La no intervención para una feminista revolucionaria

Hermila escribió un libro titulado La Doctrina Carranza y el acercamiento indolatino, un texto publicado en 1919 que sintetizaba los principios doctrinarios mexicanos en materia de relaciones exteriores y, sobre todo, la alianza que este principio implicaba para toda Latinoamérica
Hermila Galindo libertaria y revolucionaria, promovió el ejercicio de los derechos de la mujer
Por: Karla Motte | @karlamotte 

Regeneración, 18 de febrero del 2019.-Con motivo de la postura mexicana ante la crisis política venezolana, recientemente se ha puesto en el centro de la discusión pública la pertinencia de nuestra tradición diplomática y el apego a las premisas constitucionales sobre el respeto a la soberanía de las naciones y la no intervención. Si bien se ha manifestado cierta oposición a la postura de la Cancillería mexicana, también ha sido celebrada su congruencia con las doctrinas históricas de México en Relaciones Internacionales.

Aunque el referente más recordado sobre la no intervención es la Doctrina Estrada de 1930, vale la pena traer a la memoria otras aportaciones previas que también contribuyeron a delinear las premisas mexicanas en política exterior. En esta ocasión, las ideas que sintetizó y difundió la feminista revolucionaria duranguense Hermila Galindo. Reconocer sus aportes también nos ayuda a observar un panorama más amplio de por qué fue importante que México -un país que había sufrido en territorio propio los saldos de varias intervenciones militares- asumiera un liderazgo relevante para toda Latinoamérica frente al intervencionismo histórico de EU. También a reconocer el papel de una mujer brillante para el curso revolucionario de inicios del siglo pasado.

El principio de no intervención mexicano data de la consolidación del régimen liberal a mediados del siglo XIX, en un contexto en el que se habían consumado dos intervenciones extranjeras, la estadounidense y la francesa, con saldos muy negativos para el país. La máxima juarista que dice “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” sintetiza esas ideas. Años después, tras el estallido de la Revolución mexicana, México volvió a experimentar la invasión de tropas extranjeras. En 1914 soldados estadounidenses entraron a México por el puerto de Veracruz, además de que la crisis política y social revolucionaria preocupaba al país del norte y a los intereses de sus empresarios.

LEER MÁS:  Nicolás Maduro cierra sus embajada en Ecuador en apoyo a México

En aquellos años, Hermila Galindo era una mujer muy atenta al curso político mexicano. Asumía que su deber como “mujer de su tiempo” era ser revolucionaria. Por eso fue feminista y constitucionalista, participó en clubes políticos y trabajó como secretaria del Primer Jefe Venustiano Carranza. Aunque el papel de secretaria podría considerarse poco relevante, ni para don Venustiano ni para sus colaboradores Hermila era vista así. Ella tuvo un papel muy relevante, dirigía su propia revista llamada “La Mujer Moderna” donde opinaba de temas políticos, enviaba peticiones al Congreso (como el derecho al sufragio femenino) y colaboraba de forma muy cercana con el régimen revolucionario.

Además de su militancia feminista y su trabajo como secretaria, desde 1915 Hermila asumió la encomienda de difundir la política exterior del gobierno carrancista en conferencias y mítines políticos en México y el extranjero. El principio fundamental de la llamada “Doctrina Carranza” consideraba que el caso revolucionario era un ejemplo de restablecimiento institucional que serviría de ejemplo para que los pueblos afirmaran su propia soberanía, sus instituciones y la libertad de sus ciudadanos. Bajo esa noción, afirmaba la no intervención como una máxima de la cordialidad entre las naciones.

LEER MÁS:  Nicolás Maduro cierra sus embajada en Ecuador en apoyo a México

Tras su experiencia como conferencista, Hermila escribió un libro titulado La Doctrina Carranza y el acercamiento indolatino, un texto publicado en 1919 que sintetizaba los principios doctrinarios mexicanos en materia de relaciones exteriores y, sobre todo, la alianza que este principio implicaba para toda Latinoamérica.

Aunque el texto de Hermila realiza una alusión constante a las ideas de su jefe Carranza, es justo intuir la mutua influencia en el pensamiento de ambos. El valor de la participación de Hermila en el curso revolucionario fue reconocido por el Primer Jefe y aunque el nombre de Hermila no figure en las grandes disertaciones sobre la tradición histórica de México en política exterior, vale la pena considerarla como una importante pensadora que aportó elementos para reconocer que las mujeres y las naciones tienen derecho a elegir su destino soberanamente.