Romeyno, el primer  rarámuri de ‘manos ligeras’

Desde los seis años, Romeyno Gutiérrez comenzó a tocar el piano, ahora, el rarámuri recorre el mundo tocando su música para cientos de personas

Regeneración, 22 de julio de 2017.-  Ahora, los rarámuris, “los de los pies ligeros” que recorren grandes distancias solo calzando huaraches, también cuentan con el primer miembro de “manos ligeras”, Romeyno Gutiérrez Luna.

Se trata del primer pianista en la historia de esa comunidad indígena del norte de México cuyos orígenes datan de hace casi 15 mil años.

Sonriente, Romeyno dice “ahora corro con las manos”. En unos días, el pianista cumple 31 años y diez de tocar el instrumento profesionalmente.

Fue a sus cuatro años, cuando Romeyno tuvo su primer encuentro con el piano, cuando espiaba durante horas los ensayos de su padrino, el pianista de California Romayne Wheeler, quien decidió quedarse a residir en la Sierra Tarahumara.

Romayne Wheeler, músico e investigador, egresado de la Universidad de Música de Viena (Austria), conoció a los rarámuris antes de que Romeyno naciera y quedó encantado con la música y danzas de la región.

Romeyno, fue llamado así en honor a su padrino y maestro Romayne, nació en Retosachi, Chihuahua, y desde sus seis años, tuvo la oportunidad de recibir clases de piano hasta convertirse en el primer rarámuri en dominar el instrumento y viajar por el mundo con su música.

El pianista ha ofrecido conciertos en varios países europeos como Alemania, Austria, España, Holanda, Italia, Suiza y Reino Unido, además de varias ciudades de Estados Unidos.

En el piano, Romeyno expresa la música de dos mundos, el de los grandes como Chopin, Mozart, Brahms o Liszt, y el que lleva en su corazón y su alma, el de la cultura Rarámuri.

Para los rarámuris, la música es para alabar al creador, al Oronúame (padre y madre), y ciertos instrumentos se tocan en determinadas épocas del año por motivos espirituales.

“El piano gusta mucho porque es un sonido muy limpio, como de agua. Me dicen que lo toque para que llueva”, dice Romeyno.

Durante sus viajes, el pianista ha notado que “en la ciudad, la gente vive más para ellos mismos, y no para la comunidad”.

Lo mismo pasa con la música, pues dice que “hay muchos músicos que piensan que siempre tienen que vivir compitiendo, para decir que es el mejor. Algunos compiten para hacer sentir a otros que son menos”.

“Mi mayor satisfacción es el amor del público, y llevar paz y alegría a través de la música. Y por otro lado, poder buscar oportunidades para los jóvenes de mi comunidad”, agrega.

Aunque Romeyno vive con su familia en la ciudad de Chihuahua, considera que su casa sigue estando en la Sierra Tarahumara.

Romeyno y su padrino sostienen el Fondo de Ayuda Tarahumara, que brinda servicio médico a 450 familias rarámuris.

Con información de EFE