Adultas mayores de Juchitán no tienen ropa para cambiarse, la perdieron en el sismo

Las mujeres mayores del Istmo se quedaron sin ropa y tienen que vivir de prestado o utilizando las pocas mudas que rescataron. 

Regeneración, 29 de septiembre de 2017.- En el Istmo de Tehuantepec, las adultas mayores se quedaron sin techo y también sin ropa para vestir.

Por ello, el Colectivo de Jóvenes Binni Gubidxa / Gente del Sol, emprendió la campaña “Xhaba’, xcalaa ladxidua’/Mi indumentaria, la otra mitad de mi corazón”, con la finalidad de confeccionar ropa para las abuelas de Juchitán.

En entrevista con El Universal, Elvis Guerra, presidente de la organización, expuso que recolectaron 5 mil pesos para la creación de 20 huipiles y 20 enaguas para el mismo número de ancianas y así poder iniciar con la campaña, pero, detalló que el objetivo a largo plazo es dotar de 500 cambios de ropa al mismo número de afectadas.

Pero la campaña emprendida por lo jóvenes no se queda ahí. También buscan generar empleo para las costureras de Juchitán que a causa del sismo no han podido tener ingresos para su familia. Con el trabajo y la organización de todos, finalmente se busca reactivar la economía.

El colectivo encontró que muchas mujeres costureras perdieron sus máquinas de coser, las cuales no tienen remplazo pues son objetos antiguos.

Además, explicaron que, si la demanda de huipiles es más alta, buscarán a otras arteanas de la región para apoyar la economía local.

También, buscan que la ciudadanía incluya donaciones de ropa tradicional utilizada en el Istmo, como las enaguas, huipiles, bizuudi’ chucu, listones, es decir, ropa istmeña de uso diario pues es la que toda la vida han utilizado como parte de su vestimenta tradicional.

Elvis agregó que han recorrido más de 50 colonias populares y cuatro secciones y “nos hemos dado cuenta que muchas abuelitas lo perdieron todo”.

El también poeta y premio de literatura en lengua zapoteca, Elvis Guerra, explicó que las donaciones generalmente no incluyen ropa y si lo hacen, es ropa ‘moderna’ que las abuelas no están acostumbradas a usar y por eso tienen que vivir con lo poco que les quedó o de prestado.

 

 

 

Con información de El Universal