Díaz Ordaz, López Mateos y Echeverría fueron activos trabajadores de la CIA: Archivos de EU

EU reservó esa información en los noventa para impedir que las revelaciones pudieran provocar la caída de Ernesto Zedillo. Los cables evidencian que al menos tres expresidentes mexicanos y Fernando Gutiérrez Barrios, fueron reclutados como informantes del gobierno estadounidense

Regeneración, 31 octubre 2017.- Documentos desclasificados vinculados con el asesinato del presidente de Estados Unidos, John. F. Kennedy, podrían contener información clave que documenta como al menos tres expresidentes de México trabajaron dentro de una red de espionaje instalada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

El gobierno de Estados Unidos decidió reservar esa información en la década de los noventa para impedir que las revelaciones pudieran provocar la caída del gobierno de Ernesto Zedillo. Los cables secretos posteriores al asesinato de Kennedy, evidencian que al menos tres expresidentes mexicanos fueron reclutados como informantes del gobierno de Estados Unidos.

“Ese fue el argumento que usaron el Departamento de Estado y la CIA para convencernos de no publicar algunos de los detalles operativos de cómo compartían información de inteligencia con México”, afirmó el juez federal John R. Tunheim, titular del Panel de Revisión de los Archivos sobre el Asesinato, comité encargado de revisar el caso.

“Publicar cómo un gobierno extranjero comparte inteligencia con la CIA puede ser controvertido, y creo que eso les preocupaba, porque el partido político (PRI) que estaba en el poder en México en los años 1990 era el mismo que había estado en poder en los 1960”, refirió Tunheim.

25 años después, el presidente Donald Trump, decidió desclasificar 2 mil 800 archivos vinculados al asesinato de Kennedy. Una serie de documentos que podrían ayudar a reescribir la historia de México durante la Guerra Fría.

“La divulgación de esos documentos posiblemente cambiaría la historia de México, al conocerse de manera oficial el nivel de subordinación del presidente Adolfo López Mateos al legendario jefe de la CIA en México, Winston Scott, quien lo reclutó como un activo de la agencia, como lo hizo con los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría. No sólo se podría haber desplomado el gobierno mexicano, sino López Mateos podría haber sido destituido por el único delito por el cual se le puede juzgar: traición a la patria”, detalló el periodista Raymundo Riva Palacio.

“La gran enseñanza de estos documentos es ver cómo jugó México o cómo jugaron sus gobernantes un papel de traición a los mexicanos”, subrayó.

“De los documentos que ya vi, lo más importante es la subordinación del gobierno de Adolfo López Mateos no a la CIA, al jefe de la estación de la CIA, a Winston Scott”, relata.

De este modo, los expresidentes Adolfo López Mateos (LITENSOR), Gustavo Díaz Ordaz (LITEMPO-2) y Luis Echeverría (LITEMPO-8) contaban con nombres clave a través de los cuales eran identificados por la CIA como parte de una red de espionaje establecida por Estados Unidos en la Ciudad de México.

Otro de los funcionarios involucrados fue Fernando Gutiérrez Barrios, el entonces jefe de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) hasta 1970, quien también fue diputado, gobernador de Veracruz, secretario de Gobernación y senador. Lo mismo Miguel Nazar Haro, quien también fungió como jefe de la DFS y quien fuera un actor clave en la guerra sucia.

“Es sabido, desde Inside the Company, el libro de Philip Agee, que Luis Echeverría Álvarez trabajaba con y para la CIA. No era el único empleado que en sus ratos libres gobernaba México. Díaz Ordaz también estuvo en el negocio, lo mismo que los eficaces policías Miguel Nazar Haro y Fernando Gutiérrez Barrios”, apuntaba el escritor Guillermo Sheridan, quien ha dado seguimiento al caso de los archivos de la CIA sobre México.

