Relato de una crónica antidemocrática, el fracaso del PAN

El fracaso del PAN, un partido reaccionario que ha impulsado por años las prácticas más antidemocráticas y neoliberales del país

El fracaso de PAN; minino relato de una crónica antidemocrática.

Javier Lozano*

Regeneración, 26 de julio del 2019. PAN. ¡Ahí está!, es un bloque que ha cimentado un conservadurismo ultraderechista; una cofradía de políticos que formaron una cúpula que se ha apoderado de una lingüística, particularmente en el ejercicio político, para construir la democrática desde una visión sesgada a los sectores y clases más ricas del país.

Pero que en la acción, han diferenciado y excluido a todos los sectores sociales que se aglutinan por las organizaciones populares, sindicatos y comunidades que piden el respeto de ser incluidos como una sociedad igualitaria, sobre todo en sus políticas públicas.

Su proyecto de Nación democrático, se ha ensombrecido por un innumerable desarrollo de inflexibilidad.

¡Qué paradojas tiene la política!, uno de los partidos que nació como contrapeso de ese sistema demoledor, y con la bandera de generar las bases de una democracia que constituyera una alternativa a la columna del partido del gobierno posrevolucionario  con la siglas del PNR y PRI, ahora exhibe el egocentrismo que caracteriza a sus principales figuras, como enfoque de superioridad y frivolidad de una aristocracia que abrazaba los valores más conservadores de la clase política potentada.

Ese es Acción Nacional, un partido reaccionario que ha impulsado por años, las prácticas más antidemocráticas y neoliberales del país.

Comparsa del PRI durante años, gesto un matrimonio que claudicaba con las propuestas más puntitas de privatización que impulsaban con su eterno socio político; las normas y valores que proyectaban en el panismo, reflejaban el discurso nacionalista democrático como un símbolo de las buenas costumbres.

Ese ha sido el hito, su peculiaridad, y su patología perseverante a lo largo de su historia.

El epilogo puede dar lectura a varios episodios vergonzosos del panismo.

La llamada “Ley Bonilla”, por supuesto que ha acarreado una serie de críticas, pronunciamientos y recursos anticonstitucionales que inclusive el mismo presidente le ha causado sorpresa.

Pero el estupor no sólo es hacia la figura de López obrador, los que impulsaron este decreto de reforma, fueron inclusive la oposición que se constituyeron por tener mayoría en el congreso.

Esto no significa que el recurso sea buen visto, por supuesto que es un retroceso a la vida democrática de nuestro país, porque la elección fue convocada por dos años y no por cinco.

Pero el precedente apuntala a los diputados del PAN y PRI por ser oposición.

Entonces, donde quedaron los valores que abrazaban la agenda de un panismo que ha perdido identidad, presencia y credibilidad porque ha sido actor en repetidas ocasiones del cinismo de una derecha conservadora, que muestra una nítida gama antidemocrática por ese largo trayecto político que ha demostrado el simplismo y la desconfianza del electorado.

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Basta recordar la apuesta a las privatizaciones; el gran fraude del Fobaproa que fue avalado por legisladores panistas; el engaño electoral de Felipe Calderón con una guerra sucia y con inconsistencias electorales.

El desastre de gobierno que hizo Vicente Fox donde se multiplico la pobreza a más de 50 millones según datos del (Coneval); las marrullerías, desaseos y diversos actos de opulencia.

El pacto por México, que puso en jaque a los ciudadanos por el alto índice de aumento a los combustibles y productos de la canasta básica; el impulso a una de las reformas educativas que trastocaban más el derecho laboral que educativo; y el pacto por México al frente que termino por dividir a los panistas por el maquiavélico plan de apoderarse de la presidencia a Ricardo Anaya.

Las traiciones al interior de partido producto de la ambición de Calderón por imponer a su esposa.

¿Esto es democracia?

Reconocer aún presidente ilegitimo como Juan Guaidó, lo hizo personificar un episodio de una tragicomedia al más puro estilo de una desvirtuada realidad que a veces hemos vivido los mexicanos para desviar la atención de los problemas centrales a través de una vídeo llamada.

“Los legisladores del PAN vamos a pedir al presidente Andrés Manuel López Obrador, la próxima semana al Congreso de la Unión mediante un exhorto que te reconozca oficialmente como el Presidente de Venezuela”, porque somos aliados de una democracia; ¿democracia?…

Si la cultura política que ha heredado los gobiernos del PAN, han sido sinónimo de las trampas electorales, cinismo y demagogia con su eterno socio priista.

Marko Cortes ha sido un personaje además de desdibujado, gris y sin liderazgo; el carácter conservador de sus políticas que establece su agenda: es el más claro ejemplo de la formación conservadora.

No encuentran una dirección, ante la inmadurez que han mostrado sus gobiernos y sus legisladores; entonces, la flaqueza de su democracia que los enaltece, ha sido frágil y estéril.

Esa arrogancia que a veces caracteriza a la derecha, ha sido el sello de una democracia simulada que ha nutrido el desánimo de la opinión y distintas corrientes.

No logran impactar, ni penetrar en los temas del dominio público; no generan una corriente de opinión que ayude a consolidar un país que necesita de todos.

Ahora, pretenden entrar en los temas de la agenda pública, exigiendo que se cumplan con las normas del marco constitucional, cuando ellos en funciones, construyeron un libreto extenso que maniobraban el registro de un cumulo de inconsistencias antisociales y antidemocráticas.

Empero, esto no pretende ensombrecer el ejercicio autoritario que hicieron los legisladores de Baja California; todo lo contrario, estamos a favor de un proyecto democrático que se construya a partir del respeto y la responsabilidad de las leyes.

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Esto no quiere decir que la toma de decisiones tiene que ser respetada porque se realizó con la legitimidad autónoma de sus órganos colegiados, sino por el contrario, tiene que prevalecer la garantía que estableció la convocatoria.

Lo más penoso es que panistas estén inmersos en esta situación; entonces esa coherencia ideológica se ha convertido en un pragmatismo que abandono hace muchos años la estructura y los cimientos democráticos con los que en teoría se fundaron en el PAN.

No es tan fácil sepultar ese pasado oscuro que está marcada por la enorme crisis democrática que hemos vivido con el PRI, pero de igual forma con el PAN.

MORENA tiene ese enorme reto de reconstruir las bases que han fragmentado la composición de este bipartidismo político; se tiene que hacer con firmeza, pero también con responsabilidad y en apego a las normas constitucionales.

Este es un pequeño retrato del PAN; un grupo de panistas que forman un semillero para penetrar en la geografía política y espacios del poder.

La expansión de la desigualdad, la pobreza, las inconsistencias, irregularidades y una personalidad bipolar y voluble, es el resultado que sostiene el discurso ideológico de esa democracia a través de esa base de valores y buenas costumbres, ha sido descifrados como un recurso de un programa que en la realidad a obstaculizado el progreso y desarrollo de nuestro país, sobre todo en la polarización social.

Nos vemos pronto.

*Profesor de Nivel Superior desde hace 9 años. Originario de Morelia, Michoacán. Colaborador del seminario Presencia de Michoacan y los portales electrónicos Changonga.com y Metapolítica.