El Bernie Sanders que conocemos en México

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Es muy difícil que el capital financiero y las grandes corporaciones dejen que Bernie Sanders llegue siquiera a la nominación como candidato de los demócratas. Pero quienes lo conocemos en México y hemos sentido su apoyo en nuestras luchas creemos que su campaña ya dejó marca en muchas conciencias estadunidenses

por Víctor Quintana

Regeneración, 6 de noviembre de 2015. Cuando junto con Bernie Sanders recorrimos los llanos del noroeste chihuahuense hace ya 22 años, nunca me imaginé que el entonces representante independiente por Vermont sería hoy el principal rival de Hillary Clinton para la nominación presidencial por el Partido Demócrata.

Septiembre de 1993. Eran las últimas semanas de discusión sobre la aprobación del TLCAN en el Congreso de Estados Unidos. El activismo de varias organizaciones sociales de los tres países se intensificaba. Fue entonces que la Coalición Rural, espacio de coordinación de organizaciones del campo en el vecino país del norte, le propuso a la Unión de Trabajadores Agrícolas de la Frontera, de El Paso, Texas, y al Frente Democrático Campesino, de Chihuahua, organizar una gira en la zona rural de esta entidad norteña para que varios integrantes de la Cámara de Representantes conocieran de primera mano la opinión de los agricultores mexicanos sobre el tratado.

Eran tiempos de intensas movilizaciones campesinas rurales contra la política salinista hacia el campo. Se impugnaba la contrarreforma agraria y los agricultores, agobiados por las carteras vencidas con la banca, comenzaban a construir El Barzón.

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La comisión de legisladores llegó a Chihuahua el 15 de septiembre. La encabezaba el demócrata John Conyers, ex colaborador de Martin Luther King. También estaba el demócrata por Minnesota Colin Peterson, y el entonces representante independiente por Vermont Bernie Sanders. Los agricultores-deudores estaban dispuestos a quemar un tractor en presencia de ellos para mostrar el nivel de desesperación con las políticas neoliberales, pero cambiaron de estrategia. Invitaron a los legisladores estadunidenses a presenciar un Grito de Independencia muy especial, en el municipio de Santa Isabel, encabezado por un alcalde emanado del FDC. Fue un grito realmente independentista, antilibrecambista, de solidaridad con las luchas de los dos lados.

Siguió un recorrido por el oeste de Chihuahua. Pude platicar largo con Bernie, que se declaraba entonces el único congresista socialista de Estados Unidos, quien se manifestó abiertamente en contra del tratado y dispuesto a exigir que no se incluyera la agricultura en éste. En Cuauhtémoc se llevó a cabo una muy emotiva asamblea con los campesinos del FDC. Bernie Sanders fue muy aplaudido. Lo más emotivo vino cuando el jefe de la delegación, John Conyers, habló de sus luchas junto a Luther King: a pesar de la diferencia de idiomas se estableció una maravillosa comunicación con los hombres del campo chihuahuense, al punto de sacar las lágrimas del legislador estadunidense. Institucional, no quiso adelantar su posición respecto al TLCAN, pero luego supimos que votó en contra.

Mes y medio después fuimos convidados a testimoniar ante un subcomité de la Cámara de Representantes en Washington, Carlos Marentes, dirigente de la UTAF, y el padre Camilo Daniel y yo, del FDC. Fue uno de los resultados de la gira chihuahuense. Ahí en el Capitolio insistimos en excluir a la agricultura del TLCAN. Luego Bernie me invitó a un mitin frente al Capitolio de Montpellier, en su estado natal. Acudió también el whip de los legisladores demócratas, David Bonior, muy cercano a los sindicalistas de la industria del automóvil de Detroit. El encuentro fue de amplio contenido de lucha y de solidaridad, contra los grandes poderes económicos y en favor de la economía social. En un breve recorrido por el pequeño, boscoso y muy bello Vermont, pude constatar el auge del cooperativismo, de los mercados que ponen en contacto al pequeño productor con el consumidor familiar, de las librerías alternativas. En ese entonces, Sanders quería declarar su estado WalMart free zone (zona libre de WalMart).

Continué una comunicación esporádica cuando Bernie llegó al Senado, ya entonces como demócrata. Me envió valiosa documentación que nos permitió develar los condicionamientos del préstamo de Clinton a Zedillo en 1995, luego del error de diciembre, misma que expuse desde la tribuna de la Cámara de Diputados. Cuando fui nombrado secretario de la comisión legislativa para investigar Conasupo y sus empresas filiales, acudí a Bernie y me hizo llegar valiosa información sobre las operaciones tramposas de importación de maíz y de frijol en tiempos de Raúl Salinas. Conversé con él unas dos veces más con motivo de reuniones en Washington sobre el impacto del TLCAN en la agricultura familiar de los tres países. Siempre se mostró muy interesado y solidario con las luchas de los campesinos mexicanos.

Para su campaña a las primarias demócratas, Bernie Sanders no tiene asesores de imagen ni sofisticados operativos mediáticos; es libre, desparpajado, pero es un excelente comunicador. Ha puesto en la agenda pública temas claves como la enorme desigualdad socioeconómica en su país. Es contrario al ATP –Acuerdo Transpacífico–, porque, como todos los tratados, beneficia a las corporaciones y explota más la mano de obra de los países pobres. En un contexto donde está por estallar la burbuja de los créditos otorgados a los estudiantes para pagar su educación universitaria, Sanders propugna la educación universitaria gratuita. Propone también un sistema de salud universal y un salario mínimo de 15 dólares la hora. Insiste en que se reconozca la realidad del cambio climático y se emprendan acciones eficaces para contrarrestarlo. Está en favor de una política internacional no intervencionista de Estados Unidos. Se opuso a la guerra de Vietnam y votó contra la invasión de Irak. Sostiene que el matrimonio entre personas del mismo sexo es un derecho a defender.

Sobre la inmigración indocumentada manifiesta: No es aceptable ni para mí ni para una mayoría creciente de estadunidenses que millones de personas en este país estén trabajando extremadamente duro pero vivan en las sombras, y eso tiene que acabar.

Con esta manera de pensar y de actuar es muy difícil que el capital financiero y las grandes corporaciones dejen que Bernie Sanders llegue siquiera a la nominación como candidato de los demócratas. Pero quienes lo conocemos y hemos sentido su apoyo en nuestras luchas creemos que su campaña ya dejó marca en muchas conciencias estadunidenses.