Masacre de Apatzingán: También dispararon los militares

En la primera parte de esta investigación especial titulada “Fueron Los Federales”, se dio a conocer que al menos 16 civiles desarmados fueron ejecutados por elementos de la Policía Federal el 6 de enero de 2015 en Apatzingán. Nueva información y documentos obtenidos -en exclusiva para esta segunda entrega- revelan que por lo menos un centenar de efectivos, entre soldados y policías federales, participaron en el ataque. La matanza ocurrida el Día de Reyes constituye uno de los hechos más graves de violencia de agentes del Estado contra población civil en los últimos años. Todo apunta a un crimen de lesa humanidad que aún se mantiene impune
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APATZINGÁN, MICHOACÁN..-  A las 2:30 am del 6 de enero, Día de Reyes, un convoy de la Policía Federal irrumpió por un costado del Palacio Municipal de Apatzingán. Momentos después, un destacamento militar lo secundó por el costado contrario. Ambos sumaban más de 100 fuerzas federales. En una operación de pinza, soldados y policías dispararon al plantón que una centena de elementos de la Fuerza Rural y simpatizantes, armados con palos, mantenían en los portales del Palacio.

Seis de los manifestantes portaban pistolas registradas pero se sujetaron a la orden de no disparar en caso de ataque, dada por su líder Nicolás Sierra, El Gordo Coruco”. Algunos pidieron auxilio por su radio de comunicación y arribó una camioneta con guardias civiles provistos de palos.

Eugenio Argueta Flores era uno de los pasajeros. Él declaró ante la Procuraduría General de la República (PGR), integrada en la Causa Penal 3/2015-I en poder de la reportera, que: “al momento de identificarnos como autodefensas, la Policía Federal y la Militar nos dispararon con sus armas de cargo, nosotros caímos de nuestro vehículo y al momento de que nos dieron la orden de pararnos. me percaté de que un compañero de los que iba conmigo ya estaba muerto por causa de los disparos de la policía federal y de la militar”.

El “parte informativo  y de puesta a disposición”, signado por ocho militares y tres policías federales, revela que no sólo la policía federal, sino también elementos del 30 Batallón de Infantería de la 43ª Zona Militar de Apatzingán, “intervinieron” en las acometidas del Día de Reyes, en los que habrían muerto al menos 16 civiles.

Dichos militares y policías federales declararon ante la PGR que entre ambos sumaron un contingente de 100 a 110 integrantes que detuvo a 44 personas, entre ellos dos mujeres y un menor de edad, esa madrugada, por los delitos de portación ilegal de armas de fuego y asociación delictuosa.

Los manifestantes pertenecían al G-250, grupo creado y disuelto por  Alfredo Castillo, ex Comisionado Federal de Seguridad en Michoacán, actual titular de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), para combatir al cártel de “Los Caballeros Templarios”. Protestaban en el Palacio porque, según dijeron, en sus localidades enfrentaban nuevas incursiones del cártel, el gobierno no les proveía seguridad y estaban por ser desarmados. Eran parte del grupo de “Los Viagra”, acusados de cometer abusos y de integrar un cártel, lo que ellos han rechazado.

La 43ª  Zona Militar estaba en ese momento al mando del general Miguel Ángel Patiño, y la Policía Federal de Apatzingán bajo la dirección del comandante Fausto Arenas. Las fuerzas federales manifestaron a la PGR que repelieron el ataque de seis civiles armados que hirieron a dos policías. Los detenidos, por su lado, declararon ante la PGR que tanto soldados como policías federales participaron en el tiroteo, las golpizas, las detenciones y consignaciones de manera ilegal e impune.

Ocho días después el juez Jorge Wong Aceituno de Uruapan, liberó a 43 de los 44 consignados por falta  de elementos. Días después al general Patiño se le trasladó a la IV Región Militar de Monterrey y al comandante Arenas se le comisionó a Guerrero.

La primera parte de esta investigación especial fue difundida el pasado 19 de abril, por el sitio Aristegui Noticias,  la revista Proceso y la televisora estadunidense Univisión. El reportaje incluyó 39 testimonios anónimos que apuntaron que policías federales dispararon contra civiles desarmados en dos eventos, el primero ocurrido a las 2:30 am, en la plaza central, y el segundo a las 7:45 am en avenida Constitución, ese seis de enero de 2015, en Apatzingán.

