El reto de la organización

Eduardo Cervantes

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En el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) comparti­mos la certeza de que para abrirle cauce al proyecto de transformación de la vida pública de México y para frenar las políticas que han provocado el desastre que se vive en nuestro país, es indispensable la organización y la participación del pueblo.

El proceso organizativo de MORE­NA transita por dos rieles: el de ampliar nuestra base social mediante la adhesión individual, libre y voluntaria de ciudada­nos y vecinos como protagonistas del cambio verdadero, y el de formar comi­tés municipales y seccionales en todo México, como espacios de participación e instrumentos de organización de los protagonistas y del pueblo en general.

Entendemos que un comité de MORENA pretende ser un grupo social con vida orgánica propia, que asume cuando menos las siguientes características: reuniones periódicas, plan de trabajo, actividades y acciones derivadas de dicho plan, crecimiento en el número de integrantes y evaluación colectiva de su actividad.

Sobre esta definición, los comités de MORENA tienen ante sí la delicada responsabilidad de convencer y con­cientizar a los ciudadanos y vecinos de que el caos por el que atraviesa Méxi­co país tiene causas y responsables, que debemos cerrar el paso a la conti­nuidad de las políticas de pillaje y de­predación que representan por igual el PRI y el PAN, y de que tenemos una propuesta alternativa para conducir a México por la senda de la recupera­ción y la dignidad.

No se trata de una tarea fácil; la estabilidad y permanencia del tejido organizativo de MORENA requiere de sus integrantes perseverancia, sentido de responsabilidad, disciplina, uni­dad, claridad de miras y honestidad a carta cabal, atributos que no es senci­llo conjuntar y armonizar.

En MORENA andamos este cami­no, pero conviene ser previsores, me­dir bien las cosas y evitar por todos los medios la simulación, ya que no faltan los que quieren ganar reconocimien­tos (aunque sean efímeros) y quedar bien con los que consideran sus su­periores, para lo cual inventan cifras, distorsionan los hechos y presentan como realidad las apariencias.

Esta perversa práctica forma parte de la cultura política del engaño y la manipulación que encontró arraigo entre algunos dirigentes de la izquier­da partidista, y que busca expresarse en las actividades de MORENA. Por lo que toca al Movimiento, se ha reite­rado en muchas ocasiones que no es instrumento de gestión ni trampolín para las candidaturas y los cargos.

Frente a ello, debemos mantener y reforzar la posición de que MORENA promueve una nueva forma de hacer política, basada en la cultura de los principios y los valores, de la congruen­cia y la honestidad, del respeto a nues­tra memoria histórica, convencidos de que la autoridad moral es la única for­ma de ganar la confianza de la gente y de darle sentido a la esperanza.

Si procedemos con honestidad, guiados por el compromiso con el cambio verdadero, al tiempo que asu­mimos la tarea organizativa con plena responsabilidad, estaremos creando las condiciones para que MORENA proyecte su fuerza transformadora tanto en la elección del 2012 como, después de esa fecha, en la renovación tajante de la vida nacional y de la iz­quierda mexicana.

En palabras del profesor Feliciano Guzmán de Nuevo León:

“El cambio debe hacerse con alegría y no con coraje; por eso me gusta mucho la canción de Morena que invita a bailar y a luchar.

No va a ser fácil el cambio, los pocos que tienen el poder van a impedirlo, utilizando todos los medios a su alcance. Pero si cada uno ponemos nuestro empeño, voluntad y trabajo con la palabra, convenciendo a otros cinco de sumarse como protagonistas del cambio, formando comités, repartiendo Regeneración, será más fácil que el sueño se haga realidad.

El movimiento los invita a ser portadores de una nueva moral, una nueva ética política. Que nuestra motivación sea el bienestar colectivo de la presente y de las futuras generaciones. Si el pueblo no hace por sí mismo el cambio, nadie lo va a hacer. Todo se conjuga para hacer realidad la esperanza: tenemos organización y tenemos proyecto”.

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