La humanidad está enferma; cuidarnos los unos a los otros: la cura

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Los imperios nos han dividido para reinar y nos obligan a aceptar la soledad como destino. A primera vista, el mundo parece una multitud de soledades amuchadas, todos contra todos, sálvese quién pueda, pero el sentido común, el sentido comunitario, es un bichito duro de matar.

Galeano 

Por Luna Yedra

Política, religión, territorio y terrorismo. Son todos conceptos desgastados, la mayor parte de las veces carentes de un significado congruente. Política no es igual a gobierno. Religión no es un grupo de personas que intentan imponer un pensamiento. Musulmán no es igual a terrorismo. Territorio no es igual a pertenencia. Poder no es lo mismo que poseer.

¿De que sirve el poder si no somos capaces de autogobernarnos? ¿De qué sirve la tierra si no somos conscientes de nuestros cuerpos? ¿De qué sirve la religión si no es para conocernos a nosotros mismo? Se asesina, se roba, se viola, se excluye, se denigra y se reproducen acciones carentes de pensamientos, sólo en nombre de la ignorancia. También, quizá, de la necesidad.

En las escuelas no nos han enseñado a conocer y a cuestionar. En las escuela sólo se trata de memorizar y permanecer sentados durante horas. Nos han enseñado a sentirnos incompletos para llenarnos de cosas estúpidas, objetos que no nos sirven y de ideas que no son nuestras. En el exilio añoranza y precariedad. En la desaparición el llanto. En las guerras: odio, miedo, y una sed absurda de poder y muerte.

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Entender al ser humano dentro del contexto actual y los sistemas a los que está sujeto e inmerso a la vez, es una tarea compleja. ¿Será la educación? ¿Será la inercia? ¿Será la necesidad? ¿Será la incapacidad de tomar responsabilidades la que lleva a la fatalidad? ¿El miedo o la vergüenza? Este texto está lleno de preguntas ya que la vida se trata de eso: de cuestionar, cuestionarlo todo. Cuestionar nos hace creativos, nos hace libres, cuestionar nos hace “re-conocer”.

Conócete a ti mismo y conocerás a tu señor, dice el sagrado Corán. Revelación y guía para los musulmanes. Con una enseñanza como ésta, ¿cómo podrían llevarse a cabo acciones terroristas en nombre de la religión?. Atentar en nombre de la religión es una deformación. Como el creer que el conocimiento se encuentra en las instituciones. O el pensar que una cirugía o un auto nuevo son el secreto de la felicidad. Esos son cuentos viejos implementado por los sistemas opresores, con los que se intentan justificar acciones que degradan a la humanidad y así callar nuestro pensamiento.

Conocernos a nosotros mismos es cuestionarlo todo, alzar la voz y crear a partir del pensamiento. Es estar llenos de curiosidad ante la vida. ¿Y qué es la vida si no una constante y rítmica sucesión de instantes?

En algún momento nos hemos olvidado a nosotros mismos y hemos olvidado la importancia de la relación con el otro, de conjugar “el nosotros”. Porque es más fácil juzgar que hacernos responsables de nuestra pequeña, pero tan importante, labor en la gran red de la que somos parte. Creyéndonos seres incompletos, aislados, solos. Nos creemos individuos incompletos al estar realmente completos porqué estamos interconectados. Pero eso no se nos enseña. Somos seres vacíos, sí, capaces de llenarnos a cada instante de algo nuevo y ese si que es un gran poder.

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Territorios, fronteras, guerras, desaparecidos, carencias, ausencias…y al final la muerte.

La única responsabilidad ante lo que sucede a nuestro alrededor es intentar ser mejores seres humanos. Mejor hija, mejor hijo, mejor madre, mejor padre, mejor amiga y amigo, mejor hermano, mejor hermana, mejor amante. Verdaderos, respetuosos, amorosos, pacientes, dedicados, comprometidos, generosos e inclusivos. Estás son todas enseñanzas que he aprendido del Islam, de la vida y del momento. El ser humano es el hijo del instante.

No todos los seres humanos hablan el mismo lenguaje pero los que comparten el mismo sentimiento se entienden Rumi

Echar la culpa al otro, siempre es más fácil. Divide y vencerás. Comencemos a asumir nuestras propias responsabilidades, a asumirnos a nosotros mismos, con los errores y aciertos, a cuestionarnos y cuestionarlo todo. Dejemos a un lado ideas extremistas, impuestas y duales para asumirnos como un todo.

Somos lo que comemos, lo que comemos viene de nuestras tierras del territorio, de nuestros recursos. Somos lo que pensamos. Somos una multiplicidad indivisible. Y en este mismo sentido Galeano escribe- «Esperanza todavía tiene quién la espera, alentada por las voces que resuenan desde nuestro origen común y nuestros asombrosos espacios de encuentro. Yo no conozco dicha más alta que la alegría de reconocerme en los demás. Quizá esa es para mi la única inmortalidad digna de fe. Reconocerme en los demás, reconocerme en mi patria y en mi tiempo, y también reconocerme en hombres y mujeres que son compatriotas míos, nacidos en otras tierras, y reconocerme en mujeres y hombres que son contemporáneos míos, vividos en otros tiempos. Los mapas no tienen fronteras».

Y Rumí (poeta persa del S. XVIII) desde otro nivel responde: «No soy del Este ni del Oeste, ni de la tierra ni del mar. No poseo la naturaleza de las minas ni de los cielos rodantes. No soy de tierra , ni de agua, ni de aire, ni de fuego. No pertenezco al cielo de los bienaventurados, ni al polvo. Ni a esta existencia, ni a la entidad. No soy de la India, ni de China. No soy del reino de Irak, ni del país del Jorasán. No soy de este mundo, ni del próximo, ni del Paraíso, ni del infierno. No provengo de Adán, ni de Eva, ni del Edén ni de Rizván. Ni budista, ni cristiano, ni hindú ni musulmán. Pertenezco al país del amor. Mi lugar es de ninguna parte, mi pista no deja pistas. No poseo cuerpo ni alma porque pertenezco al alma del Amado. He dejado mi dualidad de costado, he visto que los dos mundos son uno: El que persigo, conozco, contemplo, llamo.»

* Rumí es uno de los más grandes y reconocidos poetas del Islam nacido en el Siglo XVIII. Sufí y buscador de la verdad. Su poesía está recopilada en distintas publicaciones, la más grande es el Masnawi, que algunos interpretan como el Corán persa. El sufismo es la rama mística del Islam una metáfora para describirlo es “La rosa es el Islam y el perfume de la rosa el sufismo”.