De este modo, los documentos recién desclasificados aportan nueva evidencia del trabajo que realizaban altos funcionarios del gobierno de México para la CIA, lo cual se suma a la evidencia que ya existía de que al menos tres presidentes mexicanos “recibían dinero de Winston Scott, como parte de la operación LITEMPO. Más aún, el jefe de la estación de la CIA en México, entre 1956 y 1969, mantuvo estrecha amistad con el primer círculo de poder en el país”, según publicó en 2011 el periodista Jefferson Morley, autor del libro Nuestro hombre en México: Winston Scott y la historia oculta de la CIA.

Un caso que cobra nuevo sentido, a partir de la información que altos funcionarios mexicanos y estadounidenses compartieron en torno a la figura de Lee Harvey Oswald, señalado por el gobierno de Estados Unidos como el asesino solitario de Kennedy, según la versión oficial. Un personaje cuya presencia en las embajadas de la Unión Soviética y Cuba, en las semanas previas al magnicidio de JFK, desató una serie de intercambios que se hicieron de manera extraoficial.

“México fue un socio que cooperó con los Estados Unidos de muchas maneras, desde ayudar a interceptar las embajadas soviética y cubana antes del asesinato hasta intentos exhaustivos de investigar los vínculos de Lee Harvey Oswald en el país tras el asesinato de Kennedy. Las fuentes le dijeron a CIA que Oswald había depositado 5 mil dólares en un banco mexicano. En un documento del 9 de marzo de 1964, se informó que México rastreó todos los depósitos en los bancos mexicanos, buscando el dinero. No encontraron ninguna transacción de Oswald”, señaló el diario The New York Times como parte de las nuevas revelaciones.

En lo que corresponde a México, “la parte más importante es lo que sucedió entre el 27 de septiembre y el 3 de octubre de 1963, que es cuando Lee Harvey Oswald cruza la frontera en un autobús y llega a la Ciudad de México”.

La novia de Harvey Oswald, Silvia Durán, era la secretaria del cónsul cubano en México; aprovechando esa relación “buscó una visa para ir a Cuba y también habló con los soviéticos”.

El documento dice que Winston Scott le pide al presidente Gustavo Díaz Ordaz que detenga a Silvia Durán, “en los documentos dice que el gobierno mexicano debe tomar plena responsabilidad de este asunto y detienen a Silvia Durán”. Quien interrogó a Durán fue Fernando Gutiérrez Barrios.

“López Mateos presidente, Díaz Ordaz presidente y Luis Echeverría presidente, trabajaban para la CIA, eran activos de la CIA, no estaban en la nómina de los agentes pero eran activos”, detalló, además de que incluyó en esa lista de “grandes activos de la CIA” a Gutiérrez Barrios y Miguel Nazar Haro.

Si México hubiera sido una democracia, esto era trabajar para un gobierno extranjero, este es el delito de traición a la patria, el único delito por el cual se puede destituir al presidente de México. Entonces, tres presidentes mexicanos consecutivos se podrían haber destituido por traición a la patria y esto es algo de lo que me parece muy fascinante en lo que tiene que ver con México, la forma en como casi orgánicamente el gobierno mexicano trabajaba para la CIA, les decían ‘hay que hacer esto’ y lo hacían”, continúa Riva Palacio.

En tanto, apuntó que las operaciones contra Cuba, para matar a Fidel Castro, “se hacían aquí” en México.

Los documentos dados a conocer el jueves representan casi el 1.0 por ciento restante d
e los casi cinco millones de documentos en poder del gobierno federal en relación con el asesinato, y su liberación procedió otra en julio pasado de tres mil 801 documentos, la mayoría de los cuales ya eran conocidos.

De acuerdo con los Archivos Nacionales, 88 por ciento de los registros relacionados con el asesinato de Kennedy ya estaban completamente abiertos, en tanto que otro 11 por ciento han sido publicados, pero con censura parcial.

 

Con información de Aristegui Noticias y Huffingtonpost