INCURSIÓN POR ASALTO

De los hechos de la madrugada del Día de Reyes, Castillo dijo en conferencia de prensa que se trató de “un desalojo” con saldo de un manifestante muerto por atropellamiento de su mismo grupo. Sin embargo, en el “parte informativo” de las fuerzas federales no se registra dicho atropellamiento ni que hubo una víctima civil, sólo se mencionó a los dos policías presuntamente heridos.

El acta de defunción del presunto atropellado dice que su nombre fue Luis Alberto Lara Belmonte, de 20 años de edad, y que murió por “homicidio” a las 3.30 am en el centro de Apatzingán. Las causas de su defunción fueron “hemotorax, laceración en ambos pulmones, traumatismo torácico”. Su cuerpo, reza el documento, se trasladó al Servicio Médico Forense (Semefo) del puerto de Lázaro Cárdenas, a unas tres horas de distancia de Apatzingán. Uno de los líderes del G-250 contó en  entrevista que las fuerzas federales asfixiaron al muchacho: “le pusieron una bolsa, lo mataron y le pasaron una camioneta por el pecho”.

El “parte informativo” asegura que fueron los militares, en sus instalaciones de la 43ª Zona Militar, quienes a las 3:30 am recibieron el “reporte ciudadano”  que decía que en el Palacio Municipal de Apatzingán había gente armada, por lo que “intervinieron” y detuvieron a 44 personas en posesión de 13 armas largas, seis cortas y una granada.

El documento, que consiste en un texto único redactado en forma plural,  lo firman el cabo Esteban Gómez Hernández, los soldados José Antonio Libores Campos, Óscar de la Cruz Felipe, Abel González Urióstegui, Guillermo Ramos Alejandro, Samuel Fidencio Hernández, Raúl Castro Quintero y Florencio Santiago Maya; y tres elementos de la Policía Federal, Guillermo Delgado Palma, José Luis Pérez Gómez y Fredi Badillo Monroy.

Los citados signaron también como los responsables de la “Cadena de custodia”, es decir, como los encargados de haber preservado los “hechos y hallazgos” del lugar, esto es, las armas referidas y 18 vehículos decomisados.

Tal informe ministerial de las fuerzas federales modifica la hora de los hechos de las 2:30 a las 4:00 am, que está en contradicción con las imágenes proporcionadas por el gobierno federal, que indican que la balacera en la plaza central ocurrió a las 2:30 am, lo que también sostienen declaraciones de civiles.

Soldados y policías expusieron al Ministerio Público que el ejército arribó a un costado del Palacio al momento en el que seis civiles armados disparaban, contra policías federales y gente que había en el lugar.

En el Palacio, dice “el parte informativo”,  “se encontraba un grupo de aproximadamente seis personas civiles todas armadas, las cuales realizaban disparos con armas de fuego que portaban hacia los elementos de la Policía Federal que en el sitio se encontraban, observando que dos de estos últimos […] resultaban lesionados por los disparos, a la vez que repelían la agresión, efectuando de igual manera disparos con sus armas hacia el grupo de civiles, por lo que de inmediato intervenimos y llevamos a cabo el aseguramiento de seis personas que portaban todas ellas armas de fuego en sus manos”.

Las fuerzas federales declararon que de inmediato detuvieron a gente provista de armamento que estaba por igual en las afueras del Palacio: “había un grupo numeroso de personas armadas, observamos que también se encontraban elementos de la Policía Federal en contra de los cuales el grupo de personas efectuaban diversos disparos con armas de fuego que portaban”.

Prosiguen: “enseguida nos acercamos al grupo de personas y mediante el uso del altavoz nos dirigimos hacia dicho grupo que se encontraba precisamente, entre el establecimiento aledaño a la Presidencia Municipal y los arcos de este inmueble, ante los cuales nos identificamos verbalmente como personal de fuerzas federales y ejército mexicano, conminándolos a deponer las armas de fuego.

