorense.

En esta región localizada en el sur de los estados de California y Arizona en Estados Unidos, y en el noroeste de México, la colaboración humana entre los habitantes de ambos países ha sido clave para dar pasos firmes hacia la conservación y restauración del delta, hoy reducida a un 10% de su área original debido a la reducción del agua. Esta región fronteriza es el último reducto del río más alterado del hemisferio occidental, y la gente se niega a perder la riqueza de su ecosistema.

Cuando don Onésimo González Sáinz, el líder tradicional de la tribu cucapá dice «este río ya se murió» , uno apenas puede imaginar la grandeza que antaño tenía el río. Hasta las primeras décadas del siglo pasado, era una vía de comunicación por dónde navegaban buques de vapor.

Onésimo fue de los últimos pescadores cucapá que en sus incursiones al río capturaba camarón y pescado en abundancia.

Hoy, los cucapá (palabra que significa «gente del río») son testigos de la extinción del río y de sus formas tradicionales de subsistencia.

Habiendo vivido por miles de años en los márgenes de la cuenca baja del río y su delta, fueron el primer pueblo víctima de la construcción de presas y desviación del río Colorado, que inició en 1931 con la construcción de la presa Hoover, en Nevada.

Después ocurrieron más desviaciones hasta sumar diez grandes presas y decenas de desviaciones menores, desde el nacimiento del río en los riscos de las Montañas Rocallosas de Colorado, hasta desembocar en el Mar de Cortés, unos 3 mil kilómetros al sur.

En los últimos 65 años, el Colorado fue sometido a un intenso uso de su agua para satisfacer la demanda de los sectores agrícola, urbano e industrial en Estados Unidos y en México.

Pese a que el manejo ha sido nocivo para el hábitat natural, aún hoy el delta del Colorado tiene atributos importantes que en opinión de los científicos es prioritario conservar. En esta la parte final del río y gracias a las inundaciones de años recientes, se han establecido comunidades de plantas nativas y cerca de 12 mil hectáreas de humedales en los valles de Mexicali y San Luis Río Colorado.

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En el área de influencia del delta, que tiene una extensión de 150 mil hectáreas, viven unas 200 mil personas distribuidas en 1127 comunidades pesqueras y agrícolas. Es también un santuario de unas 200 especies de aves residentes y migratorias, 11 especies de mamíferos y 8 de peces.

Gracias a la investigación de campo, realizada en el área por numerosos científicos apoyados por instituciones académicas de los dos países, hoy se reconoce esta zona como un ecosistema que tiene gran influencia en el medio ambiente y en las actividades productivas de la región, ligadas directamente con la naturaleza. Un grupo binacional de científicos determinó que, de acuerdo al escenario actual de la disponibilidad de agua, se encuentran amenazadas más de 600 mil hectáreas del área del delta y de los ecosistemas ribereños .

El complicado entramado político que rodea al agua del Colorado no es el mejor escenario para el medio ambiente de la cuenca baja del río. De hecho, en el más optimista de los pronósticos, ambientalistas y usuarios de la parte baja del río esperan que el agua para la zona escasee en el futuro próximo si no es que se agote.

Los últimos signos de las relaciones políticas entre México y Estados Unidos dan a entender que en esta refinada guerra política por el agua el perdedor será el delicado ecosistema del delta.

Los usuarios ecológicos del río, pioneros de su conservación

Hace unos diez años la gente de la región comenzó a dar los primeros pasos de lo que hoy representa un esfuerzo organizado por defender la permanencia del delta y su influencia benéfica en el ecosistema y hábitat de cientos de especies de flora y fauna. Las acciones que hoy han logrado acuerdos escritos entre los gobiernos empezaron con reuniones entre pobladores de pequeña s comunidades de los márgenes del río e investigadores y activistas de organizaciones mexicanas y estadounidenses.

Uno de los resultados más consistentes es el Acta 306, en el que la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), reconoce que la ecología del delta está siendo afectada por la falta de escurrimientos de agua en la zona.

En el documento firmado en El Paso, Texas, en diciembre de 2000, la cila se compromete a analizar los efectos en el medio ambiente de las áreas ribereña s y estuarios en la zona internacional del río, mediante un Grupo Técnico Binacional.

Así empezó también un difícil recorrido por leyes, agencias gubernamentales, intereses y políticas del agua que ha tenido que sortear tanto en México como en Estados Unidos un grupo cada vez más numeroso de ciudadanos interesado en la preservación del delta del río Colorado.

Cuando en los setenta los agricultores mexicanos del Valle de Mexicali se dieron cuenta de que sus cosechas morían irremediablemente sin rendir frutos, todo el fértil valle lució desolado. El motivo era que el agua que corría por el Colorado hacía México era en extremo salada. Se perdieron miles de hectáreas, cientos de agricultores se fueron a la ruina y la economía local se vino abajo de la noche a la mañana. Fue también una dura prueba para las relaciones México-Estados Unidos: los agricultores mexicanos se amotinaron frente a la puerta de entrada a Estados Unidos y quemaron cientos de visas norteamericanas en protesta por la entrega de agua de mala calidad.

