COPA MX no tiene espectadores, ha llegado a hacerse con 500 personas

Pese a la baja concurrencia en los estadios por la Copa MX, la audiencia se ha multiplicado en canales de paga que cubren el evento.

 

Liga MX

Regeneración, 20 de octubre de 2016.- Más que un evento interesante en el estadio, los partidos de la Copa MX se han convertido en una apuesta para las televisoras privadas que lo cubren desde hacen cuatro años.

Y es que la Copa MX incluye a varios equipos que no pertenecen a la primera división y que pocas veces tienen la oportunidad de enfrentarse con equipos del primer sector.

Es por ello que aunque los partidos no despiertan el suficiente interés para ir a los estadios, de hecho, algunos compromisos se han jugado como si hubiera sido a puerta cerrada, con apenas 500 espectadores en las gradas; pero sí han logrado cautivar a más de 40 por ciento de los seguidores de que siguen cada semana los partidos de la Copa MX.

Según HR Media, centro de investigación que mide las audiencias en el valle de México, por cada partido del torneo, unas 145 mil personas lo ven vía televisión, lo que podría traducirse en al menos 350 mil telespectadores.

“La respuesta de la afición hacia las transmisiones de la Copa MX es muy buena, aunque hay que dejar claro que es lógico que tanto en estadio como en audiencias es menor el impacto que alcanza la Copa que la liga”, dijo Rodrigo Gómez, director de HR.

Sin embargo, los espectadores en el Valle de México, son apenas una muestra de los telespectadores a nivel nacional, que de acuerdo con datos de Nielsen IBOPE México, son alrededor de 3.8 millones por partido.

Los datos demuestran que a la Copa MX se le está conociendo por televisión, confirmó su presidente, Enrique Bonilla quien destacó que “lo que ha sucedido es que muchos están aprendiendo a conocer la Copa a través de la televisión”, situación que aplaudió, aunque eso pudiera perjudicar a los ingresos de los clubes por taquilla.

Además hay una clara tendencia de migración de televidentes de televisión abierta a televisión de paga.

Vía El Economista