“Luego de unos minutos observamos a una distancia aproximada de seis metros del grupo de personas armadas, que éstas dejaron las armas de fuego que en esos momentos portaban sobre el piso, pegadas a sus pies; sin embargo por la distancia, así como por el número de personas que en el lugar se encontraban, no fue posible identificar las características de las armas de fuego que cada una de las personas dejaba”, manifestaron a la PGR.

La Diligencia de Inspección Ocular y Fe Ministerial firmada por las licenciadas Alma Pérez Mora y Alejandra Hernández Herrera, registró por su parte que 13 de los 18 vehículos “presentaron daños” en las puertas, los parabrisas o los medallones, sin precisar qué los causó. Sólo en el caso de la camioneta Chevrolet 2GCEC13T451135423,  por ejemplo, describieron que “presentó daños en el parabrisas al parecer por impactos por arma de fuego”.

HABLAN LOS DETENIDOS

Los civiles relataron al Ministerio Público que la madrugada del 6 de enero, en torno a la plaza central de Apatzingán, familias departían entre puestos de comida y de regalos por el festejo de Día de Reyes, por lo que habría movimiento toda la madrugada. Y que a las 2:30 am  policías federales y soldados irrumpieron disparando a la gente del plantón que dormitaba en los portales o en sus camionetas.

Varios testimonios ministeriales aseguran que la incursión de las fuerzas federales por ambos costados del Palacio fue casi simultánea, lo que por un instante provocó un fuego cruzado entre ambas, pero, al percatarse del error, dispararon contra la gente.

José Miranda Camacho relató a la autoridad judicial: “éramos cuatro y estábamos concentrados en un ladito de la calle, íbamos por unos refrescos y recibimos un reporte donde nos pedían apoyo para gente civil sin armas, con palos, y luego llegamos al lugar donde está el Palacio donde nos recibieron a balazos los federales y nosotros sin armas, donde cayó un amigo mío y ya no supe más de él”.

La joven Rosa Orozco Sandoval manifestó a la autoridad judicial por su parte que estaba dormida en una camioneta cuando escuchó las detonaciones, por lo que salió de la misma y se tiró pecho tierra.

Ella dice que advirtió al policía que la detuvo: “que no me golpeara porque no sé si estoy embarazada”. Como respuesta: “El elemento Federal me golpea el pecho y me da manotazos en la cabeza y en el pecho me dio una patada; después […] me ponen contra el piso y me empiezan a golpear con un tubo la parte de la cadera y la pompa […] y de ahí, cuando me llevaban corriendo y con las manos en la cabeza, me caí, y el elemento militar me agarró el pelo y me empezó a azotar en el piso, entonces yo metí las manos para no golpearme la cara y me quedaron moretes y me levantaron del pelo”.

José Morán Martínez también expuso a la PGR cómo actuaron coordinadamente ejército y policías. Testificó que las fuerzas federales dispararon a su camioneta e inmediatamente: “escuché que venían dos personas de las cuales me percaté eran elementos castrenses, y les grité que no tiraran porque no traía arma […] me llevaron con los elementos federales y comenzaron a golpearme entre unos 9 o 10 elementos, mientras gritaban: ‘¡Mátenlo! ¡Mátenlo!’ y un elemento de la policía federal […] que iba encapuchado me dio un cachazo con su arma y me abrió la parte trasera de la nuca”.

Otros guardias civiles por igual testimoniaron ante la PGR que los militares los golpearon y aprehendieron. Juan Gutiérrez Segura dijo que al finalizar el ataque de las fuerzas federales intentó salir de la zona: “me llegaron unos militares y me dijeron que me tirara al suelo y me levantaron la camisa y se dan cuenta de que no ando armado y uno de los militares me pegó en la frente arriba de la ceja izquierda con un palo y luego me pegan […] en la parte trasera de ambas rodillas […] y una vez que me caí al suelo me estuvieron golpeando y me esposaron y me encintan los pies”.

Continúa: “luego me pusieron mi camisa sobre la cabeza y me llevaron caminando y arrastrando entre varios militares hacia el camión de ellos […] y mientras estaba tirado arriba del camión aún me estaban golpeando y posteriormente subieron a más personas”.

