¿Y por qué los mexicanos no se regresan a su país?

Cuando pareciera que las y los mexicanos huímos o nos olvidamos de México, la verdad es que nuestra raíz, nuestra historia, nuestra cultura, nuestra sangre, nuestra patria, nuestro todo. La mayoría de nosotros, nunca deja de ser México.
 
Niños mexicanos indocumentados saludan a la bandera de los Estados Unidos.No es que al mexicano le encanten los salarios míseros —menos peores que los de México, hay que reconocerlo— de Estados Unidos y sea por eso que emigra. Son muchos factores que crean la pobreza y ocasionan el desplazamiento de millones de personas: las reformas económicas de los países más ricos, la intervención estadunidense en conflictos internos de otros, la seducción del ‘non-skilled worker’ (trabajador no capacitado), la abundancia de trabajos indignos en nuestro país, el despilfarro por parte de la oligarquía mexicana y sus súbditos.

¿A dónde se supone que deben ir los más de 20 millones de mexicanos que carecen hasta para una canasta básica? En el periodo a partir de la implementación del NAFTA (Tratado de Libre Comercio), como en ningún otro periodo, más gente emigró de México a EEUU. De 1994 a 2007 más de 6 millones de mexicanos se fueron para el norte. Del 2000 al 2005, la población mexicana residiendo en EEUU se incrementó de 10 a 12 millones, la gran mayoría siendo indocumentados.

Los gobiernos mexicano y estadunidense mantienen a los trabajadores inmigrantes en estado de servidumbre, atrapados en un túnel para no aprender técnicas aplicables al mundo cambiante, con poco o casi nada de tiempo para la recreación, con poca educación…, pero eso sí, con muchos miedos implantados —chamaqueándonos, como se dice vulgarmente—. 

Es importante que los mexicanos contemos con un sentido de pertenencia, saber de dónde venimos y hacia a dónde nos dirigimos. Antes de las grandes victorias habrá luchas menores: por licencias de conducir, mejores salarios, mejores condiciones en la fábrica, por el respeto patronal, por la legalización. Todas estas causas tienen que ver con tratar de manera digna a las personas, de mejorar las vidas de todas y todos, por eso es indispensable apoyarlas. No olvidemos que el poder colectivo es enorme, según los muchos ejemplos que ha dado la historia mundial, la acción colectiva resulta más efectiva que la acción aislada.

El carácter trabajador y perseverante que tiene el ciudadano mexicano —donde quiera que este se encuentre—, regresar a México y hacer el sacrificio en nuestra madre patria, daría resultados muy positivos para todas y para todos. Un regreso masivo implicaría despertarse, poner la frente en alto y ponerse de pie. De esta forma marcaríamos la pauta para inspirar a nuestra raza y encaminarnos hacia tareas más grandes, como la regeneración de nuestro país.

 
Se tiene que romper con las barreras del miedo, sacar fuerzas, demostrar que somos una raza fuerte y tomar el control de nuestro propio destino. Basta ya de que otros factores, muchas veces ajenos, sean siempre los que nos dicten cómo y dónde debemos vivir, lo qué nos conviene y qué no nos conviene hacer.

Los mexicanos regresarán a su amada tierra cuando ellos mismos lo consideren conveniente. Quizá algún día, nunca se sabe, los mexicanos comenzarán a considerar un retorno en masa.

Marco Dávila, Morena Minnesota – [email protected]