Ocho de cada Diez, la película que pone rostro a las víctimas de la violencia

Ocho de cada diez, del director Sergio Umansky sigue a Citlali, una inmigrante sexoservidora, y a Aurelio, un hombre que busca justicia tras la desaparición de su hijo, la historia se abre paso entre el sistema de corrupción e impunidad para poner de manifiesto que el amor es lo único que puede concedernos la redención 

RegeneraciónMX.- La película Ocho de cada diez, del director mexicano Sergio Umasky, se muestra como la metáfora de miles de habitantes de la ciudad de México que se han visto atrapados en las garras de la injusticia, la corrupción y la violencia. 

La cinta sigue de cerca la historia de amor y redención entre Aurelio y Citlali. Aurelio es un hombre que ha perdido a su hijo ante los ojos omisos de las corporaciones policiacas. Citali, una mujer migrante digna, que no sabe leer, ni escribir, que se dedica a la prostitución luego de que logra escapar de un hombre que la había comprado y violentado. Ambos encuentran en el amor, la única forma de redención y esperanza dentro de un sistema que se pudre. 

En entrevista con RegeneraciónMX, el cinesta Sergio Umansky cuenta que la historia así como los personajes principales surgieron hace más de ocho años cuando comenzzó a realizar cerca de 500 entrevistas a personajes desconocidos que llegaban a su oficina, queriendo contar su historia, desaparciones, violencia, corrupción eran el común denominador.

“Ellos llegaron a mi oficina con la necesidad urgente de ser escuchados porque no tienen a nadie que los represente, que los pueda visibilizar. En el transcurso de las entrevistas algunos me fueron pareciendo más interesentantes que otros, pero al final sus historias, las de todos, están plasmadas en los personajes de Aurelio y Citlali, él pierde a un hijo y la policía no le hace caso y Citlali es el reflejo de un grupo de mujeres, muchas de las cuales habían sido víctimas de abuso, sexoservidoras… mi lado de escritor de ficción me hizo quitarles el nombre y convertirlas en una sola”, asegura Umansky.  

Y es que cuando la cinta se terminó de rodar, en 2018, México ocupaba los registros con los niveles más altos de violencia, julio de 2018 se convirtió en el mes con más homicidios dolosos, con una media de 2 mil 599, desde 1997, según el Secretariado Eejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

 Sin embargo, Umasnky explica que el tema sigue siendo una realidad vigente y una preocupación diaria para los habitantes de la capital. 

“Ocho de cada diez no apunta el dedo contra nadie directamente, nadie más que uno mismo. Lo que propone la película es que las personas podamos responsabilizarnos de nuestras vidas, en relación con la violencia me pareve que estamos inmersos en un sistema del que no veo la salida, la película la terminé hace más de tres años y el mundo ha cambiado en todo menos en la violencia, el tema sigue siendo igual de vigente que cuando la hicimos. 

“La película plantea que la justicia es un orden moral que tira fuera de nosotros, que existe por si misma con o sin los humanos, un concepto que constantemente tratamos de descubir, y que tomar la justicia en nuestras propias manos es algo riesgo porque la vida no es sencilla”, cuenta. 

De ese modo, Umasky planeta que en un sistema en donde todo esta corropido y transgredido, el amor funciona como una suerte de bálsamo capaz de curar las cicatrices del otro.