Marcha por la paz: ¿Y después qué?

Por Sergio Olhovich

Carta a mi amigo Héctor

Como comprenderás por el asunto de mi rodilla y mi operación en la columna, me es imposible marchar desde Cuernavaca, ni desde Topilejo; bueno, ni desde CU… Y esta es una de esas marchas que no me perdería por nada en el mundo estando yo bien como hace 10 años.

Tú, claro, irás, y te pido, por favor, que marches también en mi representación; estaré a tu lado, voltea, ahí voy. Espero que nos encontremos en el Zócalo el domingo 8 a las 5 pm. Ojalá vayan millones de personas.

Sin embargo, la gran pregunta sigue siendo la misma: ¿y después qué? La respuesta es muy sencilla: todos a unirse al gran movimiento nacional de unidad que encabeza Andrés Manuel que se llama Morena, un gran movimiento popular en todo el país.

AMLO y Sicilia harían una extraordinaria mancuerna. Sería el principio de un gran movimiento a escala nacional. Ambos con el prestigio moral que los respalda, ambos con un gran programa de acción para cambiar el país. Se complementan definitivamente. Y que se unan también Ebrard y los zapatistas, los partidos de izquierda, las organizaciones sociales y toda persona decente, que aún quedan muchas. Un gran y único movimiento de unidad. Nada de divisiones.

Entonces la marcha que ha organizado Javier Sicilia tendrá razón de ser y será significativa. Esto es una guerra, declarada contra el pueblo, y es necesario responder con firmeza. Se trata de tomar el poder público y luego el poder político. Es necesario transformar el país, cambiar la sociedad. Pero pacíficamente; la no violencia es fundamental. Marchen y háganse acompañar en la marcha de Hidalgo, Morelos, Juárez, Villa, Zapata, Martí, Marx, Lenin, Gandhi, Mandela, Mao, Ho Chi Minh, Martin Luther King, Fidel Castro, el Che Guevara, Salvador Allende…

Marchen acompañados del primer gran luchador social de la historia conocida: el camarada Jesucristo. No por nada la oligarquía de su época lo apresó y lo crucificó. Yo creo que no tenía ganas de morir tan joven, pero al morir en la cruz dio ejemplo de cómo un auténtico líder, por el bien de la humanidad, se dobla pero no se quiebra.

Marchen con gallardía y orgullo, con la frente en alto, con optimismo, que la victoria será nuestra. Marchen con alegría, pues luchar por el bien del prójimo da la máxima satisfacción. Marchen con la convicción de que todos queremos un país donde prosperen la bondad y la felicidad.

Marchen hasta el Zócalo, corazón del país, con la bandera de la unidad y con la fuerza invencible de un pueblo que grita desde todos los rincones del país: ¡Basta! ¡No más sangre! ¡Estamos hasta la madre! ¡Viva México!

Un abrazo,

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