Derecha aumenta violencia para derrocar a presidente Evo Morales

Mesa, el candidato de oposición, ha sido rebasado por los opositores de la derecha radical y católica, que enfrenta en minoría al gobierno de Evo

Regeneración, 8 de noviembre de 2019. La capital boliviana vive su cuarta jornada de enfrentamientos cerca de la sede del Gobierno en el marco de protestas contra la elección del presidente, Evo Morales.

Mesa, el candidato de oposición, fue rebasado por los opositores de la derecha radical y católica, que enfrenta en las calles al gobierno de Evo.

Al menos ocho personas resultaron heridas este jueves en otra noche de enfrentamientos entre opositores y afines al Gobierno en la localidad de La Paz.

Los manifestantes armaron barricadas y hogueras en el entorno de la céntrica plaza Murillo, que desde hace días permanece resguardada por un cordón policial.

Fuentes médicas confirmaron que se registraron al menos ocho heridos, entre ellos manifestantes y agentes de Policía, según narró el diario Página Siete.

La Policía respondió con gases lacrimógenos al lanzamientos de piedras, otros objetivos y petardos por grupos de jóvenes que se protegían con escudos caseros.

Esto eran elaborados con materiales como calamina, con cascos y con máscaras para contrarrestar el gas.

La jornada transcurrió en Bolivia sin incidentes violentos de relevancia, después de que el miércoles muriera un joven y se registraran casi un centenar de heridos.

Crisis electoral

Las protestas en Bolivia estallaron la misma noche de las elecciones presidenciales celebradas el pasado 20 de octubre.

Esto por la suspensión repentina de la transmisión de los resultados oficiales.

Cuando se retomó, casi 24 horas después, concedían la victoria en primera vuelta a Evo Morales, por lo que Mesa ha denunciado un «fraude gigantesco».

Ambos llamaron a la movilización de los suyos, lo que ha derivado en disturbios.

Al menos tres personas murieron y más de 190 han sido detenidas en estas dos semanas.

En este contexto, Morales accedió a que la OEA, apoyada por países como España, México o Perú, realice una auditoría electoral de carácter vinculante.

Mesa, en cambio, no la acepta porque dice que es fruto de un acuerdo unilateral entre el Gobierno de Evo y el bloque hemisférico sin tener en cuenta a la oposición.