Sioux, nahuats y totonakús unen resistencias contra megaproyectos

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El Gran Espíritu de la nación lakota se solidariza con los indígenas de la Sierra Norte de Puebla que resisten a los megaproyectos hidroeléctricos, mineros y petroleros. El canto sioux retumbó en el atrio de la iglesia de Cuetzalan, donde se reunieron más de 5 mil personas de 16 municipios que unieron voluntades en defensa del territorio y de la vida.

Leticia Ánimas

Regeneración, 20 de febrero de 2017. Cuetzalan, Puebla.- Con el encendido de la luz del fuego inicial de la vida, invocaciones y una ofrenda al Gran Espíritu de la nación lakota que les trajo su solidaridad, unas 5 mil personas provenientes de 173 pueblos de 16 municipios de la Sierra Norte de Puebla conmemoraron tres años de resistencia “con fe y esperanza” contra los “proyectos de muerte”.

Como la vieja profecía siuox que predijo el resurgimiento de ese pueblo como una bendición para un mundo enfermo, los macehual de Cuetzalan recordaron que desde el 2014, cuando empresas de la industria energética y extractiva minera y de hidrocarburos han pretendido apoderarse de los bienes naturales, “abrieron sus corazones para luchar de manera pacífica” en la defensa de su territorio.

El canto espiritual lakota acompañó la 18ª Asamblea por el Territorio y por la Vida convocada por el Comité de Ordenamiento Integral de este municipio (COTIC) sirvió para hacer un recuento de los logros del movimiento: la emisión de un Programa de Ordenamiento Territorial con la participación de las comunidades, la declaración de Cuetzalan y otros 8 municipios como libres de megaproyectos y contra la privatización del agua.

En este largo camino en tan poco tiempo, formaron el Consejo Municipal Macehual Altepejtatiani y los comités de agua; elaboraron un mapa con la riqueza biocultural de la sierra nororiental; recuperan y revaloran sus saberes ancestrales; y han interpuesto una demanda colectiva contra el Estado mexicano por querer imponer los proyectos de muerte.

Ha nacido una conciencia de lo que somos y se recupera la memoria de los pueblos, señalaron.

“Nuestra lucha –definieron– es pacífica. Hicimos a un lado la digna rabia y empezamos a construir con un amor indignado. Hace tres meses construimos un campamento en el que se está usando energía alternativa frente a la destrucción que quieren causar con una subestación (eléctrica) y líneas de alta tensión que estarán conectados a varios proyectos hidroeléctricos que servirán a las mineras y al fracking”.

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De la CFE, ni sus luces

Denunciaron que desde hace varias semanas la CFE, a través de José Becerra, una persona que dijo ser un conciliador de la empresa, se ha presentado en al menos ocho comunidades, incluida la cabecera, para realizar unas supuestas consultas y entregar presunta información del proyecto la subestación de electricidad y de la línea “Cuetzalan Entronque Teziutlán-Tajín”.

En todos lados, dijeron, la gente les ha dicho que no quiere esas obras, que no son una necesidad social y que sólo servirán a las mineras. Pero ante esta negativa, la ex paraestatal ha empezado a amenazar.

Por ello, invitaron a José Becerra y al alcalde Oscar Paula Cruz a que asistieran a la asamblea celebrada el sábado pasado, los invitaron a pasar al templete donde colocaron dos sillas para que estuvieran cómodos. Los asientos se quedaron vacíos porque nunca llegaron. En cambio el sí lo hizo fue un trabajador de CFE que llegó a filmar y fotografiar lo que acontecía en el encuentro y a quienes estaban en él, pero al ser descubierto por el moderador abandonó el lugar, a pesar de que lo convidaron a que pasara al estrado.

El gobierno, indicaron, se ha negado a dar información sobre la utilidad social del proyecto eléctrico y la que entregó por la vía de una petición realizada en su portal de transparencia, tiene el 90 por ciento de las hojas tachonadas. “Casi todas están en negro, porque contienen información de mercado”.

En respuesta, la asamblea acordó buscar opciones de producción alternativa de electricidad y para bajar su consumo, refrendó su apoyo al bloqueo de las obras y el respaldo a la lucha y a la decisión de generar otras tecnologías amables con el medio ambiente y los bienes naturales.

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El Gran Espíritu y la Unidad

“Yo vine desde el norte y todos ustedes son mi familia, porque comprendo su lucha”, les dijo Cheryl Ángel, representante de la tribu sioux que en Dakota del Norte se opone a la instalación del oleoducto Dakota Access que como la serpiente negra emergió de la tierra y quiere devastar las tierras, los lagos y los ríos en la Nación Roja.

Entre los lakota hay una profecía que anuncia el surgimiento desde la entraña de la tierra, de una feroz serpiente negra que traería sufrimiento y destrucción. La obra de la empresa Energy Transfer Partners de la que es accionista Donald Trump es vista de esa manera y la han enfrentado con organización, oración y protestas.

Cheryl recordó a los macehuales que sus antepasados se conocieron y que les dejaron el legado de sus invocaciones y su amor, por ello los convocó a la unidad y a la oración para defender la tierra, el aire, el viento, las plantas, los animales, los seres humanos que son sagrados. “Con la oración, ganaremos y podremos cambiar a nuestros enemigos”, confió.

“Tenemos muestras cabezas, nuestros corazones y nuestras manos trabajando juntas, generando energía que cambiará las personas, a curar a estas personas. Porque el amor que tengo por ustedes es el mismo que ustedes le tienen a la tierra y nos va a curar, a incluir, y juntos, ganaremos”.

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En seguida, desde la portentosa voz Lyla June Johnston indígena de la tribu Cheyenne, y traductora de Cheryl, se oyó la estremecedora plegaria al Gran Espíritu:

Wakan Tanka, Gran Misterio

enséñame a confiar en mi corazón/en mi mente,

en mi intuición/ en mi sabiduría interna,

en los sentidos de mi cuerpo/ en las bendiciones de mi espíritu.

Enséñame a confiar en estas cosas/ para que pueda entrar en mi Espacio Sagrado

y amar más allá de mi miedo/ y así Caminar en la Belleza

con el paso de cada glorioso Sol

La asamblea terminó con el acuerdo de volverse a reunir en dos meses en Jonotla, porque como dijo María Luisa Albores, asesora de la cooperativa Tosepan: “nuestra lucha se basa en la fe y la esperanza, de ahí tomamos nuestra fuerza”.