La Serpiente y el Tigre

Por Maricela Salas

RegeneraciónMx.- Era una serpiente de buena cuna. De esas acostumbradas a tenerlo todo sin el más mínimo esfuerzo. Un día, amaneció aburrida y quiso volverse dueña del mundo. Solo que tenía un problema. El tigre de Macuspana no dejaba de alborotar a todos.

Había logrado ser su gobernante y estaba consiguiendo cambiar algunas reglas impuestas en el pasado por la serpiente y sus aliados, convirtiendo el bosque, en un gran mercado: todo estaba a la venta. Su sueño era desaparecer a todas esas criaturas pobres y apestosas que vivían en los suburbios, porque no aportaban nada a su emporio. 

Ese asqueroso tigre les había devuelto sus casas, sus tierras, hasta su nombre. Los estaba empoderando y mostrándoles cuál era el camino de la libertad. Sus logros eran muchos y de beneficio para el bosque. 

En cuanto a su grupo, estaba siendo expuesto al escrutinio público, los negocios sucios salieron a la luz. Ahora los animalitos del bosque sabían quién era quién. 

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Para lograr sus fines, la serpiente necesitaba acabar de una vez por todas con el tigre, así que reunió a sus empleados de más alto rango, y los instó para que juntos, encontrarán una idea bomba, que acabara con ese gobierno. Pero como nunca habían tenido la necesidad de pensar, no tenían idea de cómo hacerlo. 

Un día, el nuevo gobierno emplazó al bosque para una consulta popular, donde votarían su permanencia o el término de su mandato. Ellos vieron la oportunidad para pedir que se fuera de una vez. 

Contrataron a cientos de monos, a quienes les dieron unos caracoles vacíos, para que el eco de sus gritos se escuchara más lejos y fuerte. Los citaron para una megamarcha. Se estaban jugando su futuro. Para ello, tendrían que dejar una huella inolvidable. El eslogan tenía que ser contundente y escuchado en todos los rincones del mundo. 

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Llegó el gran día, no fueron los caracoles. Solo los cien monos gritones, aun así, con valentía, gritaban sus consignas: Tigre, ¡cuando termines tu mandato, te vas! 

A la mañana siguiente, el de Macuspana, con una sonrisa les contestó desde el centro del Bosque: “Esto no me lo esperaba, gracias por su confianza, ahora, con más ahínco continuaré hasta el término de mi mandato”. 

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