Y si rompemos todo ¿Qué nos queda?

A propósito de la serie de Netflix que generó polémica Rompan Todo. Presentamos este artículo de #opinión sobre ¿cómo se ha escrito la historia del rock en México?

Y si rompemos todo ¿Qué nos queda?

 

Víctor Manuel Guerra García-ENAH

Mucho se habla de la serie de Netflix Rompan Todo que si omitieron nombres, que si existen escenas de rock que no son tomadas en cuenta, que si se habla del rock que ha construido el mundo mainstream de esta música. Sin embargo, viene a mi mente no el contenido de dicho trabajo, el cual merece un análisis completo y que en posteriores entregas haré de manera puntual, sino más bien se me presenta la interrogante más cercana que es detonada por este trabajo ¿cómo se ha escrito la historia del rock en México?

Existen una diversidad de trabajos que son resultado de intensas sesiones de rememoración o largas jornadas de búsqueda y clasificación de material, quienes asumen dicha empresa han sido en su mayoría los protagonistas del proceso mismo, su entusiasmo y la necesidad de contar su historia son el motor. Federico Arana realiza un ejercicio bien intencionado de plasmar su propuesta de Historia del rock mexicano, como músico de los Sinners y Naftalina deja entrever su experiencia en las páginas de Guaraches de ante azul, por su parte Jorge Velasco coordinó el libro Rock en salsa verde, donde recopila escritos acerca de las distintas etapas del rock en México, previamente había hecho una reflexión en torno a la música alternativa en El canto de la tribu, su quehacer como músico de Música y Contracultura y Betsy Pecanins se ve complementado con su propuesta editorial. Por otro lado, Rafael González Villegas, el inconfundible Sr. González de la Botellita de Jerez y los tres volúmenes de 60 años de rock mexicano, son una serie de fichas, a manera de catálogo, constituido por la descripción de los diversos grupos que han construido este proceso

Existen aquellos que cómo Federico Rubli Kaiser y su obra Estremécete y rueda: loco por el rock & roll buscan escribir acerca de este género sin ser propiamente músico, pero si melómano del ritmo y que se toman el tiempo de buscar entre recuerdos, periódicos y archivos una parcialidad de la verdad. Sin embargo, desde diversas áreas del ámbito académico también se han realizado esfuerzos de documentar esta música, quizás los ejemplos más reconocidos sean los de Violeta Torres Medina, Rock-eros en concreto historia del rocmex editado por el Instituto Nacional de Antropología (INAH), otro ejemplo es el trabajo acerca de la importante participación femenina en el proceso histórico del rock en México de Teresa Estrada y sus Sirenas al ataque. El ejercicio de Carmen de la Peza El rock mexicano: Un espacio en disputa es una reflexión del devenir del rock en los diferentes espacios de escucha y conflicto, mientras que los trabajos de Maritza Urteaga Castro Pozo de entre los que destaca Por los territorios del rock. Identidades juveniles y rock mexicano retratan a la juventud en su contexto, con una formación académica como historiador, pero además con una trayectoria de músico de rock José Luis Paredes Pacho publicó Rock mexicano. Sonidos de la calle.

Desde la autogestión también se escriben propuestas que, aunadas a estas aportaciones, conforman la historiografía de este género musical, trabajos como los de Merced Belén, Rock mexicano ahí la llevamos cantinfleando, que es una compilación de los grupos más significativos del proceso con su canción más representativa y una reseña de los intérpretes. Antonio Malacara por su lado publicó Catálogo subjetivo y segregacionista del rock mexicano donde hace un ejercicio de documentar los discos producidos del rock mexicano, escribiendo su ficha técnica, el ejercicio de David Cortés Arce y El otro rock mexicano nos habla de una escena siempre relegada a un sitio menos amplio, el rock progresivo.

Quizás dentro de la academia los investigadores en potencia tienen en sus teclados la posibilidad de aportar trabajos que ayuden a seguir construyendo este rompecabezas sonoro, los trabajos de Silvia Oliva Marcial, la música silenciada, mujeres rockeras de la Ciudad de México (1955-1964) que nos habla del papel que se les ha negado a las mujeres dentro del inicio del rock en México, en casos específicos de Gloria Ríos y las Mary Jets, por su parte Mario Aldair Arciaga, El rebelde sin causa y la prensa hace una revisión de la concepción del ser joven en la década de los 60 a través de la prensa y las canciones. Flor Vanessa Peña del Río escribió ¡Yo no soy un rebelde sin causa… ni tampoco un desenfrenado! Acerca de los cafés cantantes y por último el trabajo de maestría de Juan Carlos Encinas Rayón Mi genio es festivo, el asunto trágico que nos habla de la trayectoria de la Maldita Vecindad y los hijos del quinto patio.

Este último bloque son tesis de la UNAM y no dudo que existan aun más trabajos de investigación en universidades estatales, pero dicha labor de búsqueda será motivo de trabajos posteriores. Tenemos un amplio panorama del rock de nuestro país, pero que demuestra en sus diversas metodologías la heterogeneidad que existen en las interpretaciones y significaciones de un mismo fenómeno, no hay un solo rock mexicano, es más una construcción de una diversidad bastante amplia que refleja las diversas realidades de quienes lo ejecutan y de quienes los escuchamos. Si esto sucede en nuestro país ¿Qué podemos esperar de una región tan diversa como lo es Latinoamérica? quizás en este sentido Rompan todo no es la panacea de la historia del rock latinoamericano, pero puede ser un buen detonador de preguntas para construir la historia documentada del rock en nuestra región.