Rodolfo Guerrero y «la desolación y la esperanza» en la obra “El último tren”

En esta ocasión contamos con una entrevista con Rodolfo Guerrero, coprotagoniza de la obra “El último tren” que se presenta en el Teatro “La Capilla” de Coyoacán.

Por Alexandro Guerrero

“El último tren” nos presenta un duelo de ideas entre un profesor nihilista, Blanco, y un expresidiario creyente, Negro, después que éste impidiera que aquél se suicidara arrojándose al paso del primer metro del día. Negro lleva a Blanco “a salvo” a su casa y, a lo largo de la obra, intentará convencerlo de que la vida tiene un propósito. La desolación y la esperanza están encarnadas en las palabras y cuerpos de ambos personajes, permitiéndonos ser testigos de un trepidante enfrentamiento de visiones sobre la vida y la muerte.

RegeneraciónMx.- De notable y sólida trayectoria en la escena nacional como actor y director, siempre en altísimos niveles de exigencia interpretativa, hoy también en grabaciones de un proyecto para la televisión; Rodolfo Guerrero en exclusiva para RegeneraciónMx nos brinda esta entrevista en mitad de los intensos llamados del trabajo a cuadro que alterna con su participación en el montaje escrito por Cormac McCarthy.

A.G. ¿Cómo llegó a ti esta obra?
En el montaje de “Fariseos”, en el que estuve participando hace muy poco, tuve la oportunidad de conocer a Luis Ángel Gómez que fue parte del equipo de esa obra, joven talentoso y brillante, al que de inmediato advertí con una gran capacidad para lograr que las cosas sucedieran de la mejor manera en el escenario. Un día, casi en el tercer tercio del 2023, después de un año difícil para mí en cuestiones de salud, donde la neta creí que iba a morirme de una trombosis aparece un mensaje de Luis Ángel en mi celular donde me cita para platicarme de una obra a la que quería invitarme a participar como actor.
Ya sentados en el café, me sorprendí que se trataba de una obra de Cormac McCarthy.

Captó mi atención que era un escritor del que yo había leído La Carretera (The Road) y había visto la adaptación al cine de su novela No country for Old Men, llamada en el cine: “Sin lugar para los Débiles”. Me platicó de los dos personajes únicos de la obra: Blanco y Negro y me comentó de que iba la obra.
De inmediato me reconocí en el personaje contrario al que me estaba invitando. Él me invitaba para interpretar a Negro, un exconvicto con férreas convicciones sobre su fe a Dios, sin embargo, yo advertía más empatía con el personaje de Blanco, su perspectiva de vida me parecía más coincidente o cercana a lo que yo, hasta hoy, he entendido sobre el mundo.

Acepté la invitación sin leer del todo el texto, me encantó la propuesta y lo que pretendía lograr, no supe mucho sobre mi personaje de Negro, pues generalmente se tiene un recelo por un personaje creyente o devoto de la fe como alguien fanático o cosas así, sin embargo, más allá de eso me parecía extraño que una obra como esta llegara a mis manos en un punto de mi vida en que se movieron muchas cosas justo relacionadas con la vida. Pero… la vida da sorpresas, Negro me trajo un grato sabor de boca, descubrirlo en toda su dimensión, quizá me han llevado a replantearme ciertas preguntas sobre mi fe e incluso sobre la existencia de dios. Tener una obra como esta en mis manos ha sido un gran reto.

¿En el proceso cómo se da que sea el también excelente Rodrigo Vázquez y tú, quienes encarnen los personajes de este texto?
El proceso ha sido un tanto complicado, no solo en la dimensión que entraña el texto de McCarthy, sino en la conformación y asentamiento del equipo. Antes alguien hacía a Blanco, que tras un buen tiempo de ensayos decidió dejar el proyecto, eso nos metió en un lio tremendo y nos sentimos frustrados de inicio, pero luego pensamos que deberíamos de continuar y rescatar nuestro trabajo invertido por meses.

Luis Ángel, se encargó junto con nuestra asistente estrella, Beatriz, de buscar al actor apropiado para llevar a cabo una mancuerna ideal, donde se lograra fusionar la comunicación en escena, la habilidad y el talento para poder agilizar el trabajo en el menor tiempo posible y así llevar a cabo el estreno. Fue una química muy buena la que tuvimos Rodrigo y yo, pienso que se logró dar con el actor acertado, ese era y nadie más que él. Su textura actoral es enorme y benefició muchísimo el juego escénico justo en el “toma y daca” pues, solo estamos él y yo durante dos horas que es la duración de la obra y creo que se ha logrado un juego muy puntual y directo que obviamente, se ha estado enriqueciendo con el paso de las funciones.