Tres décadas después siguen tensas las relaciones binacionales a causa del agua del Colorado. Cuando un alto funcionario tiene que dar declaraciones a la prensa sobre el reparto del agua del Colorado entre los dos países, casi siempre lo hace en un tono moderado, para no alentar la polémica.

Y es que sobre el Colorado, se tienen tantas visiones como convenga a las partes interesadas. Por un lado hay una férrea lucha por el agua entre los gobiernos estatales de los Estados Unidos, en la que además compiten los usuarios agrícolas y urbanos, principalmente. Además, está la asignación a México, asegurada en el Tratado de Aguas firmado en 1944 por ambos países. El actor al que invariablemente le ha tocado la peor parte en el reparto del agua es el delta del río Colorado. En esta pelea por el agua, el delta poco ha ganado como usuario pasivo de los flujos de agua que llegan a la desembocadura del río.

Sin embargo, a pesar de que prácticamente se libra una guerra por el agua del Colorado, la gente sigue con la esperanza de que el delta y el medio ambiente en general sobrevivan. Esto gracias a la movilización de activistas y usuarios del río, que han ganado pequeña s batallas que hoy anticipan al menos un creciente interés hacia la problemática que prevalece en la parte baja del río.

Producto de esta dinámica de movilización ciudadana, en 1999 se fundó la Asociación Ecológica de Usuarios del Río Hardy y Colorado (AEURHYC), integrada por pescadores, campesinos, prestadores de servicios turísticos, e integrantes de la tribu Cucapá.

Entre los objetivos de aeurhyc, está el detener las fuentes de contaminación del agua y los humedales del río Hardy (un ramal del Colorado), restaurar y conservar el cauce del río, y promover proyectos de desarrollo regional con criterios de preservación del medio ambiente.

Esta asociación ha realizado proyectos de restauración en la zona del delta con el apoyo de organizaciones de México y Estados Unidos como son el Sonoran Institute, Pronatura, y Conservación Internacional. Otras organizaciones involucradas son el Centro de Estudios de Desiertos y Océanos (CEDO), Living Rivers, Pacific Institute, Enviromental Defense, Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Defenders of Wildlife, entre otras.

El trabajo coordinado entre organizaciones de conservación, ambientalistas y los usuarios del río ha logrado consolidar esfuerzos e iniciativas locales de conservación y restauración del delta. Como ejemplo, AEURHYC con el apoyo de Sonoran Instituteha construido muros de contención para ayudar a subir el nivel del agua en la zona donde los lugareños promueven la pesca deportiva o el ecoturismo. Como parte de su programa «Proyecto delta del río Colorado» el Sonoran Institute ha desarrollado en los tres últimos años un seminario móvil en el área de la cuenca baja del río para que periodistas mexicanos y estadounidenses obtengan información de primera mano sobre la situación del delta.

El escenario del pleito por el agua: exigencias y propuestas

Cuando uno le pregunta a cualquier activista, científico, o usuario del delta del río Colorado, que cuál es la solución a la problemática del lugar, la respuesta no puede ser más obvia: se necesita más agua en esta parte del río. El problema es que no hay agua y no se sabe si en el futuro llegará al menos un poco.

Una prolongada sequía en la región de la cuenca baja y un creciente litigio político por el agua del río no dan grandes esperanzas. Por lo pronto se reconoce que la cuenca del río Colorado enfrenta una sequía de largo plazo, ya que actualmente las presas presentan niveles peligrosamente bajos.

La sequía ha llevado los problemas de abastecimiento de agua a la esfera política y los usuarios de la cuenca, de las partes alta y baja, buscan reafirmar sus derechos al agua asentados en el acuerdo de 1944.

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El Estado de Nevada ha presentado al Departamento del Interior de los Estados Unidos (DOI, por sus siglas en inglés) una solicitud de más agua para evitar tener un déficit en los usos urbanos. La Nación Navajo recientemente cuestionó las cuotas de agua establecidas a lo largo de toda la cuenca baja.

California, Arizona y Nevada cada vez necesitan más agua, y los estados de la cuenca alta, los que tradicionalmente dejaban correr el agua río abajo, hoy experimentan aumentos en el uso de agua. El estado de Colorado está preparándose para incrementar considerablemente su uso del agua a corto plazo, ya que se encuentra en las primeras fases de un estudio de factibilidad del proyecto «Big Straw», que desviaría agua del río Colorado en la frontera entre Colorado y Utah para entubarla a través de las Montaña s Rocallosas hasta Denver. Este proyecto, que se basa en un acueducto con tubería de cuatro metros de ancho se estima que tardará 10 a 27 años en su construcción y tendría un costo estimado entre 3 800 millones y 15 mil millones de dólares. La iniciativa ha despertado una gran polémica. Se cuestiona su rentabilidad económica y los efectos que la obra tendría en el medio ambiente.

