El NAIM y las plumas perfumadas de los académicos

Algunos académicos consolidados se apresuraron a desestimar la consulta del NAIM, como si su opinión de expertos fuera la única que contara.

 

Por Víctor M. Toledo| La Jornada.

Regeneración, 06 de noviembre de 2018.- El debate sobre las opciones aeroportuarias y su desenlace ha puesto al descubierto otra vez las limitadas visiones de los “expertos”, en este caso, de reconocidos académicos del país, cuando se trata de ofrecer opiniones públicas. De los artículos periodísticos criticando rabiosamente la consulta pública sobre la viabilidad del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) he tomado los de tres destacados académicos. En conjunto, son tres reacciones personales de enojo. Se trata de casos que recuerdan lo que el gran escritor Arthur Koestler llamó “trogloditas académicos” en su obra The sleepwalkers, es decir, investigadores que por haber alcanzado la cima en sus pirámides académicas pontifican en vez de dialogar. Con ello vacían al conocimiento de compromiso, sentido y valor.

Héctor Aguilar Camín, doctor en historia, conocido periodista y escritor, director de la revista Nexos, dedica tres artículos (Milenio, 31/10, y 1 y 2/11) a ilustrar desde una perspectiva monetaria, cómo la consulta causó la destrucción del nuevo aeropuerto (aunque apenas lleve 20 por ciento), a desbaratar una inversión de 13 mil millones de dólares y a la pérdida de otros 22 mil 500 millones de dólares por la caída de la bolsa y la devaluación del peso. ¡Un verdadero desastre bursátil! Su formación de historiador la transmutó por la de agente de bolsa. Agrega una falsedad: que los organizadores de la consulta pusieron urnas en municipios fieles a Morena, las cuales manipularon y donde les dijeron a sus feligreses cómo votar (?). Por ello el gobierno electo “genera dudas sobre la seriedad de su compromiso con las reglas democráticas, la racionalidad económica y las instituciones”.

La premiada, políglota y autora de varios libros Soledad Loaeza, investigadora de El Colegio de México y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, se va directo contra la consulta mediante razonamientos falaces: “La democracia directa equivale a negar la posibilidad de que exista la democracia”, porque significa pedir un voto a ciegas, pues la ciudadanía no tiene acceso al conocimiento que le permita elegir lo que más conviene a sus intereses. Así, la consulta fue “un acto de fe en la autoridad” que provoca que el Congreso pierda su razón de ser. El 1 por ciento que votó en la encuesta representa “una minoría que no se funda en la jerarquía del conocimiento o la experiencia sino en el puro sentimiento, en la subordinación de las creencias y propósitos del señor presidente”. O. Rodríguez Araujo, doctor en ciencia política, profesor emérito de la UNAM y autor de dos docenas de libros, no sólo señala el carácter minoritario de los encuestados, sino que duda de la validez de la consulta por ser poco seria y “ostensiblemente sesgada”. Se dice preocupado de que esto se repita mediante reformas a la Constitución; se mofa de que una “varita mágica” pase de la democracia representativa a la participativa y, no obstante ser pensador de “izquierda”, se burla al dudar de la existencia de un “pueblo sabio”. Afirma que “no tuvimos ni tenemos información suficiente y veraz sobre las opciones aeroportuarias”.

Que los ciudadanos tengan por primera vez la posibilidad de participar en la negociación y en la solución de los problemas nacionales irrita por igual a nuestros personajes. Su reacción descalificando una primera experiencia que deberá perfeccionarse y marca una diferencia abismal con las políticas autoritarias anteriores, salta a la vista. Descalifican un mecanismo que comienza apenas a cuestionar el monopolio del poder político y económico, y de la toma de decisiones. En vez de festejar censuran. Las masas son incapaces de saber, enterarse y decidir. Sólo expertos como ellos tienen esa capacidad. Resulta inexplicable que los doctos académicos no se hayan enterado del caudal de información que corrió en las recientes semanas con los pros y contras de cada opción, una síntesis de la cual estuvo a disposición en cada una de las mesas de voto. Debieron leer, examinar y asistir a debates como el del Club de Periodistas, o al menos visto el video (hubo decenas) que muestra el impacto en la hidrología del valle de México (https://bit.ly/2S84hlf). ¿Por qué no lo hicieron?

Se trata de tres “plumas perfumadas” que contribuyen a la inercia institucional puesta al servicio de las élites a las que pertenecen. Sus opiniones son tan superficiales, que en vez de contribuir a un debate serio, abonan a la confusión movidos por sus propios tropismos reaccionarios. Nada de análisis, nada de ponderaciones, nada de contextos, para entender un asunto complejo, sólo reacciones estomacales o hepáticas.