Civiles ajenos al plantón declararon ante las autoridades que a ellos se les detuvo cuando compraban juguetes, atendían sus comercios o se desempeñaban como taxistas por el lugar. Otros más testificaron que se les aprehendió lejos de la plaza central.

Así lo consignó ante la PGR el señor José Yáñez Pacheco, de oficio técnico eléctrico, que salió a comprar juguetes con sus sobrinos y en un auto particular marca Mercedes Benz lo remitieron a las autoridades.

Yáñez dijo que al conducir su vehículo: “en el edificio de Telmex había varias patrullas de la policía federal, cuando llegamos, un policía gritó: ‘bájense perros’, yo le decía que qué pasaba y se me acercó un policía encapuchado y me dijo que me bajara, me aventó, me abrió la puerta, me tiró al piso y empezó a golpearme […]  me aventaron a una patrulla y yo caí arriba de un muchacho […] entonces prendieron las camionetas y le dieron rumbo al Palacio […]  y luego dijo uno: ‘bajen a esos perros’ y abrieron la puerta y caímos al piso […]  y me llevaron agarrado de la camisa y del pantalón […]  y me destapó un militar y dijo: ‘ese perro no es’, dijo: ‘llévenlo a chingar a su madre al Mercedes”, según consta en la Averiguación Previa AP/PGR/MICH/M-III/008/2015.

Yáñez fue uno de los seis hombres a los que las fuerzas federales, en su “parte informativo”, acusaron de haber herido a los dos policías.

La reportera hizo una entrevista colectiva con 13 de los 43 liberados el 2 de mayo pasado en una ranchería de Apatzingán, cuya identidad fue corroborada y  resguardada por razones de seguridad. Los testigos reiteraron que esa madrugada los policías federales ejecutaron a un número indeterminado de civiles desarmados, pero que no lo declararon al Ministerio Público “por miedo”.

LA RESOLUCIÓN DEL JUEZ

Los representantes legales de 43 de los 44 indiciados presentaron al Ministerio Público sus “alegatos” de la Averiguación Previa citada.

Los abogados dijeron que a sus defendidos no se les arrestó en grupo ni armados, sino “de forma muy diversa”. Además, pusieron en duda la existencia del “reporte ciudadano”  recibido en la 43ª Zona Militar que denunciaba la presencia de un grupo armado en el Palacio,  pues en “la interrogatoria no existe constancia alguna de dicho reporte”.

Cuestionaron además que dos policías federales hubieran sido heridos por sus defendidos porque no hay “querella presentada por los policías federales, lo que lleva a presumir que lo manifestado por el informativo carece de veracidad”.

Por igual criticaron que “el parte informativo” se elaboró “de manera conjunta y en ausencia de autoridad”, sin que se precisara o probara “qué arma portaba cada uno de los defendidos” en el caso del grupo de los 37 adultos consignados, por lo que apelaron a la “presunción de inocencia” que considera a los defendidos como inocentes “hasta que se pruebe lo contrario”.

Finalmente, el juez Wong, en su Auto que Resuelve Situación Jurídica de la Causa Penal 3/2015-I emitido el 14 de enero,  decidió dejar libres bajo fianza a los seis civiles acusados de disparar contra los policías federales y la gente. Y al grupo de 37 personas, detenidos por portación de arma y asociación delictuosa, resolvió que “no se acredita la probable responsabilidad de los coinculpados” con respecto al delito de posesión de arma de fuego, además de que el número de detenidos y el de las 13 armas y la granada presentadas como prueba “no son coincidentes”.

Con respecto al delito de asociación delictuosa consideró: “no es factible obtener datos o indicios que evidencien que los sujetos detenidos se dedicaran en conjunto a desarrollar conductas delictivas”.  De esta forma, ordenó la “inmediata libertad” de los 37 aludidos.

LA MASACRE DE LA MAÑANA

Con respecto al segundo ataque, en el reportaje “Fueron Los Federales”, diversos testimonios señalaron que un convoy de policías federales disparó y ejecutó a civiles desarmados que en caravana les dieron alcance en avenida Constitución a las 7:45 am. De acuerdo con los civiles, su objetivo era liberar a detenidos y heridos que los policías llevaban en la caravana en la que trasladaban los 18 autos decomisados, tras el ataque al plantón del Palacio.