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¿Qué opina Rodolfo Guerrero del suicidio y qué piensa de lo que piensa su personaje?
¿Qué hace ante la posibilidad del suicidio?

Particularmente creo que, hasta hoy, no he recurrido a algún intento de quitarme la vida por algún motivo pues yo pienso que yo estoy aquí por algo. Estoy vivo, alguien, además de mis padres, me trajo aquí y he estado descubriendo a lo largo de los años que vivir la plenitud de la vida, es un reto que nos convoca a todo ser humano todos los días. Sé que uno tiene que encontrarle un sentido a la vida, porque ella en si misma quizá no lo tenga. La vida es un enigma y soy demasiado curioso como para renunciar a ella tan fácilmente. ¿Qué tal si me quito la vida y resulta que ya no pude ver aquello maravilloso que iba a encontrarme después? ¡Ah no!, yo no quiero perdérmelo, así como así…

Aunque coincido con McCarthy y su personaje fatalista de Blanco con muchas cosas al describir el mundo como un lugar oscuro y apocalíptico sin remedio, yo no me quiero perder el final, no me suicidaría definitivamente, quiero quedarme a verlo, espero que sea algo maravilloso o quizá terrible: Darnos cuenta de que nada habrá más allá de aquella vida que se nos concedió tener por suerte o porque alguien nos la regaló. Ya lloraremos, ya nos pondremos tristes o tener entonces sí, unas ganas enormes de no seguir viviendo, pero ahora toca vivir y saber que yo puedo hacer algo para cambiar mi visión sobre las cosas que veo, creo, pienso, más allá de saber si tienen sentido o no.

Finalmente, ¿quién conoce la verdad única, real y contundente sobre lo que es este mundo y la existencia humana? Nadie. Al menos ningún ser humano pues. La humanidad, los filósofos, los científicos, todos, hemos conjeturado muchas cosas. La ciencia nos comprueba y nos dice infinidad de teorías, sin embargo, aquí traigo a mi personaje de Negro a colación: la fe nos da esperanza, no importa que Camus diga que uno es un tonto por tener esperanza, no importa lo que diga nadie, uno se siente feliz con lo que cree, ve, siente o piensa de este mundo, aquí nos tocó vivir, aquí estamos todos reunidos.

Al final de cuentas nadie tiene la verdad. No hay verdades absolutas, ni negro tiene la razón ni tampoco blanco la tiene. Blanco dice que anhela la nada, y que eso busca, sin embargo, tampoco puede asegurar que “la nada” es real o existe, ambos personajes son enigmáticos en su búsqueda de verdad, tienen fe en cosas distintas, ahí está la diferencia.

Negro cree en la vida que dios nos concedió, pienso que él es sincero y defiende ese punto, no es que se sienta cobarde ni mucho menos al argumentar su fidelidad a dios y que deje todo en manos de él. Yo creo que mi personaje toma lo que le interesa de un libro sagrado y de la fe misma, para ayudar a su prójimo a recapacitar sobre lo maravilloso que puede ser la vida. Negro siente que tiene una misión, sí, creo que el busca dar consuelo a aquel que lo necesita porque el ya paso por toda una serie de cosas que lo llevaron ahí, vivió lo peor.

Cuando Negro escucha las terribles palabras de Blanco, sucede el apocalipsis ciertamente, son palabras muy duras que nos llevan a pensar que nada vale la pena ya. Sin embargo, sin sentirme un hombre converso a la fe de cristo y cosas así, uno tiene que poner en la balanza el apocalipsis que vivimos y también la maravilla de la vida, si fuera el caso detonemos la bomba de hidrogeno y ya muramos todos y tan tan. Creo que Negro, aunque reclama a dios en alguna parte de la obra, seguirá aferrado a seguir su promesa y honrarlo, él lo cree y lo llevará a cabo hasta el final de sus días. Cada quien se pone en la cabeza lo que quiere, como dice mi personaje.

Es verdad, yo lo admiro, Negro es un gran tipo, podría abrazarlo y darle las gracias por la esperanza que me ofrece ante el panorama desastroso que evidentemente nos depara como seres humanos en este mundo. Tal pareciera que la bondad y el sentido de la vida esta extraviado en estas épocas, esa es nuestra muerte lenta, ese es el verdadero suicidio al que nos estamos enfrentando.

