Congreso Popular: que se vayan todos, por John M. Ackerman

Por: John M. Ackerman

John M. Ackerman
John M. Ackerman

Así como la sociedad movilizada logró acabar con el autoritarismo burocrático del comunismo realmente existente durante las últimas décadas del siglo pasado, hoy el pueblo indignado se levanta a lo largo y ancho del planeta para rechazar la hipocresía de la supuesta democracia liberal que no ha hecho más que tender una cortina de humo sobre la consolidación del poder corrupto de la plutocracia global. Así como México puso el ejemplo al mundo con la Revolución de 1910 y la posterior promulgación de la primera Constitución verdaderamente social en el planeta, hoy a los mexicanos nos toca una vez más preparar el camino hacia la justicia mundial. Así como el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas logró destruir la fantasía neoliberal de Carlos Salinas de Gortari, hoy nos toca a los ciudadanos dignos organizarnos para parar la avaricia de Enrique Peña Nieto y sus secuaces.

Este miércoles, 5 de febrero, en el 97 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, 2 mil 652 dignos ciudadanos han sido convocados a las 10 de la mañana en el Monumento a la Revolución para participar en la instalación de un Congreso Popular cuyos objetivos principales son defender la Constitución, auspiciar la participación ciudadana y construir el poder popular. Los inscritos, ciudadanos mexicanos todos, provienen de todas y cada una de las 32 entidades federativas, así como de 12 diferentes países del extranjero. Las edades de los participantes oscilan entre 16 y 76 años, con una fuerte presencia juvenil y un promedio de edad de aproximadamente 36 años. Ellos representan la enorme diversidad y pluralidad del pueblo mexicano.

Las marchas en las calles cada vez son más estériles, los desplegados de las grandes figuras e intelectuales ya no tienen el brillo de antes, y las asambleas estudiantiles suelen generar más caos y división que organización y unidad. El Congreso Popular (CP) busca tomar lo mejor de cada una de estas modalidades de protesta y simultáneamente superar sus grandes deficiencias.

El CP fue convocado por un grupo plural de casi un centenar de figuras públicas, intelectuales, artistas, periodistas y líderes sociales, pero no serán ellos, sino el pueblo organizado los principales protagonistas del encuentro. El CP tomará las calles y ocupará el espacio público, pero su presencia irá más allá de lo meramente simbólico para dar pasos concretos hacia la revocación de las reformas antipopulares de los oligarcas. El CP deliberará y discutirá libremente los más importantes asuntos nacionales, pero de acuerdo con estrictas reglas de debate parlamentario y de respeto mutuo.

Todo gran movimiento se inicia con pequeños actos de valentía y organización. Cuando Francisco I. Madero cruzó la frontera al territorio nacional el 14 de febrero de 1911 para tomar el mando sobre las fuerzas revolucionarias, fue recibido únicamente por 300 hombres armados listos a apoyar su causa. Unas semanas después, Madero perdería terriblemente su primera batalla importante, en Casas Grandes, Chihuahua. Posteriormente se convertirá en el primer presidente surgido de la Revolución Mexicana.

Hoy la cantidad de personas conscientes dispuestas a participar en la transformación del país es mucho mayor que en 1910. Mientras hace un siglo aproximadamente 70 por ciento de la población no sabía leer ni escribir, hoy solamente 7 por ciento se encuentra en la misma condición. Hoy también contamos con una infraestructura de transporte y de comunicaciones infinitamente mejor que en la época de la Revolución Mexicana.

No debería sorprender a nadie entonces que durante los cinco días de registro para el Congreso Popular se hayan sumado más de 2 mil 500 personas. Un promedio de 20 personas por hora, o una persona cada tres minutos, tomó la decisión de comprometerse con esta nueva iniciativa.

Una revisión de las cartas de exposición de motivos de los candidatos deja perfectamente claro que quienes asistirán al Monumento a la Revolución este miércoles son dignos herederos de Emiliano Zapata y Pancho Villa. Termino con algunos extractos: “Ante tantas derrotas, no sólo las electorales, sino las populares y viendo que el país se derrumba en manos de corruptos e irresponsables, me llena de esperanza esta iniciativa, pues, si bien no es deseable otro movimiento político-militar como el de 1910, por sus implicaciones de sufrimiento y muerte, es necesario e impostergable la movilización del pueblo organizado, la resistencia de todos los que aún tenemos memoria histórica y aún creemos que podemos construir otro futuro para nuestros hijos.

“Me da rabia e impotencia contemplar cómo un puñado de desalmados avariciosos mienten impunemente y pisotean los derechos más fundamentales del ser humano; como es el derecho a la libertad, a una vida digna. (…) El principal motivo que me mueve a inscribirme es la simple razón de decir basta, basta de tantas mentiras, de asesinatos, de cifras falsas, de explotación, de que crean que somos idiotas, que no pensamos.

“Motivos hay, y de sobra. Me siento en deuda con la vida, con esa conciencia que a cada rato me hace sentir hartazgo, tristeza, impotencia, pero sobre todo, ganas de hacer algo por este bello país que se está cayendo a pedazos. (…) Como joven mexicana tengo una fuerte obligación y deber de defender al país que me ha dado todo. Amo a mi país y me duele ver cómo a diario se cometen injusticias contra la población, se venden nuestros recursos, se corrompen nuestros gobernantes y la brecha entre ricos y pobres cada vez es más grande.

Ponerme de pie, a favor del rescate de nuestra nación, no permitir ya más que políticos sin escrúpulos y conciencia, sigan entregando nuestras riquezas a los extranjeros, rescatar la dignidad del ser humano.

www.johnackerman.blogspot.com

Twitter: @JohnMAckerman