Castillo dijo entonces que los manifestantes “emboscaron” a los policías en la avenida, lo que provocó un “fuego amigo” con saldo de 8 civiles muertos. De este hecho, sin embargo, no hubo detenidos.

En un video grabado por vecinos de la calle de Plutarco Elías Calles, casi esquina con avenida Constitución, en pleno embate de los policías federales, entre el sonido de las detonaciones de sus armas y gritos que se escuchan a lo lejos, se observa pasar un vehículo militar al lado de la camioneta blanca que quedó en la punta de la caravana de civiles.

Tres jóvenes heridos sobrevivieron a la refriega e hicieron declaraciones ministeriales en el hospital pero dicen que no les dieron copia de las mismas.

Uno de ellos es el muchacho que en un video de Youtube salió tirado en el piso, al pie de la mencionada camioneta blanca, rodeado de compañeros ultimados que yacían sobre charcos de sangre. En el video el joven movía el brazo sin ser auxiliado por los policías.

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Sobrevivió. Tiene 16 años

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La PGR le tomó su declaración ministerial en su ranchería. Por tratarse de un menor, en este reportaje su nombre queda reservado. El pasado 28 de abril los licenciados Juan Carlos Acosta y Víctor Sandoval firmaron su declaración como “Testigos de asistencia” en la Averiguación Previa AP/PGR/MICH/M-IV/012/2015.

El adolescente expuso que es cortador de limón, con primer grado de telesecundaria. Explicó que el seis de enero de 2015 acompañó a su tío a dar “un apoyo” a Apatzingán aunque no tenía claro de qué se trataba. Que iban “unas veinte camionetas con gente, nadie llevaba armas de fuego, sólo llevaban palos”. El vehículo en el que viajaba, una camioneta Ram blanca, quedó en la punta de la caravana de civiles que alcanzó al convoy de policías federales y que, según su testimonio a la PGR, fue tiroteada por éstos.

El joven declaró: “nos bajamos de las camionetas, nos dirigimos hacia donde se encontraba unas patrullas de la Policía Federal, pero los elementos que estaban a una distancia de ocho metros de nosotros nos recibieron a balazos […] mis compañeros se metieron debajo de la camioneta, en eso me pegan un tiro en la cabeza, caigo y me mareo […] en eso escucho que los policías gritaban: ‘mátenlos, mátenlos, que no quede nadie vivo’, mis compañeros gritaban: ‘no disparen, no traemos armas’, pero los policías siguieron disparando por un lapso de media hora, nos tiraban con sus rifles grandes que traen, unos gordos que estaban en otra camioneta también gritaban: ‘no nos disparen’, en eso se escuchan más balazos y ya no se escuchan los gritos”.

Sigue su declaración: “a uno de mis compañeros le dieron en la cabeza y a otro, cuando estábamos tirados, escuché que se acercaron los policías y que nos dispararon […] yo me encontraba un poco inconsciente, y vi cuando me pusieron una escopeta y unos cargadores, pero eso no sé de dónde los sacaron los policías, yo sólo veía a dos personas muertas, que son a los que la policía les dio un balazo en la cabeza pero cuando ya estaban muertos, había un herido que estaba debajo de mí, y los policías me lo subieron a los pies […] había como diez patrullas de la Policía Federal y dos de Fuerza Ciudadana”.

De este ataque se desconoce, por ahora, el parte oficial.

Durante la reciente incursión periodística a Apatzingán diversas fuentes revelaron que a raíz de la difusión del reportaje “Fueron Los Federales” personal de la PGR, la Comisión de Derechos Humanos (CNDH) y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, están en la región documentando las masacres.

Casi cinco meses después de que ese 6 de enero en Apatzingán hubo por lo menos 16 civiles muertos, se encarceló impunemente a 43 personas, hubo traslado de cadáveres a otras ciudades y denuncias de violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas federales, ninguna de las instituciones involucradas ha presentado resultados. Se solicitó a la Sedena su posición sobre el caso pero no hubo respuesta.

Mientras tanto, Alfredo Castillo sigue promoviendo el deporte nacional.