combate los monopolios


COMBATE A LOS MONOPOLIOS

 
LEY DE PRECIOS COMPETITIVOS

El 22 de noviembre de 2006, el movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador propuso una iniciativa de ley para combatir las prácticas monopólicas en México, que fue presentada en el Senado por los legisladores del PRD, PT y Convergencia. Desde entonces, el PRI y el PAN la mantienen congelada.


 

En abril pasado, a nombre del Movimiento, Mario Di Costanzo, diputado del PT, volvió a presentar, ahora en la Cámara de Diputados, la Ley de Precios Competitivos que busca eliminar los excesos de tarifas o los precios exagerados en bienes y servicios, según los describe el artículo 28 de la Constitución.


 

Los monopolios están prohibidos por la Constitución. Sin embargo, en la práctica muchas empresas se comportan como monopolios, debido a su gran poder económico y, sobre todo, por el dominio que ejercen sobre ciertos mercados de bienes y de servicios. Este poderío les permite en México cobrar a los consumidores o usuarios precios mucho mayores que en casi cualquier otro país del mundo.


 

Muchos bienes y servicios en Estados Unidos son más baratos que en México, pese a que el salario mínimo es casi diez veces mayor que el salario en México (58 dólares al día en el vecino país y apenas 4.5 dólares en México). Aun así, la familia mexicana paga el doble por el cemento que una la familia de Estados Unidos. Paga dos veces y medio por una línea de Internet de banda ancha. Paga más de tres veces por cada minuto en una llamada de teléfono celular. Paga el triple por la electricidad residencial. Y paga más de doble de interese por una tarjeta de crédito. Esto último, a pesar de que son los mismos bancos que dan crédito en México y en Estados Unidos.


 

Esta situación injusta para las familias mexicanas golpea a todos, sobre todo a los sectores populares y a la clase media, que constantemente se están esforzando por hacer que el dinero alcance y a pesar de ello no lo logran.


 

Una política pública que constantemente castiga a la mayoría de la población debe corregirse sin mayor argumento. Más aun, cuando el daño se dirige a estos sectores de la población y los beneficios son para unos cuantos.

 

La única explicación de que estos productos y servicios se hayan encarecido es que ni el gobierno ni sus organismos reguladores han defendido los intereses de la gente.


 

Hoy México es una economía totalmente expuesta a la competencia del exterior y por lo mismo si no tiene precios competitivos no va a sobrevivir en la globalización. En lo político, la gente se da cuenta de que los monopolios mandan sobre, por eso permite sus abusos.


 

La fórmula que se aplica en nuestro país es: Carestía para la mayoría y las ganancias para unos cuantos. Las empresas monopólicas mexicanas tienen grandes utilidades, mucho mayores que las que obtienen en otros países. América Móvil (Telcel) tiene en México un margen de utilidad de 50% (en Brasil apenas logra 25 por ciento y en Argentina 9 por ciento). Cemex tiene ganancias en México de 40 por ciento, en Estados Unidos son de 31 por ciento. Banamex tiene ganancias de 33 por ciento, cuando su matriz, Citigroup, obtiene ganancias de 24 por ciento en Estados Unidos. Kimberly Clark tiene ganancias de 30 por ciento, cuando a escala mundial sus ganancias son 20 por ciento.


 

Si el Congreso aprobara la Ley de Precios Competitivos propuesta por el Movimiento, las familias mexicanas lograrían ahorros de hasta el 10 por ciento de sus ingresos; también traería beneficios para la economía, más empleos y mejores salarios. Pero más importante que todo ello es que el país sería más justo.



Cómo beneficiaría la ley a la gente

 



Cómo ayuda la ley a las familias

Nuestra propuesta ayudaría a las familias más pobres a ahorrar 10 por ciento de sus ingresos. Para las familias con ingresos de alrededor de 10 mil pesos, el ahorro sería de de 6 por ciento. Y para familias con ingresos de unos 20 mil pesos, el ahorro sería de 4 por ciento. El ahorro de las familias se origina en tener menores precios de la electricidad, el gas, la gasolina, la telefonía, el transporte, los materiales de construcción de sus viviendas y los créditos para sus casas.

Estas reducciones no son subsidios, como se maneja en el gobierno. Se trata de alinear las tarifas y precios a niveles internacionales en aquellos casos en que los actuales son exageradamente altos.


Cómo ayuda a los jóvenes

Esta ley también ayudaría a los jóvenes, porque les abarataría el costo del Internet y de las llamadas telefónicas por línea fija o por celular, así como el costo de transporte a sus escuelas y centros de trabajo. Además, al reducirse el costo de la electricidad a precios comparables con los de Estados Unidos, contribuiría a la reducción en el costo de educación y esparcimiento.


Cómo ayuda a la industria y al comercio

Nuestro proyecto ayudaría a todos los industriales y comerciantes que sufren la competencia del exterior, en especial a la industria mediana y pequeña que está agobiada por costos muy altos en casi cada renglón de sus operaciones, desde impuestos hasta regulación. Abarataría sus insumos básicos, como la energía, el cemento, las comunicaciones y el crédito bancario. Reduciría el costo de la cobranza y de los pagos electrónicos, al propiciarse una oferta más barata y competitiva de servicios bancarios y de pagos. Estas industrias y comercios que han sufrido mucho por la pérdida de competitividad y pérdida de mercados a proveedores de Asia y de Sudamérica, recibirían un impulso nuevo.


Cómo ayudaría al empleo

Nuestro proyecto ayudaría a los desempleados y subempleados que hoy están impedidos de contratarse con la industria y el comercio ante la pérdida de mercado por exceso del costo de sus insumos.


Cómo ayudaría a las amas de casa

Ayudaría a las amas de casa al aumentar el poder de compra del ingreso familiar, permitiéndoles mayor holgura en la asignación del gasto familiar.


Cómo ayudaría a los profesionales

A los profesionales les ayudaría porque esta ley eliminaría precios que hoy son prohibitivos para modernizar sus oficinas o sus talleres, utilizar la banda ancha, los sistemas de cable y telefonía y los sistemas de pagos electrónicos. Eso les permitiría ser más innovadores, desarrollar nuevas capacidades, mejorar nivel de vida y su productividad y capacidad de emprender negocios.