El plebiscito por el agua en Baja California y la democracia directa

Plebiscito por el agua, un derecho incontestable, argumenta Arturo Gallegos e ilustra la historia jurídica de este contrapeso del pueblo ante gobernantes

El plebiscito por el agua en Baja California y la democracia directa

Por Lic. MM.L. Arturo Gallegos

Regeneración, 26 de enero del 2019. En 2016 el gobierno del Estado de Baja California otorgó un permiso a una compañía Americana llamada “Constellation Brands”, para construir y operar una fábrica cervecera en la ciudad de Mexicali, capital de esta entidad federativa.

Este permiso permitirá a esta empresa consumir alrededor de 20 millones de metros cúbicos de agua al año.

Esto representa aproximadamente el 30% de todas las reservas de agua de la región.

A pesar de que esta decisión es altamente impopular, la cervecería sigue en construcción hasta hoy.

Voluntad popular y gobernantes

Esto representa un distanciamiento claro entre la voluntad popular y las decisiones hechas por un gobierno, que paradójicamente, fue electo democráticamente.

Los romanos reconocieron este problema muy pronto durante el periodo de la República.

Por esto crearon un contra balance a los poderes tradicionales de su Estado: los magistrados (poder ejecutivo), los pretores (poder judicial) y el senado (poder legislativo.

El tribunus plebis

Aparte de estos, se creó un cuarto poder “tribunus plebis” el tribuno de la plebe. Esta institución restringía el poder del gobierno y su senado oligárquico, protegiendo así a la gente común.

Sobra decir, que cuando la República Romana cayó bajo el autoritarismo imperial, esta institución fue rápidamente abolida.

Pero durante su existencia, las decisiones hechas por este magistrado del pueblo fueron llamadas “plebiscitos” y hasta el día de hoy son el único mecanismo legal directo para contrarrestar las decisiones de gobiernos apoyadas por parlamentos.

Democracia directa

Al lado de los plebiscitos, existen también los referéndums y esto es en general lo que llamamos democracia directa.

El pueblo decidiendo sin intermediarios sobre asuntos específicos e importantes de la vida pública.

Algunos argumentan en su contra, que la gente es en general tonta y que tomarían decisiones equivocadas, si se les da la oportunidad de hacerlo.

Es cierto, hay gente tonta, que tiene miedo de lo que otra gente tonta como ellos pudiesen decidir, si se les otorga el derecho para hacerlo.

Pero tanto el derecho comparado, la lógica y el sentido común nos muestran que esta forma de participación funciona.

Por ejemplo, ¿habrían ocurrido tantas manifestaciones en contra de las decisiones más impopulares del Gobierno, si se le hubiese consultado a la población sobre el asunto que causo el problema? No lo creo.

Pero también es necesario un tratado internacional que instaure la democracia directa como un requisito para considerar cualquier sistema legal como uno democrático.

Porque si no es así la pregunta se mantendrá:

¿Deseamos un sistema legal y democrático auténtico, con todo lo que esto conlleva? ¿O queremos solo un sistema político específico, cubierto con un manto de legalidad?

En conclusión

La democracia directa ha sido tradicionalmente rechazada a nivel federal o nacional en muchos países, NO porque sea impráctica, costosa o porque la gente vaya a decidir equivocadamente, ¡sino por el mero hecho de que el pueblo decidiría finalmente y por sí  mismo!

Esto envía escalofríos a las clases dirigentes, ya que siempre que el pueblo ha tenido el derecho a decidir, lo ha hecho en contra de las grandes compañías, contra las guerras, contra el desmantelamiento de sus derechos, y como el pueblo de Baja California lo hará, si gana la lucha por un plebiscito, contra la explotación monopólica y arbitraria de sus derechos naturales.