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¿Qué respuesta han tenido del público en estas funciones que llevan de temporada en “La Capilla?
Como toda obra, pasa de todo con el público. Sin embargo, hay una sorpresa muy grande cada que Negro o Blanco dan una respuesta a lo que se inquieren mutuamente. Alguien del público me dijo después de ver la obra: “¡Oye, que maravilla, esto es súper emocionante, fue como subir a una montaña rusa, por momentos me sentía arriba o abajo o a toda velocidad!” otros solo se fueron sin decir palabra, otros comentan que pensaron que se aburrirían durante las dos horas y les resultó muy enigmática la propuesta.

Rodolfo Guerrero, espléndido y profundo en este trabajo, agrega:

Me da gusto volver al origen. Actuar en teatro es otra cosa. Hacer teatro es un privilegio para nosotros los actores y nos gratifica de muchas formas. Justo, nos da sentido de vida, nos convoca como comunidad a vernos a los ojos, a redescubrirnos, a que juegue el espíritu humano.
Es un juego que nunca dejaremos de hacer. No importa que se acabe el mundo, no importa que la vida quizá no tenga sentido, hacer teatro es vivir la experiencia de la vida en plenitud.
Hacer cine y series es divertido, sí, nos ayuda de otras formas a todos, pero definitivamente el teatro es una fiesta de esas que te embriaga hasta perder el sentido y te hace reencontrarte con los otros presentes, sintiendo un placer enorme en conjunto, nos hace volver a sentirnos vivos cuando a veces ya nos sentimos demasiado muertos detrás de las pantallas, las redes, las máquinas y la tecnología, digo, no es lo mismo poner un like con corazoncito, a venir a aplaudir al teatro ¿No crees?

Hacer una obra como esta me llena de felicidad. Creo que el dramaturgo nos pone en las manos un texto apasionante, definitivamente es un reto, es un texto de ideas, dos visiones confrontadas de manera directa. Creo que hacer una obra de McCarthy es complejo. Su escritura es muy fuerte y clara con la novela, hacer esta obra de teatro no creo que le haya tomado un par de dias hacerlo, es todo un discurso lleno de matices que lo vuelve polémico: ¿Vale la pena vivir? ¿Dios existe? ¿Hay esperanza?

Creo que The Sunset limited o El Último Tren, es una dramaturgia profunda, un dilema de vida, un tren que a veces es difícil de alcanzar en su complejidad pues sus palabras nos hieren o nos empatizan pero de manera extraña que puede llegar a ser dolorosa. Lo maravilloso de todo es que él nos convoca sutilmente en una aparente conversación cotidiana a pensar sobre los sentidos de la vida, la verdad, lo real y todo aquello relacionado con dios o con eso que llaman la nada.
Su mundo es apocalíptico, sus palabras son dagas llenas de ironía y sarcasmo, es un tipo que lucha en su escritura, ninguna postura de sus personajes es más débil que la otra, ambas son legítimas y demoledoras.

Ambas son verdades llenas de espinas, de incredulidad, de crueldad, de bondad, pero también, y, sobre todo, de una belleza que nos derrota emotivamente con su mundo lleno de contradicciones.

McCarthy era una persona difícil, dura, definitivamente no creo que haya sido un hombre sencillo, su locura y sus preguntas sobre el mundo y los seres que lo habitan, no me hacen percibirlo como: “un paseo por el parque” como dice el personaje de Blanco.

EL ÚLTIMO TREN

Se presenta los domingos del 4 al 25 de Febrero 18:00 h | Teatro La Capilla | Madrid #13. Coyoacán. Ciudad de México. |Dramaturgia: Cormac McCarthy | Dirección: Luis Angel Gómez | Elenco: Rodolfo Guerrero y Rodrigo Vásquez | Créditos: Traducción: Gerardo Capetillo Pasos, Diseño de escenografía e iluminación: Bryan Guerrero, Diseño sonoro: Eduardo Villarreal, Diseño de vestuario: Brisa Alonso*, Asistencia de dirección: Beatriz Bermúdez, Asistencia de diseño sonoro: Jacques, Realización de escenografía: Antonio Solares, Carlos Moreno y Delina Solares, Pintura escénica: Javier Rodríguez, Diseño gráfico: Guillermo Serrano, Producción ejecutiva: Luis Angel Gómez, Beatriz Bermúdez y Gerardo Capetillo, Producción general: Gerardo Capetillo Pasos |

Duración: 120 minutos | Género: drama| Función apta para adultos.
https://www.teatrolacapilla.com/el-ultimo-tren/