Cifra record de desplazados en el mundo suma 68.5 millones

Una persona desplazada cada dos segundos en el mundo. 85% de refugiados en países en vías de desarrollo. 25.4 millones de refugiados son palestinos

Regeneración, 12 de julio del 2018. El informe anual Tendencias Globales de ACNUR muestra que un promedio de una persona fue desplazado cada dos segundos en 2017, siendo los países en desarrollo los más afectados. Se trata de 68.5 millones de personas en todo el mundo.

El informe revela la precaria situación por la que viven los refugiados que incluyen refugiados internos, y refugiados que han tenido que huir a otros países.

El total de desplazados en el mundo suma la población entera de Tailandia.

De esta cifra, los refugiados representaron 25,4 millones. Esto es 2,9 millones más que en 2016, también el mayor aumento que ACNUR haya visto en un solo año.

El nuevo desplazamiento también está creciendo, con 16,2 millones de personas desplazadas durante 2017, ya sea por primera vez o repetidamente.

Eso es un promedio de una persona desplazada cada dos segundos.

Y abrumadoramente, son los países en desarrollo los más afectados.

La crisis en la República Democrática del Congo, la guerra en Sudán del Sur y la huida a Bangladesh de cientos de miles de refugiados rohingya desde Myanmar.

El número de solicitantes de asilo que esperan el resultado de sus solicitudes de asilo ha aumentado en aproximadamente 300.000, alcanzado los 3,1 millones, para fines de diciembre de 2017.

Las personas desplazadas dentro de su propio país representaron 40 millones del total, un poco menos que el 40,3 millones en 2016.

“Estamos en un punto de inflexión y para que la gestión del desplazamiento en el mundo tenga éxito es necesario un nuevo enfoque mucho más integral, que no deje solos a los países y a las comunidades frente a estas situaciones”, dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.

Los hallazgos en el informe Tendencias Globales desafían algunas de las percepciones sobre el desplazamiento forzado, en comparación con la realidad.

Entre ellos está la noción de que los desplazados del mundo se encuentran principalmente en países desarrollados.

Los datos demuestran lo contrario, pues el 85% de los refugiados se encuentra en países en desarrollo, muchos de los cuales son extremadamente pobres y apenas reciben ayuda para atender a estas personas.

Cuatro de cada cinco refugiados se queda en los países vecinos al suyo.

Los desplazamientos a gran escala más allá de las fronteras del país también son menos frecuentes de lo que podría pensarse con  68 millones de personas desplazadas en el mundo.

Casi dos tercios de quienes se ven forzados a huir son desplazados internos que no han salido de sus propios países.

De los 25,4 millones de refugiados, más de una quinta parte son palestinos bajo la protección de UNRWA.

Del resto, que se encuentra bajo el mandato de ACNUR,  dos tercios proceden de tan solo cinco países: Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar y Somalia. El fin del conflicto en cualquiera de estos países tendría un impacto muy significativo en el panorama mundial del desplazamiento.

De la misma forma que el número de países que provoca desplazamientos masivos es reducido, el número de países que acogen a un elevado número de refugiados es relativamente pequeño:

Turquía sigue siendo el país que más refugiados acoge en todo el mundo en términos absolutos, con una población de 3,5 millones de refugiados, principalmente sirios.

El Líbano por su parte, es el país que más refugiados acoge en relación a su población nacional. En total, el 63% de todos los refugiados bajo el mandato de ACNUR se encontraban en sólo 10 países.

Lamentablemente, las soluciones para abordar esta situación siguen  siendo escasas. Las guerras y conflictos continúan siendo las principales causas de desplazamientos, al tiempo que se han constatado pocos progresos para el restablecimiento de la paz.

Cerca de cinco millones de personas pudieron volver a sus hogares en 2017, siendo la gran mayoría desplazados internos, aunque muchos lo hacían bajo coacción o en condiciones precarias.

Fuente: ACNUR