Indígena tarahumara corre maratón para costear estudios universitarios de su esposa

El indígena le pagó un curso para el examen de ingreso a su esposa, con el dinero de las victorias en las carreras y la venta de artesanías.

Regeneración, 3 de marzo de 2018.- Miguel Lara es un indígena tarahmuara que corre en diversas competencias de atletismo para ganar un premio en dinero y con esto poder pagar los estudios de su esposa Maribel Estrada en la Universidad Autónoma de Chihuahua.

El 18 de febrero compitió en la Sexta Carrera Tarahumara 21k en Monterrey, Nuevo León, a donde llegó en compañía de su esposa, su hijo de cuatro años y otros 120 tarahumaras, luego de haber viajado 20 horas en autobús.

El hombre arribó a la ciudad con una sonrisa en su rostro y algunas artesanías en las manos, con la seguridad de vender los productos y triunfar en la carrera.

Y así lo hizo en la categoría de 15 a 35 años, con tiempo de 1:20:23 horas, aunque no obtuvo el primer lugar, debido a que él está acostumbrado a la resistencia y la carrera de varias horas y no al ejercicio veloz.

Por ejemplo, en Big Bear 2017, en la localidad californiana con ese mismo nombre, corrió 160 kilómetros luego de ser invitado por los organizadores.

“Me dieron como dos mil dólares por mi primer lugar”, contó Miguel.

Ahora se prepara para que mañana 4 de marzo compita en los 80 kilómetros en las montañas de su pueblo Porochy, durante la tradicional carrera “Caballo Blanco”.

Pretende obtener su quinta corona, porque se gana la vida vendiendo artesanías y corriendo para mantener a su hijo y a su esposa Maribel, de quien quiere cumplir el sueño que Miguel nunca pude hacer realidad: estudiar.

“No estudié, porque mi madre no tenía dinero y mi padre me abandonó cuando tenía dos meses de nacido, sólo llegué al cuarto año de primaria, y lo mejor es que pude aprender hablar el español y con eso se me hizo más fácil para conseguir trabajo”, dijo el hombre a la agencia Notimex.

En ese sentido Lara, quien tiene 27 años de edad, destina sus ingresos a los estudios de su hijo y Maribel con quien tuvo una decepcionante experiencia, pues el año pasado le pagó su curso de preparación al examen de admisión a la Universidad Autónoma de Chihuahua, pero no pudo inscribirse para presentarlo.

“No pudo entrar por falta de la credencial de elector. No tenía una identificación. No era nadie para la Universidad, pero ya la sacó y ahora sí se podrá inscribir”.