Represión a los colonos del Campamento 2 de octubre, enero de 1976

Por Anuar Israel Ortega Galindo

RegeneraciónMx.- La sociedad mexicana suele alimentar la memoria colectiva a partir de la conmemoración de eventos; memorísticamente suele traerse al presente hechos trascendentales para las colectividades y movimientos sociales como tragedias o actos represivos. Así dentro del calendario del Movimiento Urbano Popular (MUP), estamos ante el 49 aniversario de las jornadas violentas que sufrió el movimiento popular de Iztacalco del Campamento 2 de octubre.

En los últimos días (25 y 30) del mes de enero de 1976 las autoridades del entonces Departamento del Distrito Federal (DDF), dirigidos por el General Daniel Gutiérrez Santos, jefe de la Dirección de Policía y Tránsito del Distrito Federal (DGPyT), cometieron una serie de Violaciones a los Derechos Humanos (VVDDHH), mediante operaciones de Estado, para debilitar, desmantelar y destruir el asentamiento que la Unión de Colonos de Santa Cruz Iztacalco e Iztapalapa Zona Expropiada A.C. (Unión de Colonos) mantenía sobre los llanos de Santa Cruz, en espera de cumplimentarse el decreto expropiatorio de septiembre de1962 que entregaba parte de ese territorio a la población de “modestos recursos”.

La Unión de Colonos surgió en marzo de 1967 y fue dirigida por el oaxaqueño Francisco de la Cruz Velasco, también conocido como Don Pancho de la Cruz. Con el paso de los años conformó una sólida organización popular de oposición al régimen en la capital del país. En marzo de 1975 luego de un desalojo masivo y violento de la DGPyT, los colonos se establecieron en asamblea permanente y decidieron nombrar a su territorio Campamento 2 de octubre. Así pues, para inicios del año de 1976 el Campamento era un polo de oposición y de acuerdo con la autoridad, de agitación. Campesinos, estudiantes, sindicalistas, trabajadores y organizaciones de izquierda, confluían en el Campamento, de alguna manera se había convertido en un espacio de protección para movimientos no bien percibidos por el régimen.

En la madrugada del 25 de enero de 1976 ocurrió un incendio que casi devoró por completo el Campamento. La versión oficial reproducida en la prensa “chayotera” de la época fue que se el incendio se debió a una explosión de tanques de gas butano, o con un mal manejo de una veladora o una estufa de petróleo y que por las características y materiales con los que estaban construidas las viviendas se propagó y alcanzó cilindros de gas LP. Refirieron que 70 elementos del H. Cuerpo de Bomberos del D.F. a cargo de coronel Juan Gómez Rodríguez auxiliaron y sofocaron el incendio entrada la mañana.

Sin embargo, los colonos y la prensa de oposición refirieron que se trató de una provocación, para menguar a los colonos. Se trató de un incendio provocado de manera alevosa por grupos de choque, como el de los halcones, que lanzaron bombas incendiarias a los techos de cartón de las chozas, una operación que tomó por sorpresa a los colonos que dormían a altas horas de la madrugada. Un operativo que contemplo la suspensión del suministro de agua en las tomas que había en el lugar. Cuando los colonos corrieron a llenar cubetas con agua, para tratar de sofocar el fuego, no salió ni una gota de las llaves.

Los granaderos se presentaron en el sitio mucho antes que los apagafuegos, cercaron la zona del siniestro y supuestamente para resguardar la integridad de los colonos, impidieron que se pudieran sacaran y rescataran las pertenencias. Por su parte los bomberos llegaron mucho después, y por su manera de actuar, parece que recibieron la orden de dejar que el fuego consumiera lo más posible, las pipas que acompañó a los carros bomba estaban vacías, llegaron a echar agua y apagar lo que ya se había quemado, pero no combatieron lo que apenas estaba ardiendo. 3,000 familias perdieron su vivienda y la vida tres menores de edad: Lourdes Saldaña Camacho de tres años, Enrique Saldaña Camacho de dos años y Víctor Saldaña Camacho de un año. Cuando el fuego llegó a la casa de la familia Saldaña Camacho, los niños se escondieron debajo de la cama como para protegerse, pero ahí perdieron la vida.

Con el transcurso de los días posteriores al incendio, la Unión de Colonos rechazó el apoyo y asistencia que el DDF mandó y se concentró en la limpieza y reconstrucción del campamento por sus medios, para la cual los colonos salieron a botear e informar sobre el incendio provocado en toda la Ciudad de México; se mantuvieron en alerta y decidieron controlar el ingreso al territorio e impedir el paso a las autoridades.

Entonces en la noche del 29 de enero de 1976 ocurrió un operativo policiaco de la DGPyT cuya misión era la detención de Pancho de la Cruz y de los miembros del Comité de la Unión de Colonos, pero esto no sucedió, Pancho de la Cruz logra huir. Más tarde, en la madrugada del 30 de enero se organizó otro operativo, dirigido por el teniente coronel Enrique Salgado Cordero. Cientos de policías, agentes, granaderos y halcones sitiaron el Campamento, procedieron a allanar las casas, robaron objetos de valor de las viviendas y golpeando por igual hombres, mujeres e infancias. En las oficinas de la Unión de Colonos sustrajeron documentación y el dinero recolectado para la reconstrucción ($25,000.00).

Procedieron a buscar para detener o aniquilar a Pancho de la Cruz, sabían dónde se encontraba y cómo iba vestido por la infiltración que mantenían. Previamente como medida de protección, luego de escapar del intento de detención de unas horas antes, Pancho de la Cruz intercambia vestimenta con Miguel García. Cuando las fuerzas policiacas llegaron al sitio donde se encontraba Pancho de la Cruz y otros, entre ellos Miguel García, Pancho de la Cruz escapó por la parte trasera, dicen que no se quería ir, pero lo obligaron a huir, sabían que lo querían ejecutar, entre los policías y agentes de la DGPyT se musitaba sobre él que “muerto el perro, se acabó la rabia”.

Entonces los agentes que sabían cómo iba vestido Pancho de la Cruz, al verlo, que en realidad era Miguel García, le dispararon en varias ocasiones, una vez tendido en el piso le dieron el tiro de gracia y se llevaron su cuerpo para que lo reconocieran en la Jefatura de Policía. Además de la ejecución de Miguel García, 32 personas permanecieron detenidos arbitrariamente, vejadas y sufrieron tratos crueles e inhumanos. Francisco de la Cruz tuvo que huir y se mantuvo en la clandestinidad durante más de un año.

Así pues, a cerca de medio siglo de los acontecimientos de enero de 1976, se hace necesario recordar y traer al presente las luchas populares por la vivienda y mejores condiciones de vida y ahondar en las responsabilidades institucionales por los eventos que las autoridades del estado mexicano realizaron contra las organizaciones del MUP.

Para mayor profundidad en torno a las Violaciones Graves de Derechos Humanos (VVGGDDHH) de que fueron victimas las organizaciones populares a nivel nacional durante el periodo 1965 a 1990, se recomienda la consulta del informe final: Fuel El Estado (1965-1990) del Mecanismo para la Verdad y el Esclarecimiento Histórico (MEH) de la Comisión de la Verdad, disponible en:

https://www.meh.org.mx/especial-informe-final/

Síguenos en nuestro canal de YouTube también