Libaneses no luchan por el impuesto a WhatsApp sino por la miseria

El levantamiento de los libaneses es una sorpresa para las élites y los políticos desconectados con su población. Los bancos retienen dinero

Regeneración, 24 de octubre de 2019. Los acontecimientos se han precipitados por varias razones, en primer lugar las económicas: la decisión del gobernador del Banco Central Riad Salamé de retirar de las manos de las y los libaneses las liquideces en dólares, lo que ha tenido repercusiones sobre las tasas de cambio y la estabilidad, ilusoria por otra parte, de la moneda nacional.

Las y los primeros jóvenes que salieron a la calle de forma espontánea el 17 de octubre para protestar contra el proyecto de nuevos impuestos.

No habrían jamás imaginado que muchos miles iban a seguir el movimiento de forma tan rápida.

Desencadenando la más importante contestación del “sistema libanés” desde hace más de diez años, que el discurso del primer ministro Saad Hariri el lunes 21 de octubre, con sus promesas de reformas, no parece capaz de frenar.

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A pecho descubierto frente a la cámara de TV, un joven de veinte años pregona ante el micro su alegría y su estupefacción:

“¿Ves cuántos somos ahora? Al comienzo éramos solo once, ¿te imaginas?”.

Señala a la multitud innumerable a su alrededor, rodeada por fuerzas de seguridad preparadas en orden de combate.

El aflujo de manifestantes no ha cesado hasta una hora avanzada de la noche; jóvenes en su mayoría, a pesar de las carreteras cortadas por neumáticos en llamas.

El problema

Los bancos han comenzado a negar las retiradas de dinero de sus clientes, incluso cuando éstos tenían cuentas en dólares.

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Todo esto en un país que importa lo esencial de lo que consume, sin real crecimiento económico desde hace varios años.

La clase política no ha comprendido inmediatamente el alcance del levantamiento, que no era debido a WhatsApp, ni a la subida de algunas libras en los paquetes de cigarrillos.