Democracia y resistencia

 ¿Qué hacer si no hay democracia?

 El gobierno usurpador y sus “líderes de opinión” describen al sistema político actual como una democracia plena y plural, con un régimen de partidos en el que el ejercicio del poder se decide en elecciones más o menos competidas, libres y justas.
 

En realidad, en México la democracia tiene mucho de simulación: en la historia reciente, cuando la derecha ve perdida la elección presidencial, como en 1988 y 2006, recurre al fraude electoral abierto.

 
Ya es habitual el manejo electoral de los programas sociales, condicionar el voto de las personas en situación de pobreza a cambio de migajas con dinero público. En vísperas de una elección se reparten despensas, becas, ayudas y plazas temporales de trabajo. Se desvían cientos de millones de pesos de los presupuestos estatales y federales para comprar votos.
 
El conjunto de los medios de comunicación, en poder de un pequeñísimo grupo de empresarios que forman parte de la oligarquía, promueve a los candidatos que mejor les garanticen la defensa de sus intereses, como lo viene haciendo Televisa con Enrique Peña Nieto. Al mismo tiempo, se silencia a las oposiciones reales o se emprenden campañas de descrédito como la que encabezaron las televisoras y radiodifusoras privadas en 2006 contra Andrés Manuel López Obrador.
 
El poder de las televisoras ha llegado a tal grado, que en los comicios legislativos de 2009 Televisa optó por convertir a sus funcionarios en legisladores, imponiéndolos como candidatos en el PAN, el PRI, el Panal y el Partido Verde. Vivimos una distorsión tan grave de la democracia que muchos diputados no son electos por el pueblo, sino por el poder de las empresas privadas.
 
En cuanto a los partidos políticos, la mayoría de ellos comparte el mismo proyecto neoliberal que fue impuesto al país a partir de 1983 y, de manera abierta, con la llegada de Salinas en la Presidencia, tras  el fraude de 1988.
 
La alternancia de 2000 entre el PRI y el PAN, no significó cambio alguno en el panorama de injusticia social, saqueo nacional y corrupción gubernamental.
 
La crisis que sufre el país es causada, en gran medida, por la ausencia de una democracia real: a partir de 2006, un gobierno impuesto ha mantenido una política económica depredadora y corrupta, la cual es rechazada por la mayoría de la gente. Para colmo, Calderón ha impuesto al país una “guerra” que nadie pidió, que muy poca gente respalda y que, sin embargo, ha costado decenas de miles de vidas y centenares de miles de millones de pesos.

Hacia 2012

La contienda presidencial es la gran oportunidad para que la sociedad recupere las instituciones secuestradas por la mafia político-mediático-empresarial que se ha apoderado de ellas. El descontento de la gran mayoría del pueblo puede convertirse en un movimiento democrático que derrote en las urnas a los mafiosos que se adueñaron del país.
 
La ciudadanía consciente, progresista y patriótica debe prepararse para participar en los comicios, vigilarlos, ganarlos y defender su triunfo. Los ciudadanos deben movilizarse y organizarse para exigir la realización de un proceso electoral equitativo, limpio y transparente.
 
Las y los ciudadanos libres y comprometidos con México, nos estamos organizando en comités de base para hacer sentir la fuerza y lograr la transformación del país, ya sea ganando la Presidencia de la República, ya sea frenando cualquier intentona autoritaria. La organización voluntaria y consciente, la construcción de una comunidad proactiva, es la única forma en que la sociedad podrá rescatar a México y establecer una democracia verdadera.

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