La región está actualmente en una situación de estrés hídrico, en el que uno de los primeros ecosistemas daña dos son los humedales del delta del río Colorado. Con el afán de ahorrar el máximo de agua posible, Estados Unidos analiza la posibilidad de operar una planta desalinizadora ubicada en Yuma, Arizona, un gran complejo construido hace 10 años y que sólo por mantenimiento representa un gasto de 2.4 millones de dól ares anuales. Hasta hoy un elefante blanco, inicialmente debía tratar el agua de retorno de los valles agrícolas del suroeste de Arizona, para regresar el agua tratada al Colorado justo antes de ingresar a México. En vez de esto, se canceló la operación de la planta y se optó por enviar el agua no tratada a México, por un canal de cemento que corre paralelo al río Colorado y que termina en una hondonada donde artificialmente se han formado lo que hoy se conocen como los humedales de la Ciénega de Santa Clara.

Con la operación de la planta, se interrumpirá el flujo de agua que mantiene los humedales de la Ciénega de Santa Clara y con ello el lugar sería condenado a la desaparición , causando severos daños ecológicos a la zona de humedales.

Este considerable incremento en la presión que los intereses de Estados Unidos ejercen sobre la cuenca baja del río Colorado, más los nuevos llamados al aprovechamiento total de las asignaciones de agua del río Colorado que el tratado otorga a Estados Unidos, y un importante incremento en la visibilidad política de asuntos relativos al agua, han creado un clima poco favorable para la conservación del delta, de acuerdo con las organizaciones ambientalistas y de conservación que trabajan en la zona. El temor es la probabilidad de que estos cambios socaven los esfuerzos por destinar agua para fines ecológicos en el río Colorado y su delta.

Grupos ambientalistas estadounidenses encabezados por la organización Defensores de la Vida Silvestre, perdieron una demanda importante que habría requerido que Estados Unidos tomara en cuenta los impactos a las especies amenazadas del delta.

Ellos estiman que, a largo plazo, en ausencia de acciones políticas favorables y cooperación entre los gobiernos de México y Estado Unidos, parece probable que tanto la cantidad como la calidad de agua disponible para apoyar al delta del río Colorado y la ciénaga continuarán deteriorándose.

Y es que el tema del agua que Estados Unidos entrega México por el Colorado, es incluso bandera política. En 2003, legisladores federales Texas presentaron una resolución ante el Congreso para solicitar que el presidente George Bush retenga el suministro de agua en el río Colorado como represalia por el incumplimiento de México en la entrega de agua del río Bravo.

En busca de un futuro para el delicado delta

Hoy más que nunca, el delta de río Colorado necesita del involucramiento de individuos y organizaciones para frenar lo que parece ser una inminente guerra por el agua del río, en donde el medio ambiente y los ecosistemas del delta muy probablemente salgan perdiendo.

Hasta ahora, en las agencias gubernamentales estadounidenses ha prevalecido una indiferencia hacia la situación del delta, y los impactos ambientales ocasionados por la falta de agua en esta región.

La esperanza para el delta, en opinión de Francisco Zamora, jefe del Proyecto delta del río Colorado del Sonoran Institute, debe venir de todas las partes involucradas. Hoy se ha avanzado mucho en cuanto a la sensibilización de las agencias gubernamentales tanto mexicanas como estadounidenses, y en el compromiso de las comunidades que dependen del río Colorado y su delta.

Pero eso no basta. Son necesarias acciones concretas y proyectos viables para lograr un flujo permanente de agua hacia el delta. Esta es la única forma de asegurar la permanencia de los ricos ecosistemas del delta, en opinión de los grupos ambientalistas que han desarrollado trabajo en la zona.

De acuerdo a los resultados del Taller Binacional de Identificación de Prioridades de Conservación del Delta del Río Colorado, en el que participaron 35 científicos de México y Estados Unidos, ya se tienen identificadas ciertas áreas prioritarias para su conservación. En el taller, que fue organizado por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, Enviromental Defense, Pronatura Sonora, University of Arizona, World Wildlife Fund, y Sonoran Institute; se encontró que una extensión de 341 mil hectáreas son áreas que necesitan acciones de restauración para restablecer las funciones ecológicas; mientras que 186 mil hectáreas son áreas que actualmente están en buenas condiciones y que proveen hábitat crítico para especies en peligro y amenazadas, por lo que es prioritaria su protección.

Producto del taller, se han puesto en marcha investigaciones que instrumenten un inventario de recursos y un programa de monitoreo integral en la zona del delta. y se trabaja en el desarrollo de un modelo hidráulico que incluya el agua superficial y subterránea en la región. Otro grupo multidisciplinario de científicos mexicanos y estadounidenses de diferentes instituciones trabaja también en la integración de la información que se ha generado tanto en los aspectos biológicos como en lo socioeconómico para desarrollar un plan maestro de conservación para toda la región.

Estas, son algunas de las acciones que están cambiando el panorama a favor de la supervivencia del delta, en una época crítica donde los esfuerzos para su conservación urgen más que nunca.

Como bien lo dice don Onésimo, el líder cucapá: «aquí la única solución es que dejen que el agua corra por el río como antes.»

César Angulo es un periodista basado en la Ciudad de México y colaborador con el Programa de las Américas. Ha trabajado en diarios, revistas y publicaciones electrónicas de México y Estados Unidos, y es miembro fundador de la Red Mexicana de Periodistas Ambientales.